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Influencia del Tratamiento Estimulante en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad sobre los Trastorno por Uso de Sustancias

  • TITULO : Influencia del Tratamiento Estimulante en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad sobre los Trastorno por Uso de Sustancias
  • AUTOR : Barkley R, Fischer M, Fletcher K y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Does the Treatment of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder With Stimulants Contribute to Drug Use/Abuse? A 13-Year Prospective Study
  • CITA : Pediatrics 111(1): 97-109, Ene 2003
  • MICRO :  Estudio prospectivo de 13 años sobre la asociación entre el tratamiento con estimulantes para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y el desarrollo de un trastorno por uso de sustancias.

Introducción

Los niños diagnosticados con trastorno por hiperactividad y déficit de atención (TDAH) muestran niveles inadecuados de hiperactividad, impulsividad, y falta de atención, que inicia en general a mediados de la escuela primaria. Durante su crecimiento, los niños con TDAH tienen más riesgo de manifestar problemas de aprendizaje, deterioro de las relaciones sociales y diversos trastornos psiquiátricos, incluyendo trastornos de conducta (TC) y trastorno por uso de sustancias. Uno de los tratamientos más efectivos y generalizados para el TDAH es la farmacoterapia estimulante, que con frecuencia propicia una reducción marcada en el comportamiento hiperactivo, impulsivo, desatento y socialmente agresivo mientras que aumenta el nivel de atención, mejora el tiempo de reacción, la persistencia en las tareas, la productividad laboral, la memoria de trabajo, la escritura y la coordinación fina, y la velocidad motora en general. A pesar de que su perfil de efectos adversos es relativamente benigno, existe la idea entre los profesionales de la salud de que dar estimulantes a los niños los predispone a un mayor uso de drogas y al abuso de sustancias como adolescentes y adultos. De todas maneras, las pruebas hasta la fecha sobre los riesgos reales del abuso de sustancias entre los niños con TDAH tratados con estimulantes son escasas.

El presente estudio longitudinal de 13 años de duración examina el efecto del tratamiento estimulante en la niñez sobre el uso, abuso y la dependencia de sustancias en la edad adulta. Este estudio también evalúa la influencia de la gravedad de los síntomas de TDAH y de los TC sobre el uso de sustancias y riesgo de trastornos de abuso y dependencia en la edad adulta.

Materiales y Métodos

La población para el estudio se compuso de un grupo de pacientes diagnosticados como hiperactivos en la infancia, evaluados en 3 ocasiones (en 1979, 1987 y entre 19+92-96). Los criterios de inclusión en la infancia fueron: tener un CI superior a 80, no poseer anormalidades importantes sensoriales o motoras, ser hijos biológicos de sus padres, o haber sido adoptados a temprana edad. Para el diagnóstico de hiperactividad y para ser elegibles para el proyecto, estos niños debían tener puntuaciones en el Hyperactivity Index of the Revised Conners Parent Rating Scale y el WerryWeiss-Peters Activity Rating Scale con 2 o más desviaciones estándar por encima de la media de la misma edad y sexo; tener puntuaciones en el Home Situations Questionnaire indicando problemas conductuales significativos en al menos 6 de las 14 situaciones problemáticas; tener quejas de los padres o maestros sobre dificultades en sostener la atención, problemas con el control de impulsos y nivel de actividad excesivo; haber desarrollado sus problemas de comportamiento antes de los 6 años de edad; haber tenido sus problemas de conducta durante al menos 12 meses; y no tener diagnóstico de autismo, psicosis, trastorno del pensamiento, epilepsia, daño cerebral grave o retraso mental.

Los participantes fueron evaluados nuevamente en la adolescencia (media: 15 años) y en la adultez temprana (media: 21 años). En el seguimiento de la adolescencia se entrevistó a los padres sobre trastornos de conducta de su hijo, antecedentes psiquiátricos y de tratamientos farmacológicos, antecedentes de conductas antisociales y consumo de drogas ilícitas, y antecedentes escolares. A los adolescentes se les realizó también una entrevista psicológica, que incluyó la información sobre el uso de drogas ilícitas. En la evaluación realizada a los adultos jóvenes, se les realizó una entrevista psicológica, se los examinó sobre trastornos psiquiátricos, antecedentes de tratamientos, antecedentes de funcionamiento adaptativo en sus actividades principales (educación, ocupación, salidas, actividad sexual, etc.), y antecedentes de conductas antisociales y consumo de sustancias. También se recogió información de los padres sobre los síntomas actuales de TDAH.

En el seguimiento de la adolescencia también se entrevistó a los padres sobre los tipos de medicamentos estimulantes que sus hijos habían recibido y la duración de dicho tratamiento. En total, de los 119 niños hiperactivos, 98 habían recibido estimulantes y 21, no. La duración total de uso de estimulantes para los niños tratados fue de 40.2 meses con un intervalo de hasta 156 meses. En el seguimiento de adultos jóvenes, el 32% del grupo hiperactivo informó ser tratado con estimulantes. La duración del tratamiento estimulante informada fue de 26.6meses en promedio.

Para medir los síntomas de TDAH y los problemas de conducta en la infancia se utilizaron las siguientes evaluaciones completadas por los padres de los participantes: la Conners Parent Rating Scale Revised (CPRS-R), el Conduct Problems factor (12 ítems), y la Werry-Weiss-Peters Activity Rating Scale.

Los padres fueron entrevistados sobre el TDAH y los trastornos de conducta de su hijo adolescente con una entrevista estructurada en base a criterios DSM-III-R. Padres y adolescentes también fueron entrevistados por separado sobre el uso de alguno de las siguientes sustancias: cigarrillos, alcohol, marihuana, hachís, cocaína, heroína, alucinógenos, estimulantes, sedantes y tranquilizantes.

Los participantes fueron entrevistados acerca de la frecuencia con la que habían participado en actividades antisociales. Diez de estas actividades correspondieron a ítems sobre trastorno de conducta del DSM-III-R. El 27% del grupo hiperactivo cumplió criterios para trastorno de conducta.

En la adultez temprana, se les preguntó también a los padres sobre los síntomas de TDAH de sus hijos, y como resultado, el 58% de los participantes cumplieron los criterios para TDAH adulto.

La entrevista clínica estructurada para los trastornos del DSM-III-R ofrece una entrevista que cubre los criterios de diagnóstico para trastornos del ánimo (depresión mayor, manía, distimia), síntomas psicóticos y asociados, trastornos de uso de sustancias psicoactivas, trastornos de ansiedad, trastornos somatomorfos, trastornos de la alimentación y trastornos adaptativos. Para este estudio se utilizaron solamente los resultados para los trastornos de uso de sustancias psicoactivas.

Todos los participantes fueron entrevistados en el seguimiento de adultos jóvenes en cuanto a su frecuencia de consumo de alcohol y drogas ilícitas. Específicamente, los participantes fueron entrevistados acerca del consumo de alcohol en una semana típica, el número de veces que se habían intoxicado con alcohol en los últimos 3 meses y el número de veces habían utilizado drogas ilícitas durante el mismo período. También se les preguntó sobre la frecuencia de consumo de otras sustancias como marihuana, cocaína, LSD, estimulantes, narcóticos, sedantes y otras drogas.

Resultados

Los pacientes con TDAH fueron divididos en dos grupos de acuerdo a si habían recibido o no tratamiento estimulante. Ambos grupos no difirieron significativamente en la frecuencia de haber probado cigarrillos, marihuana, alcohol, hachís, o estimulantes, sedantes y tranquilizantes sin prescripción médica. Tampoco mostraron diferencias significativas en relación al uso de sustancias, con excepción del consumo de cocaína que se encontraba levemente aumentado en el grupo que había recibido tratamiento estimulante. Luego de analizar la información teniendo en cuenta los síntomas de TDAH y de trastornos de conducta en estos pacientes como covariables, el efecto del tratamiento estimulante sobre el posterior consumo resultó ser insignificante, y en cambio, se encontró una asociación entre la magnitud de síntomas de trastornos de conducta y la frecuencia de uso de cocaína.

No se encontraron tampoco diferencias en la incidencia de trastorno por abuso de sustancias específicas, excepto para el abuso de alucinógenos, en cuyo caso el tratamiento con estimulantes durante más de un año mostró cierto efecto protector.

Conclusiones

El estudio realizado no encontró pruebas consistentes de que el tratamiento estimulante en la infancia o durante la escuela secundaria se asocie a un aumento del riesgo para el trastorno por uso de sustancias en la adolescencia o en la adultez, ni tampoco el abuso o dependencia. Los autores consideran que el mayor riesgo para el uso de cocaína en la edad adulta entre los niños o adolescentes que habían sido tratados con estimulantes en el estudio se explica en gran medida por la gravedad de los síntomas de trastornos de conducta, un factor de riesgo ya establecido para el uso de sustancias y el abuso entre los pacientes con TDAH. De hecho, tratamiento estimulante durante 1 año o más en la infancia pudo haber contribuido como factor protector para el riesgo de desarrollar un trastorno por abuso de alucinógenos en la edad adulta. Los autores sostienen que los resultados de este estudio indican que los profesionales de la salud no deberían temer que al utilizar un tratamiento estimulante en pacientes niños con TDAH se los predispondrá al uso, dependencia o abuso de sustancias más adelante en la vida.

Especialidad: Bibliografía - Neurología

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