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La Administración de Acido Docosahexaenoico para la Enfermedad de Alzheimer Leve a Moderada Carece de Utilidad

  • AUTOR : Quinn J, Raman R, Aisen P y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Docosahexaenoic Acid Supplementation and Cognitive Decline in Alzheimer Disease: A Randomized Trial
  • CITA : JAMA 304(17):1903-1911, Nov 2010
  • MICRO : El ácido docosahexaenoico es el ácido graso de cadena larga más abundante en el cerebro. Si bien se informó que su concentración se encuentra disminuida en pacientes con enfermedad de Alzheimer, no se observaron beneficios asociados con su administración.

Introducción y objetivos

Según los resultados de estudios epidemiológicos, el consumo del ácido graso omega 3 docosahexaenoico (DHA) disminuye el riesgo de enfermedad de Alzheimer (EA). También se halló que el consumo de pescado, la principal fuente de ácidos grasos omega 3 de la dieta, disminuye el riesgo de demencia. Otro hallazgo de interés es la relación entre el nivel plasmático de ácidos grasos omega 3 y la disminución del riesgo de EA. Finalmente, se destaca que el DHA es el ácido graso de cadena larga más abundante en el cerebro y que su concentración se encuentra disminuida en pacientes con EA.

En estudios efectuados con animales de experimentación se verificó que el DHA disminuye la enfermedad relacionada con el beta amiloide y la proteína tau, así como el daño neurítico generado por las placas de beta amiloide. Este hallazgo resulta promisorio respecto de la utilidad del DHA en pacientes con EA. Otro dato de interés al respecto es el hallazgo de una dieta con bajo contenido en DHA en la población estadounidense, lo cual se traduce en niveles bajos del ácido en el tejido cerebral.

El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar si la administración de DHA enlentece el deterioro cognitivo y funcional de los pacientes con EA.

Pacientes y métodos

El estudio fue aleatorizado, a doble ciego y controlado con placebo y se llevó a cabo en 51 centros de atención ubicados en los Estados Unidos. Participaron personas con EA probable que tenían un puntaje de 14 a 26 en la Mini Mental State Examination (MMSE), se encontraban estables desde el punto de vista médico y no consumían más de 200 mg/día de DHA. Los participantes fueron distribuidos aleatoriamente para recibir DHA o placebo durante un periodo de 18 meses. Los controles fueron efectuados cada 3 meses.

La dosis diaria total de DHA fue de 2 gramos. Dicha dosis se eligió ya que, según los datos disponibles, el nivel plasmático de DHA no aumenta más de 2 g/día. Los parámetros de evaluación fueron la subescala cognitiva de la Alzheimer’s Disease Assessment Scale (ADAS-cog) y la escala Clinical Dementia Rating (CDR). En segundo lugar se consideró el resultado de la MMSE, de la ADCS Activities of Daily Living Scale (ADCS-ADL), del Neuropsychiatric Inventory (NPI) y de la Quality of Life Alzheimer’s Disease Scale.

Algunos pacientes fueron evaluados mediante resonancia magnética funcional (RMN) con el fin de valorar la presencia de atrofia cerebral y del hipocampo y de agrandamiento ventricular. Asimismo, en un subgrupo de 44 pacientes se efectuó un análisis de líquido cefalorraquídeo para determinar el nivel de ácidos grasos al inicio y al final del estudio. Dicho nivel también se estimó en plasma. Los pacientes evaluados mediante RMN y punción lumbar fueron seleccionados de acuerdo con el cuadro clínico y la presencia de contraindicaciones.

Resultados

Participaron 402 personas, de las cuales 238 y 164 recibieron DHA y placebo, respectivamente. El 28% y el 24% de los pacientes interrumpieron el tratamiento, respectivamente. La aparición de eventos adversos no fue un motivo frecuente para dicha interrupción. Como era de esperar, la administración de DHA se asoció con un aumento de su nivel plasmático. Dicho aumento fue del 207% a los 18 meses de seguimiento. Entre los participantes sometidos a punción lumbar que recibieron DHA, el aumento del nivel del ácido graso en el líquido cefalorraquídeo fue significativo y alcanzó el 38%.

El cambio medio del puntaje en la ADAS-cog durante los 18 meses de seguimiento entre los sujetos que recibieron DHA o placebo fue 7.98 y 8.27, respectivamente. En cuanto a la CDR, dicho cambio fue 2.87 y 2.93, en forma respectiva. La consideración del sexo y del puntaje inicial de la MMSE tampoco indicó una ventaja ante la administración de DHA en comparación con la administración de placebo.

El ritmo de deterioro del resultado de la ADCS-ADL ante la administración de DHA o placebo fue de 11.51 y 10.43 puntos, respectivamente. El resultado del NPI aumentó 2.93 y 5.09 puntos, en igual orden. Mientras que los pacientes tratados con DHA no presentaron un cambio en el puntaje de la MMSE, la administración de placebo se asoció con una disminución de 4.04 puntos en el resultado de la escala. En cuanto a los resultados de la RMN, la administración de DHA no afectó el cambio del volumen cerebral total, del hipocampo ni de los ventrículos.

Los grupos no difirieron en términos de aparición de eventos adversos, necesidad de internación o fallecimiento. Dado que se propuso que los beneficios del tratamiento con DHA serían superiores en pacientes con demencia leve, se llevó a cabo un análisis de subgrupos para evaluar dicha hipótesis. Los participantes fueron divididos en dos grupos según la obtención de un puntaje mayor de 21 o menor o igual a 21 en la MMSE. También se efectuó un análisis según el puntaje de la CDR. No se observaron diferencias entre los grupos en cuanto al efecto de la administración de DHA. Al analizar por separado las poblaciones de pacientes que poseían o no el alelo APOE4 se verificó que en ausencia de dicho alelo, la administración de DHA se asoció con un deterioro más lento, lo que se puso de manifiesto mediante el puntaje de la ADAS-cog o de la MMSE. Finalmente, el índice de atrofia cerebral observado en pacientes sin el alelo APOE4 no se vio afectado por la administración de DHA.

Discusión

De acuerdo con los resultados obtenidos, la administración de DHA no brindó beneficios a los pacientes con EA, en términos de progresión de la enfermedad. Por lo tanto, no es posible recomendar el tratamiento con DHA. La proporción de pacientes que abandonaron el estudio fue significativa, tanto en el grupo tratado con DHA como entre los que recibieron placebo. Dado que la frecuencia de eventos adversos no fue elevada, los autores suponen que el abandono se relacionó con la falta de eficacia. Se recomienda informar a los pacientes incluidos en estudios de estas características para disminuir la expectativa de mejoría. Por otra parte, los pacientes evaluados mediante RMN no fueron seleccionados en forma aleatoria. Por este motivo, se recomienda precaución al interpretar los resultados obtenidos en dicho subgrupo. De todos modos, los resultados de dicho análisis coincidieron con los resultados generales del estudio.

Es posible que la administración de DHA sea de mayor utilidad si tiene lugar durante etapas más tempranas de la EA en comparación con el estadio clínico que cursaban los participantes. Si bien la evaluación de los sujetos con un puntaje mayor de 20 en la MMSE no arrojó resultados favorables, en otros estudios se informó la utilidad de los ácidos grasos omega 3 en pacientes con un puntaje de 27 a 30 en la MMSE. De todos modos, en otros estudios realizados en ancianos sanos no se observó un beneficio asociado con el tratamiento en términos de funcionamiento cognitivo. No es posible descartar un efecto neuroprotector asociado con la administración de DHA. Son necesarios estudios adicionales para evaluar el efecto del DHA en personas con deterioro cognitivo leve.

Un hallazgo a destacar es el beneficio asociado con la administración de DHA para los pacientes que no tenían el alelo APOE4. No obstante, dicho beneficio sólo tuvo lugar al considerar los puntajes de la ADAS-cog y de la MMSE. Por lo tanto, la importancia clínica de dicho hallazgo es difícil de interpretar. En estudios anteriores se informó que el efecto protector de los ácidos grasos omega 3 sólo tiene lugar en individuos que carecen del alelo APOE4. Por lo tanto, es posible que exista un efecto específico según el genotipo de los pacientes. Es necesario contar con estudios adicionales para obtener conclusiones definitivas.

En conclusión, la administración de DHA no resulta útil en caso de EA leve a moderada.

Especialidad: Bibliografía - Neurología

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