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Género y Medicinas: Una Perspectiva Internacional de la Salud Pública
- AUTOR : Baghdadi G
- TITULO ORIGINAL : Gender and Medicines: An International Public Health Perspective
- CITA : Journal of Women’s Health 14(1):82-86, Ene 2005
- MICRO : En los países de bajos recursos, el acceso a las nuevas medicinas no es equitativo entre hombres y mujeres.
Introducción
Integrar el punto de vista de género dentro de los programas de salud pública está reconocido como un prerrequisito para el desarrollo y la promoción de justicia social. Las organizaciones asistenciales han comenzado a tomar conciencia de que muchas intervenciones sanitarias, en apariencia ofrecidas a todos por igual, a veces benefician más a hombres que a mujeres, y que la categoría social, económica y política de estas últimas debilita su capacidad para proteger y promover su propia salud. En este artículo, la autora resume la información disponible en la literatura científica. Analiza las diferencias entre géneros en términos de posibilidad de acceso y utilización de fármacos en los países tanto de bajos como de altos recursos, y evalúa el modo en que las diferencias culturales y sociales pueden repercutir sobre la conducta femenina en su búsqueda de asistencia sanitaria. También brinda algunas recomendaciones a quienes tienen a cargo la elaboración de políticas sanitarias e identifica algunas brechas en las tareas de investigación.
Numerosos ensayos clínicos muestran diferencias en los efectos que algunos fármacos tienen sobre hombres y mujeres. Esos estudios analizan las diferencias desde una perspectiva biológica y fisiológica, por lo cual no se consideran en el presente artículo.
Definiciones de género y sexo
El término sexo alude a las características biológicas y fisiológicas que definen a hombres y mujeres, como las diferencias genitales y hormonales. Por su parte, el género se caracteriza por las funciones socialmente adquiridas, conductas, actividades y atributos que una determinada sociedad considera apropiados para sus hombre y mujeres.
Estas características del género pueden tener influencia sobre el acceso de hombres y mejeres a la educación, participación en el mercado laboral, división de tareas hogareñas y control sobre los ingresos. Estos papeles adjudicados al género y algunas relaciones desiguales causan patrones de exposición a los factores de riesgo diferentes y a menudo no equitativos; lo mismo es aplicable al acceso a la información, asistencia y servicios sanitarios.
Por lo tanto, el abordaje de la salud teniendo las diferencias entre géneros en perspectiva, contribuirá a mayores logros en su esfera y al diseño de intervenciones en salud pública adecuadas para la satisfacción de los requerimientos de hombres y mujeres en forma equitativa.
Desafío mundial en el área de las medicinas
Durante el último siglo se produjo un revolucionario progreso tecnológico en el área farmacológica, con la introducción de antibióticos, hipoglucemiantes, anticonceptivos, entre muchos otros. Estos descubrimientos llevaron a una significativa disminución de la mortalidad con un incremento proporcional de la expectativa de vida. Lamentablemente, el acceso a los fármacos y su utilización no son equitativos en el mundo; en los países más pobres, la neumonía, el sarampión, la diarrea y otros importantes problemas de salud para los cuales existe una medicación efectiva, todavía son causa de muerte.
Entre 1985 y 1999, el porcentaje de producción y consumo farmacológico se incrementó en los países de altos recursos pero disminuyó en los países pobres, a pesar del aumento de su población. La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que, como consecuencia de lo expuesto, el 15% de la población del mundo consume el 91% de la producción farmacológica mundial.
En los países más pobres, la mayoría de la población a veces no puede costear la medicación, o ésta no está disponible en los servicios de asistencia sanitaria. Aun cuando los pacientes pueden adquirir los fármacos requeridos, a menudo éstos son de baja calidad, inseguros, o son utilizados de un modo irracional.
Brechas en la ecuanimidad entre géneros en el área de las medicinas
Algunos estudios llevados a cabo en países en vías de desarrollo revelan que las barreras para el acceso a los servicios sanitarios y a la medicación son mayores para mujeres que para hombres, debido a factores sociales y culturales. Por otra parte, las investigaciones realizadas en países desarrollados muestran que el consumo farmacológico es mayor entre las mujeres, aunque las razones no son analizadas ni explicadas.
En los países más pobres, aun cuando la mujer tiene un papel central en la protección sanitaria de la familia, no siempre es ella la que controla el ingreso económico, por lo cual puede no tener injerencia en decisiones respecto de la consulta médica o adquisición de fármacos. Debe solicitar permiso a su esposo u otro miembro masculino de la familia. Algunas contingencias geográficas, como largas distancias o costos de trasporte, también la colocan en una posición de desventaja. Como resultado, la mujer a veces no busca asistencia profesional hasta que su salud está seriamente comprometida. La autora también hace mención a los países asiáticos, donde en la mayoría de los casos los niños son preferidos a las niñas en lo que a atención médica se refiere.
No existe información concluyente en cuanto a si estos obstáculos implican un menor consumo farmacológico por parte de la mujer, pero la evidencia disponible así parece indicarlo. Otro obstáculo remarcable es el menor índice de instrucción de la mujer, que limita su acceso a la información. En tal sentido, algunos estudios refieren que durante la consulta, la información se proporciona al hombre que acompaña a la mujer más que a la paciente misma. O, en caso de presentarse sola, las respuestas que se le brindan son en general más cortas que las proporcionadas a los pacientes masculinos. Finalmente, existen ámbitos en los cuales razones culturales impiden que la mujer sea examinada por un médico.
Por el contrario, en los países de altos recursos, la mujer muestra un mayor consumo de fármacos que el hombre, aun después de la edad reproductiva. Los estudios realizados en algunos países de América del Norte, Europa y Australia, demuestran que el consumo de medicinas por parte de la mujer es siempre mayor que el del hombre. Esto es particularmente notable con respecto a los medicamentos para la obesidad y supresión del apetito, migraña, reumatismo, y para las hormonas y psicofármacos. La medicación antihipertensiva y para enfermedades respiratorias es consumida en iguales proporciones por hombres y mujeres. Solo los fármacos antialérgicos y cardíacos presentan un patrón de consumo incrementado en el hombre.
Estas cifras podrían representar diferencias epidemiológicas entre hombres y mujeres, pero también podrían ser explicadas por papeles sociales fijos, por diferencias entre los géneros en su percepción del bienestar y la salud, en su propensión a la consulta profesional, o por diferencias en el patrón de prescripción de algunos profesionales.
La epidemia de sida y el factor género
El sida es la epidemia más difundida que ha padecido la humanidad. A diferencia de lo que sucedía cuando apareció, ahora se observa una «feminización» de la pandemia. Aproximadamente el 50% de la población mundial afectada corresponde al sexo femenino; en Africa, esta proporción alcanza al 60%. Algunos estudios revelan que la mujer no sólo tiene una mayor susceptibilidad física que el hombre a la infección por HIV, sino que la falta de ecuanimidad entre géneros -especialmente en lo que respecta a reglas y tradiciones que caracterizan las relaciones sexuales entre el hombre y la mujer- tiene un papel preponderante. Es así que para muchas mujeres, el patrón de comportamiento sexual de su pareja es el factor de riesgo más importante para la infección por HIV.
Además, la mujer en general duda en cuanto a la realización de un examen para HIV o no concurre a buscar los resultados porque teme que la certeza de un estado HIV positivo pueda resultar en violencia física, expulsión del hogar u ostracismo social. Asimismo, muchas veces no se brinda a la mujer un acceso a las opciones terapéuticas oportuno y equitativo.
De este modo, la epidemia de sida tiene consecuencias desproporcionadas en la mujer. Cuando un hogar o una comunidad se ven afectados por la enfermedad o la muerte, las mujeres y las niñas son las más afectadas, en tanto que muchas de ellas discontinúan su educación para cuidar a sus padres enfermos, atender las tareas hogareñas o cuidar a sus hermanos menores.
Repercusiones en política sanitaria y necesidad de investigación
Para subsanar esta falta de ecuanimidad entre hombres y mujeres, es esencial que los distintos países introduzcan una perspectiva de las diferencias entre géneros en sus políticas de salud, para que los fármacos sean accesibles tanto para hombres como para mujeres. Las políticas nacionales deberían asegurar que los requerimientos masculinos y femeninos sean satisfechos en forma idéntica, facilitar el acceso a la salud de la mujer, promover el papel de ésta como protectora de la salud hogareña y comunitaria, y brindar la educación necesaria y los medios para asegurar a la mujer el acceso a la medicación adecuada y su uso racional.
Existen informes de que alrededor de 2 mil millones de personas carecen de un acceso normal a la medicación esencial, pero, ¿cuántos son hombres y cuántas mujeres? Dado que la epidemia de HIV afecta a hombres y mujeres de un modo tan distinto, es esencial que los programas para el acceso al tratamiento del sida sean sensibles a estas diferencias entre géneros. De igual modo, los profesionales de la salud deberían adoptar una conducta sensible a las diferencias.
La autora llama la atención sobre el hecho de que en los países de mayores recursos, el empleo excesivo de fármacos contra la obesidad y supresores del apetito entre las mujeres indica presiones sociales con respecto a la apariencia física.
Análisis
Para comprender en profundidad las repercusiones de las diferencias en el género sobre la accesibilidad y uso de medicinas, e introducir una perspectiva en consecuencia en las políticas de salud, se necesitan estudios sociales y datos estadísticos. Los datos estadísticos aportarán la evidencia de tales diferencias, y los estudios sociales brindarán una explicación. Esto asistirá a quienes desarrollan las políticas sanitarias en su comprensión de las desigualdades y en la adopción de medidas para asegurar un acceso ecuánime para todos.
Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica