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Estudian la Seguridad del Uso de Sustitutos del Azúcar

  • AUTOR : Tandel KR
  • TITULO ORIGINAL : Sugar Substitutes: Health Controversy over Perceived Benefits
  • CITA : Journal of Pharmacology and Pharmacotherapeutics 2(4):236-243, Oct-Dic 2011
  • MICRO : La mayoría de los estudios que evaluaron la seguridad y los efectos adversos de los sustitutos del azúcar tuvieron limitaciones, como haber demostrado los efectos en animales, tamaños pequeños de muestra, altas dosis, falta de significado estadístico, entre otras.

Introducción

En los últimos años se observó un aumento en la tendencia a lograr una salud, una silueta y un estado físico adecuados. El desequilibrio energético entre las calorías consumidas y las calorías gastadas debido a la urbanización, los estilos sedentarios de vida y el consumo excesivo de alimentos ricos en azúcar, con el aumento en el consumo de grasas, en particular las saturadas, está llevando a la población de la India a la obesidad, según la autora. Debido a que la obesidad es un factor primario subyacente a la diabetes tipo 2 y al aumento de la conciencia de la sociedad sobre la salud, la demanda de productos alimentarios que fortalezcan la salud o que sean reducidos en calorías ha aumentado.

Un sustituto del azúcar es un aditivo alimentario, natural o sintético, que duplica el efecto del azúcar sobre el sabor (es 200 veces más dulce, aproximadamente), pero que suele tener menor energía calórica. La industria de los alimentos y las bebidas cada vez reemplaza más el azúcar o el jarabe con sustitutos sintéticos (o edulcorantes artificiales) en una variedad de productos. El costo para la industria alimentaria de los edulcorantes artificiales representa apenas una fracción del costo de los edulcorantes naturales, a pesar de los márgenes de ganancia extremadamente altos de los fabricantes de los edulcorantes artificiales.

En los EE.UU., la Food and Drug Administration (FDA) regula estos productos como aditivos alimentarios. Hasta el momento la FDA no ha recibido ningún tipo de información científica que apoye un cambio en las conclusiones acerca de la seguridad de los cinco edulcorantes artificiales aprobados: sacarina, aspartamo, sucralosa, neotamo y acesulfame potásico.

Usos terapéuticos de los sustitutos del azúcar

Algunas personas eligen limitar la cantidad de calorías de los alimentos ingeridos mediante el reemplazo del azúcar o el jarabe del maíz con otros edulcorantes con poco o ningún contenido de azúcar para así poder consumir las mismas comidas, pero evitar el aumento de peso y otros problemas asociados.

Si bien algunos preparados líquidos son particularmente adecuados para los niños, muchos contienen sucrosa, que fomenta las caries dentales. A diferencia del azúcar, la microflora de la placa dentaria no fermenta los sustitutos, por lo cual muchos médicos recomiendan la prescripción de medicamentos libres de azúcar (con sustitutos de ésta).

Dado que los sujetos diabéticos tienen dificultades a la hora de regular su glucemia, la limitación de la ingesta de azúcar mediante edulcorantes artificiales les permite tener una dieta más variada. Si bien algunos sustitutos del azúcar liberan energía, también son metabolizados de forma más lenta.

Los individuos con hipoglucemia reactiva producen un exceso de insulina luego de absorber rápidamente la glucosa a la circulación sistémica, lo que provoca que la glucemia caiga por debajo del nivel necesario para la función fisiológica. De esta forma, como los pacientes diabéticos, deben evitar la ingesta de alimentos con alto contenido de azúcares, como el pan blanco, y suelen elegir los edulcorantes artificiales como alternativa.

Usos no terapéuticos de los sustitutos del azúcar

Por un lado, los estudios realizados con paneles de prueba del gusto demostraron que el sabor del aspartamo es muy similar al del azúcar, por lo cual se usa como sustituto en muchos alimentos. También posee la habilidad de aumentar y extender los sabores frutales, como cereza y naranja, en alimentos y bebidas. Por ejemplo, hace que el sabor del chicle sea dulce y de sabor más prolongado que aquel con azúcar. Muchas personas prefieren sustituir el azúcar blanco refinado por azúcares menos procesados, como jugos de fruta o jarabe de arce. Por otro lado, muchos sustitutos del azúcar son menos costosos que el azúcar.

Amenazas para la salud

Un estudio realizado en 2005 en una universidad de los EE.UU. demostró que el uso de bebidas dietéticas fue un marcador de aumento de peso y obesidad, en lugar de promover la pérdida de peso. Los sujetos que consumieron gaseosas dietéticas fueron más propensos a ganar peso que los que consumieron gaseosas endulzadas naturalmente. Los estudios en ratas demostraron de manera convincente que los edulcorantes artificiales causan aumento de peso y mayor adiposidad. Un sabor dulce induce una respuesta de la insulina, que hace que el azúcar se almacene en los tejidos. Como la glucemia no aumenta con los edulcorantes artificiales, hay hipoglucemia y mayor ingesta de alimentos.

Aspartamo

Este edulcorante, descubierto en 1965, se distingue del resto de los edulcorantes de bajas calorías en cuanto a que es descompuesto por el organismo a sus componentes: aminoácidos, ácido aspártico, fenilalanina y una cantidad pequeña de etanol, elementos que pueden encontrarse en otros alimentos. Su uso ha sido aprobado en algunos países, en productos como tabletas edulcorantes, bebidas suaves carbonatadas, yogur y golosinas.

Algunos estudios en animales demostraron que el aspartamo posee acción antipirética, analgésica y antiinflamatoria. Se ha propuesto que la interferencia con la actividad del factor reumatoideo alivia el dolor y la inmovilidad causada por la inflamación articular crónica.

Otro estudio valoró los efectos de una dosis única y alta de aspartamo en personas que decían ser sensibles a esta sustancia. Los resultados no demostraron diferencias en la frecuencia de cefalea, la presión arterial o la concentración de histamina en sangre entre los grupos experimentales y los controles. También, en otro trabajo que involucró sujetos diabéticos, se observó que los que formaron parte del grupo placebo tuvieron más reacciones que el grupo de aspartamo. Si bien un estudio confirmó la presencia de síntomas alérgicos, como urticaria y edema en individuos sensibles, la autora no comprende el mecanismo de la alergia, ya que ninguno de los componentes del aspartamo se considera capaz de desencadenarla. Se ha sugerido que el diketopiperazine o el formaldheído, ambos compuestos formados con la descomposición del aspartamo, podrían ser responsables de reacciones de hipersensibilidad retardada de tipo 4 o de una toxicidad similar a la del metanol. Sin embargo, se considera necesario realizar estudios más amplios que éstos, que incluyeron en total 7 participantes, y grupos de sujetos controles mejor definidos, para establecer este tipo de asociaciones.

Los experimentos posteriores demostraron que el aspartamo no tiene mayor tendencia a causar una reacción alérgica que el placebo. Los tres productos de descomposición de esta sustancia son todos tóxicos a altas dosis. La fenilalanina, aminoácido esencial necesario para el crecimiento normal y su mantenimiento, puede causar daño cerebral en altas concentraciones sostenidas en sangre. Según la autora, esto ha de tenerse en cuenta en el niño que nace de cada 20 000 con fenilcetonuria, una condición en la cual no se puede metabolizar este aminoácido, que se acumula y genera toxicidad cerebral. Esta enfermedad necesita una restricción importante de la ingesta de fenilalanina durante, al menos, los primeros 6 años de vida. De esta forma, el aspartamo no es adecuado para estas personas y debería tener un aviso al respecto en los productos de los cuales forma parte.

Esta sustancia presenta actividad proconvulsiva en modelos con animales usados para identificar los compuestos que afectan la incidencia de convulsiones. De manera similar, es posible que las dosis del edulcorante que causen aumento suficiente en la fenilalanina en el cerebro puedan aumentar la frecuencia de convulsiones en los seres humanos susceptibles, o permitir que sucedan en individuos vulnerables, pero sin episodios previos. Sin embargo, los estudios en seres humanos demostraron que no hubo diferencias en cuanto a este efecto adverso entre aspartamo y placebo. Un estudio de diseño cruzado concluyó que las personas con trastornos del estado de ánimo son particularmente sensibles a este edulcorante artificial y que habría que desalentar el uso en esta población.

Respecto del efecto carcinógeno, se ha propuesto en diversos estudios que el consumo de aspartamo se asocia con tumores cerebrales, cáncer de mama, leucemia y linfoma en modelos con animales. Sin embargo, la industria de los alimentos cuestionó estos resultados con el alegato de que los datos estaban falseados, mientras que la FDA adujo que sus científicos no pudieron evaluar los estudios porque sus investigadores se negaron a aportar los datos originales.

En 2009, los investigadores de la European Food Safety Authority no identificaron datos nuevos relacionados con la seguridad del aspartamo y sostienen que la información con la que se cuenta en la actualidad permite inferir que esta sustancia es segura en los niveles normales como edulcorante no nutritivo.

Sacarina

La sacarina fue descubierta hace más de un siglo y fue el primer edulcorante artificial, aparte del azúcar de plomo. Es 300 a 500 veces más dulce que el azúcar y se suele usar para mejorar el sabor de dentífricos, alimentos y bebidas dietéticas.

Un estudio en animales demostró que el consumo de productos que contienen esta sustancia puede llevar a mayor peso corporal y a la obesidad por interferencia con procesos homeostáticos y fisiológicos fundamentales. El temor a la sacarina surgió en los años sesenta, con un estudio que demostró que los altos niveles pueden causar cáncer de vejiga en las ratas de laboratorio. En 1977, Canadá prohibió esta sustancia a partir de los efectos adversos informados en animales.

En mayo de 2000, el Department of Health and Human Services de los EE.UU. quitó la sacarina de su lista de químicos carcinógenos y, más tarde en ese año, el Congreso decretó una ley que removió la etiqueta de advertencia que, según los autores, probablemente implicará el aumento del uso en gaseosas y otros alimentos, y una ligeramente mayor incidencia de cáncer.

Sucralosa

Descubierta por investigadores ingleses en 1976, la sucralosa es el único edulcorante no calórico derivado del azúcar y considerado libre de calorías. Es derivado de la sucrosa al reemplazar tres grupos hidroxilo con tres grupos cloro y 600 veces más dulce que el azúcar. Esta propiedad, sumada a la estabilidad que presenta con el calentamiento, hace que se use como sustituto del azúcar en prácticamente cualquier tipo de alimento (más de 4 000 productos). Es mínimamente absorbido por el cuerpo y en su mayoría se elimina del organismo sin modificar.

Las cuestiones relacionadas con la seguridad giran alrededor del concepto de que la sucralosa pertenece a un grupo de químicos llamados «cloruros», de los cuales algunos son tóxicos o carcinógenos; sin embargo, la presencia del cloruro en un compuesto orgánico no asegura la toxicidad. La forma en la que se metaboliza la sucralosa sugiere bajo riesgo de toxicidad. Se considera segura para todos los segmentos de la población, incluso en personas con problemas crónicos de salud, como la diabetes.

Acesulfamo K

El acesulfamo de potasio es un edulcorante no calórico con sabor dulce, claro y rápidamente perceptible. Tiene gran estabilidad a altas temperaturas y alta solubilidad. Fue aprobado en 1998 por la FDA para el uso en bebidas no alcohólicas y, en 2003, se permitió el uso general. Un cuerpo de científicos que asesora a la Organización Mundial de la Salud, el Joint Expert Committee on Food Additives (JECFA), revisó los datos disponibles sobre el acesulfamo K y sostuvo que es seguro.

Neotamo

El neotamo es un edulcorante no calórico derivado del dipéptido conformado por los aminoácidos ácido aspártico y fenilalanina, relacionado químicamente con el aspartamo, pero 40 veces más dulce (y 8 000 veces más dulce que el azúcar). A diferencia del aspartamo, el neotamo es mucho más estable, lo que permite su uso en alimentos cocidos. Se usa principalmente en alimentos de bajas calorías, pero también se puede utilizar como agente saborizante en otros productos. Si bien la FDA aprobó su uso en 2002, su empleo es relativamente infrecuente.

Estevia/rebaudiosida A

La estevia deriva de la planta sudamericana Stevia rebaudiana, usada durante siglos para endulzar bebidas y hacer té en Paraguay, de donde proviene. La rebaudiosida A es un compuesto presente en la planta que posee sabor dulce. Los glucósidos de esteviol cumplen con los criterios de pureza establecidos por el JECFA. Los estudios clínicos demostraron que no posee efectos sobre la presión arterial o la respuesta a la glucemia, lo que indica que el uso de estos edulcorantes en personas con diabetes es seguro. Los estudios recientes sobre la ingesta, el metabolismo y la toxicidad en seres humanos apoyan el uso de estevia como edulcorante. Algunos investigadores independientes concluyeron, a partir de los datos publicados, que estos edulcorantes son seguros para las personas de todas las edades en una ingesta diaria aceptable de 4 mg/kg de peso corporal (expresado como esteviol). La estevia tiene muy baja toxicidad aguda y no parece causar reacciones alérgicas asociadas.

Conclusiones

Los trabajos científicos de extensión demostraron la seguridad de los cinco edulcorantes de bajas calorías aprobados para el uso en alimentos en los EE.UU. y Europa (estevia, acesulfame K, aspartamo, neotamo, sacarina y sucralosa), cada uno con una ingesta diaria aceptable. La mayoría de los estudios que evaluó la seguridad y los efectos adversos de estas sustancias tuvieron limitaciones, tales como haber demostrado los efectos en animales, tamaños pequeños de muestra, altas dosis, falta de significado estadístico, entre otras. Se estudia intensamente la seguridad de los sustitutos del azúcar hasta que se publican cientos de trabajos y luego son aprobados por autoridades reguladoras, como la FDA o el JECFA, aunque algunos agentes se aprueban con etiquetas de advertencia.

La autora concluye que, sobre la base del análisis de la base de datos de historias de casos, hay individuos que informan un número de síntomas que los asocian con la ingesta de sustitutos del azúcar. Se confía en que la información de este trabajo ayude a orientar el diseño y el formato de cualquier estudio que se lleve a cabo para determinar la sensibilidad individual a estos agentes.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica

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