Laboratorios Bagó > Bibliografías > Estudian la Modificación en la Concentración de Inmunoglobulinas en Relación con el Tratamiento con Drogas Antiepilépticas
Estudian la Modificación en la Concentración de Inmunoglobulinas en Relación con el Tratamiento con Drogas Antiepilépticas
- AUTOR : Ashrafi M, Hosseini S, Aghamohammadi A y colaboradores
- TITULO ORIGINAL : Effect of Anti-Epileptic Drugs on Serum Immunoglobulin Levels in Children
- CITA : Acta Neurologica Belgica 110(1):65-70, Mar 2010
- MICRO : Los fármacos antiepilépticos pueden asociarse con una reducción significativa de la concentración sérica de las inmunoglobulinas A y G. El trastorno parece ser más frecuente con la carbamazepina respecto del fenobarbital y del valproato de sodio.
Introducción
La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más comunes hasta los 16 años y una enfermedad frecuente en los niños con anormalidades en el desarrollo. Los pacientes con epilepsia, señalan los autores, presentan un mayor riesgo de muerte súbita y una mortalidad más elevada. En los últimos años, se ha avanzado notablemente en el diagnóstico y en el tratamiento de los trastornos epilépticos; de hecho, hoy en día, la mayoría de los enfermos con epilepsia de inicio en la niñez logra la remisión. El fenobarbital, la carbamazepina, el valproato de sodio y la fenitoína -además de los nuevos fármacos- son algunas de las opciones de terapia para estos pacientes.
Las drogas antiepilépticas (DAE) son muy eficaces en los niños con este trastorno. Sin embargo, algunas de ellas se asocian con efectos adversos, por ejemplo, con problemas del comportamiento y con modificaciones en los niveles séricos de las inmunoglobulinas (Ig). Diversos estudios han demostrado que el tratamiento con DAE puede asociarse con una reducción de la concentración sérica de las inmunoglobulinas. Específicamente, la fenitoína se vincula con una disminución de los niveles de la IgA. La carbamazepina y el valproato de sodio también se asocian con cambios en las respuestas inmunitarias celulares y humorales. Algunos trabajos también sugirieron que dichas modificaciones pueden incrementar el riesgo de infecciones recurrentes. En el presente estudio, los autores determinaron los niveles de la IgA, IgG e IgM en pacientes epilépticos respecto de controles sanos comparables en edad y sexo.
Pacientes y métodos
La investigación abarcó 71 enfermos con epilepsia, diagnosticada en función de criterios estandarizados clínicos y electroencefalográficos. Se excluyeron los pacientes tratados con fármacos inmunosupresores y los enfermos de menos de dos años. Los niños estaban tratados con carbamazepina, fenobarbital o valproato de sodio como monoterapia.
En cada participante se tomaron tres muestras de sangre: antes del inicio del tratamiento y a los tres y seis meses de la terapia; en todas las muestras se determinaron los niveles de las inmunoglobulinas mediante nefelometría. La deficiencia de IgA se definió ante una concentración sérica inferior a los 7 mg/dl en los pacientes de más de cuatro años; la concentración baja de las inmunoglobulinas se estableció cuando los niveles ajustados por edad estuvieron por debajo del percentilo cinco, respecto de la concentración en los controles sanos.
Resultados
La muestra de estudio abarcó 42 niños y 29 niñas de 2.5 a 16 años (mediana de ocho años). La mediana del período que transcurrió entre el primer episodio convulsivo y el comienzo de la terapia fue de 30 días. El 66.2% de los enfermos tenía convulsiones tónico-clónicas generalizadas; el resto presentaba convulsiones parciales, atónicas, mixtas o ausencia de convulsiones.
Los pacientes se clasificaron según la DAE utilizada: 33 recibían carbamazepina; 22 estaban tratados con valproato de sodio y 16 estaban medicados con fenobarbital. En todos los grupos farmacológicos, las convulsiones generalizadas fueron las más frecuentes. Entre los pacientes tratados con carbamazepina, las convulsiones parciales fueron el segundo tipo más habitual, mientras que en los enfermos que recibieron fenobarbital o valproato de sodio, las convulsiones atónicas fueron las más comunes, luego de las generalizadas.
Después de seis meses de tratamiento con DAE, 11 de los 71 pacientes (15.5%) presentaron un descenso de los niveles de al menos una de las inmunoglobulinas. El 24.2% de los 33 enfermos tratados con carbamazepina (n = 8 ) presentó una disminución significativa del nivel de por lo menos una inmunoglobulina (reducción de más de dos desviaciones estándar respecto de los valores en los niños sanos, comparables en edad). Se registró una disminución de la IgA en tres pacientes y de la IgG en otros cinco.
El 9% de los 22 enfermos tratados con valproato de sodio (n = 2) tuvo una disminución significativa de la concentración de la IgA sérica, sin cambios en las restantes inmunoglobulinas. Sólo un niño de nueve años tratado con fenobarbital presentó una disminución de la concentración de la IgG. La concentración sérica de las DAE, después de seis meses de terapia, estuvo en el espectro de la normalidad. La disminución de los niveles de las inmunoglobulinas no se asoció con cuadros infecciosos en ningún caso.
Discusión
La epilepsia es un trastorno cerebral que obedece a múltiples factores, genéticos y ambientales. Por su parte, se ha sugerido que el sistema inmunitario podría participar en ciertas formas de epilepsia, por ejemplo, en la encefalitis de Rasmussen, en el síndrome de Lennox-Gastaut y en el síndrome de Landau-Kleffner. Desde hace tiempo se sabe que las DAE pueden modificar los niveles de las inmunoglobulinas; en cambio, se conocen poco los efectos de los nuevos fármacos antiepilépticos sobre el sistema inmunitario. Algunos estudios han encontrado niveles anormales de una o más inmunoglobulinas en los pacientes con epilepsia; no obstante, los datos no han sido homogéneos, probablemente como consecuencia de las disparidades en las poblaciones analizadas, en la edad en el momento de inicio de la enfermedad y en el tratamiento.
Los posibles cambios en la concentración de las inmunoglobulinas en relación con las DAE merecen especial atención por las repercusiones clínicas; de hecho, algunos grupos sugirieron un aumento del riesgo de infecciones respiratorias.
Aunque la fenitoína es la droga más estudiada en este sentido, ya que se asocia con una deficiencia selectiva de IgA, otros fármacos podrían tener el mismo efecto. Las anormalidades inmunitarias podrían ser consecuencia de los efectos directos de la epilepsia sobre el sistema inmunitario o de las modificaciones asociadas con el tratamiento.
En el presente trabajo, se estudió de manera prospectiva a un grupo de niños con epilepsia, tratados con DAE. Los resultados indican que la carbamazepina, el valproato de sodio y el fenobarbital pueden modificar los niveles de IgA y de IgG. De hecho, seis meses después de comenzado el tratamiento, el 15.5% de los enfermos presentaron un descenso significativo en al menos un tipo de inmunoglobulina. El efecto fue más frecuente en los niños tratados con carbamazepina, tal como lo han sugerido los resultados de estudios previos. En esta investigación, el 9% de los enfermos tratados con carbamazepina y valproato (3 de 33 y 2 de 22, respectivamente) tuvo una disminución significativa de los niveles de la IgA. A diferencia de estudios previos en niños y adultos, en la presente investigación el 15% de los niños tratados con carbamazepina presentó una reducción considerable de la concentración de la IgG. Las diferencias podrían obedecer a la composición de las muestras de análisis y a su reducido tamaño, así como a la duración variable del tratamiento.
Existe poca información en relación con el efecto del ácido valproico sobre la concentración de las inmunoglobulinas; en el estudio actual, la deficiencia selectiva de IgA fue el único defecto que se observó en los niños que recibieron esta medicación.
El significado clínico de los niveles bajos de IgA sérica es controvertido, ya que el trastorno puede ser sintomático o asintomático. Se estima que alrededor de un tercio de los enfermos con deficiencia selectiva de IgA tiene infecciones respiratorias recurrentes, tal vez en asociación con los cambios en la secreción nasal y en la formación de IgA secretoria. Sin embargo, la mayoría de los pacientes no presenta síntomas específicos. Los niños evaluados en esta serie se mantuvieron asintomáticos durante el tratamiento. Los hallazgos avalan la necesidad de controlar este parámetro en los pacientes que reciben DAE, más aún si se tiene en cuenta que la deficiencia selectiva de IgA puede asociarse en ocasiones con una variedad de síntomas, concluyen los expertos.
Especialidad: Bibliografía - Neurología