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Importancia del Sueño en Niños con Trastorno del Desarrollo de la Coordinación

  • AUTOR : Barnett A, Wiggs L
  • TITULO ORIGINAL : Sleep Behaviour in Children with Developmental Co-ordination Disorder
  • CITA : Child: Care, Health and Development 38(3):403-411, May 2012
  • MICRO : El trastorno del desarrollo de la coordinación se caracteriza por un nivel significativo de dificultad para desarrollar habilidades motoras en ausencia de un daño neurológico o sensorial evidente. Como resultado se observan dificultades para la realización de movimientos cotidianos.

Introducción y objetivos

Según los resultados de un estudio reciente realizado en el Reino Unido, la prevalencia del trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC) es del 2%. Esta enfermedad se caracteriza por un nivel significativo de dificultad para desarrollar habilidades motoras en ausencia de un daño neurológico o sensorial evidente. Como resultado, los niños con TDC encuentran dificultosa la realización de movimientos cotidianos que requieren manipulación fina, coordinación, equilibrio y agilidad. En general, el diagnóstico de TDC tiene lugar durante los primeros años de escolaridad y la afectación puede persistir durante la vida adulta. Además, es frecuente la comorbilidad con otro trastorno del desarrollo como la dislexia o el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

El TDC puede provocar disfunción académica y problemas psicosociales, como disminución de la autoestima, disfunción interpersonal y ansiedad, que generan un nivel de preocupación aún mayor que la disfunción motora. Por lo tanto, comprender la etiología y los factores que favorecen el mantenimiento de estos problemas es importante. Si bien se sugirió que la aparición de los problemas conductuales y emocionales se debe a los trastornos motores que genera el TDC, también es posible que no exista una asociación directa entre la disfunción motora y estos problemas.

El patrón de sueño de los niños es un área interesante de investigación. Según lo hallado, los trastornos del sueño se asocian con déficit cognitivo, académico y conductual y con depresión e irritabilidad. En niños con TDC resulta interesante la relación entre el sueño y el aprendizaje motor. Además, los problemas del sueño en niños tienen consecuencias negativas sobre la familia. De acuerdo con los resultados de un estudio realizado en 2001, los niños con trastornos clínicos, psiquiátricos y del desarrollo tienen índices elevados de trastornos del sueño. Hasta el momento no se cuenta con estudios que permitan conocer las características y la frecuencia de los trastornos del sueño en pacientes con TDC, aunque aquéllos pueden contribuir con la disfunción educativa, socioemocional y motora. De hecho, la mejoría del sueño puede asociarse con mejoría clínica y tener consecuencias positivas tanto para los pacientes con TDC como para sus familias.

El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar la información aportada por los padres de los niños con TDC sobre las características del sueño y sus trastornos. Esta información se comparó con lo referido por los padres de un grupo de niños sanos.

Pacientes y métodos

Se conformaron dos grupos, uno de niños con TDC y otro de niños sanos que integraron el grupo control. Cada grupo estuvo compuesto por 16 niños caucásicos, de 8 a 12 años. El grupo con TDC fue evaluado de acuerdo con los criterios incluidos en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) con el fin de corroborar el diagnóstico. Ninguno de los niños presentaba trastornos intelectuales o neurológicos que afectaran el control y la coordinación motora. No obstante, los padres de 6 niños con TDC refirieron comorbilidad con la dislexia, TDAH, conductas del espectro autista y epilepsia. El grupo control estuvo integrado por niños que obtuvieron resultados conformes a la norma para su edad. En este caso, ninguno de los padres refirió problemas motores, intelectuales y clínicos en los niños.

Los padres de los participantes completaron el Children’s Sleep Habits Questionnaire (CSHQ) con el objetivo de detectar problemas del sueño. También se utilizó la Movement ABC-2 Checklist para identificar a los niños con trastornos del movimiento. Finalmente, se recavó información demográfica y clínica para conocer la edad, el sexo, el tratamiento farmacológico que recibían los niños y la presencia de enfermedades clínicas y de trastornos del sueño o del desarrollo.

Resultados

La media de edad de los pacientes con TDC y de los integrantes del grupo control fue 10.2 y 10.4 años, respectivamente. No se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto a la edad, el tiempo de sueño y el período de vigilia durante la noche. El puntaje total correspondiente a los trastornos del sueño fue significativamente superior entre los niños con TDC en comparación con el grupo control. Este hallazgo se correspondió con un nivel significativamente superior de resistencia a la hora de dormir, parasomnias y somnolencia durante el día. En cambio, los grupos no difirieron significativamente en términos de inicio del sueño, su duración, ansiedad relacionada con el sueño, despertares nocturnos y problemas respiratorios relacionados con el sueño.

La evaluación detallada de las parasomnias permitió apreciar que los pacientes con TDC presentaban una frecuencia especialmente elevada de agitación. Además, todos los niños con TDC, excepto 1, presentaban algún tipo de parasomnia con una frecuencia mínima de dos veces por semana. Por último, se evaluó la asociación entre el sueño y la gravedad de los trastornos del movimiento. Los resultados obtenidos indicaron una correlación positiva y significativa entre el puntaje de la Movement ABC-2 Checklist y el resultado del CSHQ correspondiente a la ansiedad y a la deambulación nocturna.

Discusión

De acuerdo con los resultados obtenidos, los niños con TDC tienen un nivel mayor de problemas del sueño en comparación con aquellos sin esta enfermedad. El puntaje del CSHQ indicó que estos problemas fueron significativos desde el punto de vista clínico. Además, un tercio de los pacientes con TDC presentaba comorbilidad con otro trastorno, lo cual coincide con la información obtenida en diferentes estudios. De todos modos, no se hallaron diferencias en términos de trastornos del sueño según la presencia o la ausencia de comorbilidades.

En la mayoría de los pacientes con trastornos del desarrollo se observan problemas relacionados con el sueño. Esto también tuvo lugar en el grupo de niños con TDC evaluados en el presente estudio, aunque los cuadros más prominentes se relacionaron con el momento de ir a dormir, con las parasomnias y con la somnolencia diurna. En cambio, no se observaron síntomas indicativos de trastornos respiratorios o ansiedad vinculados con el sueño. Los autores sugieren que el sueño de los niños con TDC es atípico pero no se asocia con una afectación cuantitativa; en cambio, existe una afectación cualitativa que consiste en la presencia de parasomnias. Es posible que la somnolencia diurna referida por los padres de los niños con TDC se vincule con la fatiga generada por el nivel de esfuerzo y la concentración que demanda la realización de actividades cotidianas en presencia de TDC.

Si bien los pacientes con TDC presentaron diferentes tipos de parasomnias, la inquietud durante el sueño fue especialmente frecuente. Este signo también se describió en pacientes con otros trastornos del desarrollo y en la mayoría de los casos es un indicador de alteración del sueño. Por ejemplo, en pacientes con TDAH se hallaron índices elevados de actividad motora durante la noche. Asimismo, la inquietud motora durante la noche puede ser una manifestación clínica de un trastorno del sueño subyacente, como el síndrome de piernas inquietas o la apnea obstructiva del sueño. De acuerdo con lo antedicho, es necesario contar con estudios que permitan conocer la causa de la inquietud motora nocturna observada en pacientes con TDC.

La resistencia a la hora de dormir puede asociarse con trastornos del sueño si su inicio es retrasado de manera significativa, aunque esto no se observó en el presente estudio. Otra consecuencia negativa potencial de la resistencia a la hora de dormir es la afectación familiar asociada con el estrés que genera el período previo a la conciliación del sueño. Este tipo de problema puede vincularse con ansiedad o con trastornos conductuales. Se halló una correlación positiva entre los resultados de la Movement ABC-2 Checklist y los resultados del CSHQ correspondientes a la ansiedad y a la deambulación nocturna. En consecuencia, los autores propusieron que tanto la ansiedad vinculada con el sueño como la deambulación nocturna son más problemáticas en niños con trastornos del movimiento. Esto debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar los trastornos del sueño en este tipo de pacientes. Por último, los autores proponen que, en niños con TDC, los trastornos del sueño podrían favorecer la aparición o el mantenimiento de trastornos socioemocionales.

Entre las limitaciones del presente estudio, los autores mencionan que se incluyó una población escasa y homogénea en cuanto a la edad. En segundo lugar, las herramientas empleadas no permitieron una evaluación diagnóstica exhaustiva. Asimismo, la información sobre las características del sueño fue aportada por los padres en forma exclusiva. Es posible que la aplicación de herramientas de evaluación más detalladas y fidedignas permita obtener información adicional de importancia.

Conclusión

Los niños con TDC presentan con frecuencia trastornos del sueño; en consecuencia, resulta importante su detección sistemática al evaluar esta población. Esto permitirá derivar a la familia en forma oportuna con el objetivo de obtener una evaluación más exhaustiva y un tratamiento apropiado.

Ref : PEDIAT, NEURO.

Especialidad: Bibliografía - Neurología - Pediatría

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