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El Sueño Insuficiente Tiene Consecuencias Metabólicas Negativas

  • AUTOR : Penev P
  • TITULO ORIGINAL : Update on Energy Homeostasis and Insufficient Sleep
  • CITA : Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism 97(6):1792-1801, Jun 2012
  • MCIRO : Si bien el ejercicio físico y la disminución de la ingesta calórica son beneficiosos en individuos obesos, debe considerarse que el sueño insuficiente puede constituir un obstáculo para lograr la disminución ponderal y del riesgo metabólico.

Introducción y objetivos

Las características del sueño varían según numerosos factores como la edad, el origen étnico, la salud mental y el nivel socioeconómico. Las vías que regulan el sueño y permiten la adaptación del organismo a las circunstancias del entorno son las mismas que intervienen en la regulación de la alimentación y la locomoción. De acuerdo con los resultados de diferentes estudios, es necesario contar con 7 a 8 horas de sueño nocturno con el fin de optimizar el desempeño neuroconductual. No obstante, muchos individuos duermen menos de 6 horas. Esta restricción crónica del sueño es denominada síndrome de sueño insuficiente y constituye un factor potencial de riesgo para la salud. Por ejemplo, se halló una asociación entre el sueño insuficiente y la obesidad, especialmente en niños y adolescentes.

El nivel de adiposidad corporal está determinado por factores genéticos, ambientales, psicosociales y conductuales que interactúan en forma dinámica. El equilibrio energético puede lograrse y mantenerse ante diferentes niveles de adiposidad y de asociación entre el consumo y el gasto de energía. Si el entorno favorece la ingesta y el sedentarismo, el sistema de control de la homeostasis energética fijará el peso corporal en un nivel elevado y no saludable. Dada la asociación entre el sueño inadecuado y la obesidad, es posible que el sueño insuficiente influya sobre el nivel de adiposidad.

El equilibrio energético y el sueño tienen una relación recíproca. De acuerdo con lo hallado en estudios recientes, existe una relación entre la variación epidemiológica del sueño y un polimorfismo del gen que codifica una subunidad del canal de potasio sensible al ATP modulado por el metabolismo energético celular. Estos censores metabólicos pueden modificar la cantidad de sueño. Es decir, el sueño de los seres humanos se encuentra influenciado por el equilibrio energético y la disponibilidad de energía.

La presente actualización se llevó a cabo con el objetivo de evaluar si el nivel insuficiente de sueño puede modificar el equilibrio energético. Con este fin se evaluaron estudios cuyos resultados indicaron que el sueño inadecuado puede modificar conductas que afectan el equilibrio entre el consumo y el gasto de energía. En general, se postula que la disminución del sueño tiene un costo metabólico elevado que desencadena una serie de mecanismos adaptativos destinados a conservar la energía. Esta respuesta puede adaptarse en un entorno con bajo nivel de disponibilidad de alimentos. Por el contrario, en el entorno moderno se transforma en una respuesta de mala adaptación que favorece la sobreingesta y el sedentarismo. Además, la adaptación metabólica a la disminución del sueño puede afectar los resultados de los tratamientos destinados a reducir el riesgo metabólico mediante la disminución de la ingesta y el aumento del gasto energético.

Riesgo de obesidad y disminución del sueño

El gasto energético humano se vincula con el índice metabólico basal en condiciones de reposo, con el efecto térmico del alimento, definido como el costo energético que implica la asimilación de éste y con el gasto de energía generado por las actividades. El gasto de energía durante el sueño es mínimo. La disminución de la cantidad de sueño aumenta el gasto total de energía. No obstante, la relación entre el sueño y la homeostasis energética es más compleja.

El ser humano posee un sistema defensivo que se activa cuando el gasto de energía supera el consumo de alimento y amenaza la pérdida de las reservas energéticas. En estos casos se ponen en marcha mecanismos neuroendocrinos, conductuales y metabólicos que impiden la disminución ponderal y, en consecuencia, crean una situación propicia para el aumento de la masa grasa tanto en individuos delgados como en obesos. Lo antedicho permite suponer la afectación de los resultados de la aplicación de un plan de disminución ponderal en individuos con sueño insuficiente. Según lo hallado en un estudio, los individuos que duermen menos de lo necesario «defienden» en mayor medida su balance energético a pesar de realizar un plan nutricional para adelgazar. Este mecanismo metabólico, neuroendocrino y conductual incluye el aumento del apetito, la disminución de la concentración de hormonas anorexígenas, el aumento de la concentración de hormonas orexígenas y la disminución de la actividad simpática y del índice metabólico en reposo.

Sueño insuficiente y gasto de energía durante la actividad

El control del peso corporal y la adiposidad guardan relación con la actividad física. La información disponible sobre la relación entre la cantidad de sueño, la actividad física y el consumo de alimentos son heterogéneos. El autor del presente estudio propuso que la disminución del movimiento durante el día contribuye con la asociación entre el sueño insuficiente, la obesidad y la morbilidad metabólica. Esta hipótesis se evaluó en adultos sanos con antecedentes familiares de diabetes mellitus tipo 2 que residían en regiones urbanas. En comparación con los individuos que dormían más de 6 horas por día, los individuos con un nivel insuficiente de sueño presentaron un nivel de actividad diaria un 27% menor, realizaron menos actividad física y fueron más sedentarios.

Con el fin de evaluar si la disminución del sueño cumple un papel causal respecto de la disminución del nivel de actividad física, fueron analizados individuos no obesos con antecedentes familiares de diabetes tipo 2. Los participantes durmieron 5.5 y 8.5 horas por noche en semanas alternadas. Además, recibieron un plan nutricional destinado a controlar el peso y continuaron su rutina habitual de ejercitación. La disminución del sueño se asoció con la reducción del nivel de actividad diaria y de actividad física moderada a intensa y con el aumento del sedentarismo. La disminución de la actividad fue mayor entre los individuos que habitualmente se ejercitaban.

De acuerdo con los resultados obtenidos por otros autores, la disminución del sueño se asocia con la reducción del gasto de energía en reposo y durante la actividad que equivale a unas 250 kcal/día y aproximadamente a una hora de ejercitación. Esto es importante si se considera que para disminuir el aumento ponderal es recomendable realizar 60 minutos de actividad física por día. Puede concluirse que la disminución del sueño se asocia con la reducción de la cantidad e intensidad de la actividad física diaria y con el aumento del riesgo metabólico en individuos con predisposición a presentar obesidad.

Sueño insuficiente y consumo de energía

Según los primeros hallazgos obtenidos en hombres jóvenes, la disminución del sueño y la restricción de la ingesta calórica se asociaron con la reducción del nivel plasmático de leptina y con el aumento de la concentración de grelina en presencia de un nivel elevado de apetito. Estos y otros hallazgos indicaron que el sueño insuficiente desencadena señales hormonales que aumentan la ingesta y el peso corporal. Se sugiere que la disminución del nivel de leptina y el aumento del nivel de grelina ante la restricción del sueño se deben a la amplificación de la respuesta neuroendocrina humana ante la restricción calórica aguda. Es decir, los individuos con restricción del sueño «defienden» su balance energético ante la disminución del consumo de alimentos. Esta «defensa» impide la obtención de resultados satisfactorios ante la aplicación de un plan nutricional para bajar de peso, aunque es necesario contar con estudios adicionales que permitan obtener conclusiones definitivas al respecto.

En otros estudios se halló aumento del cociente respiratorio ante la restricción del sueño, lo cual indica que la disminución del sueño se asocia con el uso de un monto mayor de energía proveniente de los carbohidratos. También se informó la asociación entre el aumento del cociente respiratorio y el riesgo de aumento ponderal. El sueño insuficiente también se asoció con mayor nivel de utilización de hidratos de carbono en pacientes con sobrepeso. Esto podría estimular el apetito y el consumo de energía ante la disminución de la disponibilidad de glucosa, es decir, durante la noche y el período posprandial tardío. En coincidencia, en estudios epidemiológicos se halló una asociación entre el sueño insuficiente, los hábitos alimentarios irregulares y el consumo de alimentos entre comidas y en horario nocturno.

El sueño insuficiente aumenta la pérdida de masa magra en individuos con sobrepeso y obesidad que cumplen un plan alimentario hipocalórico. Esto parece relacionarse con el aumento del uso de proteínas para solventar las necesidades metabólicas de los tejidos que dependen de la glucosa y podría contribuir con el aumento del consumo de proteínas en individuos con un nivel insuficiente de sueño. El sueño insuficiente también parece aumentar el consumo de energía proveniente de las grasas y los carbohidratos debido al aumento de la exposición a estímulos ambientales que promueven la sobreingesta.

Cuestiones por estudiar

En general, los estudios disponibles sobre la asociación entre la disminución del sueño y la homeostasis energética son de observación, por lo que es necesario contar con estudios en los cuales se evalúen el sueño y los factores relacionados con éste de un modo objetivo. Es sabido que existen diferencias significativas entre la información aportada por los pacientes y los registros polisomnográficos, lo cual influye sobre las conclusiones obtenidas en los estudios. También deben evaluarse en forma precisa los factores emocionales como el malestar, la ansiedad y la depresión y su asociación con el patrón del sueño, la alimentación y otras conductas.

El insomnio primario se caracteriza por hiperactivación central, hiperactividad adrenal y simpática, aumento del metabolismo glucídico y del gasto energético en reposo. Este cuadro también debe considerarse al evaluar la asociación entre la disminución del sueño y la homeostasis energética. La apnea del sueño también representa un factor potencial de confusión respecto de la asociación entre la disminución del sueño y la obesidad. En este caso, puede observarse hipoxia recurrente, despertares frecuentes e hiperactividad nocturna asociada con los mecanismos de respuesta al estrés que tienen un costo metabólico elevado y ponen en juego mecanismos compensatorios destinados a ahorrar energía. De todos modos, no se cuenta con estudios suficientes efectuados en pacientes con apnea del sueño.

Entre las limitaciones de los estudios de deprivación del sueño realizados en laboratorios se destacan las diferencias interindividuales de respuesta a esta deprivación, la cantidad limitada de pacientes evaluados y el entorno artificial de estudio. Además, en muchos estudios se aplican condiciones de restricción calórica que pueden afectar las consecuencias metabólicas del sueño insuficiente, lo cual dificulta la interpretación de los resultados. Por último, se enfatiza en la necesidad de contar con estudios de duración prolongada que permitan apreciar las consecuencias de la deprivación del sueño a largo plazo.

Conclusión

Existe una relación entre el sueño y la homeostasis energética. La disminución del sueño se asoció con obesidad y morbilidad metabólica. Esto podría tener consecuencias significativas para la salud pública si se considera que la prevalencia de sueño insuficiente y los trastornos del sueño en la población general son elevados. Si bien el ejercicio físico y la disminución de la ingesta calórica son beneficiosos en individuos obesos, debe considerarse que el sueño insuficiente puede constituir un obstáculo para lograr la disminución ponderal y del riesgo metabólico. Se recomienda que los individuos con sobrepeso u obesidad, que desean disminuir la ingesta y aumentar la actividad física, reciban una estrategia terapéutica apropiada para mejorar las características del sueño.

Ref : CLMED.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica

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