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La Adiponectina Está Disminuida en Niños y Adolescentes con Obesidad

  • AUTOR : Gilardini L, McTernan P, Invitti C y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Adiponectin in a Candidate Marker of Metabolic Syndrome in Obese Children and Adolescents
  • CITA : Atherosclerosis 189(2):401-407, Dic 2006
  • MICRO : La menor concentración de adiponectina en niños y adolescentes con obesidad representa un factor de riesgo independiente de aparición del síndrome metabólico, y por ende, de enfermedad cardiovascular.

Introducción

Se estima que en la actualidad el 20% de los niños de Europa tienen sobrepeso; paralelamente, un amplio porcentaje de individuos jóvenes tiene síndrome metabólico (SM). El SM está presente en alrededor del 25% de los niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad. El SM, recuerdan los autores, se caracteriza por la presencia de resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa, hipertensión, dislipidemia y obesidad central; todos ellos representan factores de riesgo cardiovascular y de aparición de diabetes tipo 2. Recientemente se constataron otras anormalidades que también parecen ser típicas en el SM, entre ellas, la elevación de los niveles de inhibidor del activador del plasminógeno tipo-1 (PAI-1) y de la proteína C-reactiva (PCR) y el descenso de la concentración de adiponectina. Estos marcadores parecen reflejar un estado de inflamación subyacente en enfermos con SM.

El PAI-1 es producido por el tejido adiposo; la adiponectina sólo la secretan las células adiposas; se ha visto que la expresión de ARN mensajero para adiponectina y para PCR se correlaciona inversamente. Por su parte, los niveles circulantes de PAI-1, de adiponectina y de PCR se asocian con obesidad central. Los datos en conjunto sugieren que la conexión entre el SM, la obesidad y la inflamación está dada por la producción anormal de factores que promueven inflamación y trombosis por parte del tejido adiposo. Por ejemplo, se vio que la elevación del PAI-1 se asocia con mayor riesgo de trombosis y de fibrosis; además, el PAI-1 está directamente involucrado en la aparición de resistencia a la insulina y de diabetes tipo 2. Asimismo, en pacientes con enfermedad coronaria y con diabetes se comprueban niveles altos de PCR y de interleuquina (IL) 18, factores que predicen mayor mortalidad cardiovascular. La IL-18, recuerdan los autores, es una citoquina proinflamatoria que se encuentra elevada en las placas de ateroma.

La adiponectina, señalan, es una citoquina específica del tejido adiposo; es una proteína semejante al colágeno con importantes funciones antiaterogénicas, antidiabéticas y antiinflamatorias. Se ha visto que la adiponectina disminuye la síntesis de citoquinas endógenas, inhibe la proliferación de células del endotelio, disminuye la angiogénesis y aumenta la vasodilatación dependiente del endotelio. Además, incrementa la actividad de la insulina en hígado e induce la betaoxidación en músculo.

La concentración sérica de adiponectina está reducida en la obesidad, dislipidemia, enfermedad coronaria, diabetes tipo 2 y, en mujeres con obesidad, se correlaciona negativamente con la concentración de PCR y de IL-6. Se considera que los niveles bajos de adiponectina constituyen un marcador de resistencia a la insulina y de mayor riesgo de aparición de diabetes tipo 2. Además, en trabajos en sujetos de la India, Japón y de Corea, la menor concentración de adiponectina se relacionó con el SM. Diversos estudios mostraron niveles altos de marcadores de inflamación y reducción de la adiponectina en niños con obesidad.

En este artículo, los autores comparan la prevalencia de diversos factores de riesgo en niños y adolescentes obesos con SM y sin SM.

Materiales y métodos

Se reclutaron 162 niños y adolescentes de raza blanca entre 2003 y 2004. Todos presentaban un índice de masa corporal (IMC) ajustado por edad y sexo por encima del percentilo 97, una situación que -según las planillas de referencia en Italia- define obesidad. Los pacientes tenían entre 9 y 18 años. Mediante un cuestionario particular se conoció el antecedente familiar de obesidad y de diabetes y el peso al nacer. Todos los participantes fueron sometidos a una prueba de sobrecarga con glucosa oral (1.75 g/kg hasta un máximo de 75 g de glucosa). Después de 30 y de 120 minutos se tomaron muestras de sangre para la determinación de la concentración plasmática de glucosa y de insulina y para establecer el grado de tolerancia a la glucosa, según criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS). También se efectuaron análisis para conocer el perfil de lípidos y la concentración de ácido úrico, de fibrinógeno, PCR, antígeno PAI-1 e IL-18. Se determinó la presión arterial y diversos parámetros antropométricos; el desarrollo puberal se estableció según los criterios de Tanner.

En todos los participantes de estudió el índice de excreción de albúmina en orina de 24 horas. La presencia de SM se estableció según los criterios de la OMS y por criterios específicos para la niñez (la normalidad se consideró en relación con el sexo, la edad y el origen étnico). Se consideró que los niños y adolescentes presentaron SM cuando se detectó resistencia a la insulina, hiperglucemia, alteración de la tolerancia a la glucosa (ATG), hiperglucemia o diabetes y dos o más de los siguientes parámetros: obesidad, en función de un IMC y de circunferencia de cintura iguales o por encima del percentilo 97 para controles; dislipidemia (colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad [HDLc] igual o por debajo del percentilo 5 o triglicéridos igual o por encima del percentilo 95); hipertensión (presión arterial igual o por encima del percentilo 95) y microalbuminuria (índice de excreción de albúmina de 20 a 200 µg/min. Todos los pacientes evaluados reunieron el primer criterio. La resistencia a la insulina se determinó con el modelo de la homeostasis (HOMA-IR), corregido según el estadio Tanner (los autores recuerdan que el HOMA-IR se modifica en la niñez en relación con el estadio puberal).

Resultados

El 48%, 5.1%, 1.2% y 0.6% de los 162 enfermos evaluados presentó resistencia a la insulina, ATG, hiperglucemia en ayunas y diabetes tipo 2, respectivamente. El 48% tenía dislipidemia, el 8% presentaba hipertensión, el 11% mostró microalbuminuria y el 25% reunió criterios de SM.

Los varones fueron más obesos que las niñas y tuvieron concentración más alta de ácido úrico; también presentaron niveles más bajos de adiponectina. Este último parámetro se mantuvo significativamente más bajo en los varones respecto de las niñas a lo largo de toda la maduración sexual; no difirió en ningún sexo según el estadio Tanner. La magnitud de resistencia a la insulina y la presencia de otros marcadores de inflamación fueron similares en pacientes de ambos sexos. No se detectaron diferencias entre los niveles de adiponectina, PAI-1, IL-18, PCR, fibrinógeno o ácido úrico entre pacientes independientemente del antecedente familiar de obesidad o diabetes.

Los niños y adolescentes obesos con SM tuvieron mayor IMC pero fueron semejantes en términos de edad, peso al nacer, prevalencia de varones e historia familiar de diabetes. Los pacientes con SM tuvieron niveles más altos de ácido úrico, de PAI-1 y de IL-18; en cambio presentaron una concentración más baja de adiponectina, aún después del ajuste según el IMC. La concentración de PCR y de fibrinógeno fue similar en los dos grupos.

En el modelo de variables únicas, todos los marcadores de la inflamación (con excepción de la IL-18) se correlacionaron con el grado de obesidad; en cambio ninguno se asoció con el peso al nacer. El ácido úrico se relacionó con la edad (r = 0.219, p < 0.01). Los niveles de adiponectina, ácido úrico y de PAI-1 se correlacionaron significativamente entre sí; no ocurrió lo mismo entre la adiponectina, la PCR y la concentración de IL-18. La PCR sólo se asoció con el IMC (p = 0.244, p < 0.01); por el contrario, los niveles de IL-18 no se correlacionaron con ninguna variable.

En el análisis de regresión logística, los pacientes con niveles de adiponectina igual o por debajo del valor promedio presentaron un odds ratio (OR) ajustado por edad y por sexo de SM significativamente más alto que los enfermos con niveles más elevados. Los pacientes con ácido úrico y PAI-1 igual o por encima de los valores promedio también presentaron un OR ajustado por edad y sexo significativamente mayor de SM. El OR ajustado por edad y sexo de tener SM por cada desviación estándar en la disminución de adiponectina fue de 6.70, p < 0.0001), mientras que el OR por cada incremento de PAI-1 y de ácido úrico fue de 2.02 (p < 0.01) y de 2.06 (p < 0.01), respectivamente. Por el contrario, la elevación en los niveles de IL-18, PCR y fibrinógeno no se asoció con mayor riesgo de SM.

En el análisis de variables múltiples, sólo la concentración de adiponectina se mantuvo significativamente relacionada con el riesgo de SM (p < 0.0001). El área bajo la curva ROC para niveles séricos de adiponectina fue de 0.870 en las niñas y de 0.701 los en varones. El mejor umbral para identificar la presencia de SM en niñas fue de 8.3 µg/ml, con una sensibilidad de 77% y una especificidad del 79%; en varones fue de 8.1 µg/ml con una sensibilidad del 82% y una especificidad del 57%.

Discusión

Se considera que la inflamación crónica es un factor subyacente en la aparición de resistencia a la insulina, de SM y de enfermedad cardiovascular aterosclerótica. En este trabajo se confirma que en niños obesos con SM hay inflamación de bajo grado. Los pacientes con SM tuvieron niveles significativamente más altos de PAI-1, de IL-18 y de ácido úrico y concentración sustancialmente más baja de adiponectina. Este último parámetro fue el único que se correlacionó con todos los componentes del SM y que se asoció significativamente con la mayoría de los marcadores de inflamación. La adiponectina fue un factor independiente de riesgo de SM. En este estudio no se observaron diferencias importantes en los niveles de adiponectina según la edad y la pubertad, un hallazgo distinto de lo referido en un trabajo previo que demostró que la concentración de adiponectina disminuye progresivamente con la maduración puberal, en varones delgados.

En este trabajo, un nivel de corte de 8 µg/ml predijo con mayor sensibilidad y especificidad la posibilidad de SM, especialmente en las mujeres. Aunque en la investigación se incluyó un pequeño número de participantes, en un estudio previo se encontró que valores de adiponectina de 9 µg/ml se asociaban con un aumento de casi 11 veces en el riesgo de aparición de SM. Por lo tanto, la concentración de adiponectina de 8 a 9 µg/ml podría identificar correctamente a los pacientes con mayor riesgo de SM. La relación negativa entre los niveles de adiponectina y de PAI-1 coincide con lo observado en pacientes con angina estable y con el hecho de que, en ratones, la deficiencia de PAI-1 confiere protección. Los hallazgos en relación con el ácido úrico confirman la conocida asociación de este factor con todos los componentes del síndrome metabólico, en niños y en adultos. En cambio, la IL-18, la PCR y el fibrinógeno no parecerían ser factores de riesgo de SM. En conclusión, afirman los autores, el SM se asocia en los niños obesos -al igual que en adultos- con inflamación sistémica crónica que contribuiría con la aparición del síndrome y con el incremento de varios factores que participan en la aterosclerosis. La concentración de adiponectina sería el mejor indicador de SM y de riesgo cardiovascular en niños con obesidad.

Especialidad: Bibliografía - Endocrinología - Pediatría

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