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La Artroplastia de Cadera Mejora las Acciones de Caminar y Levantarse del Asiento en la Vida Diaria de los Pacientes con Artrosis

  • AUTOR : Vissers MM, Bussmann JB, Reijman M y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Walking and Chair Rising Performed in the Daily Life Situation Before and After Total Hip Arthroplasty
  • CITA : Osteoarthritis and Cartilage 19(9):1102-1107, Sep 2011
  • MICRO : En la presente evaluación continua de la actividad diaria de los pacientes sometidos a un reemplazo total de cadera se halló que su velocidad al caminar y al levantarse de los asientos aumentó luego de la intervención quirúrgica, si bien no se incrementó su actividad en general.

Introducción

La artrosis de cadera causa dolor y pérdida de movilidad. La artroplastia de cadera (AC) es una opción rentable cuando no se pueden aliviar los síntomas mediante los tratamientos tradicionales. Además de tener como objetivos el alivio del dolor, la mejora de la calidad de vida y la satisfacción del paciente, la práctica médica debe concentrar su atención en recuperar las funciones físicas del paciente. Debido a que los pacientes sometidos a AC son más jóvenes y activos en la actualidad, también poseen altas expectativas de funcionamiento.

Se ha demostrado que los pacientes sobreestiman su nivel de actividad en los cuestionarios cuando se los compara con mediciones objetivas. Por eso, al evaluar las funciones físicas, es importante utilizar medidas objetivas en el ambiente natural de los pacientes. Los autores han demostrado en un estudio previo que los niveles de actividad diaria en pacientes en lista de espera para una AC es significativamente menor a los controles. Seis meses después de la operación, los pacientes no aumentan su nivel de actividad física, a pesar de notar la mejoría en el funcionamiento. Por esto, la evaluación de las funciones físicas en la vida diaria no debería concentrarse en la cantidad de actividad, sino también en cómo los pacientes realizan las actividades individuales.

Los pacientes con artrosis manifiestan, principalmente, dificultades al caminar o levantarse del asiento. Por lo tanto, es apropiado examinar el desempeño en estas actividades de la vida diaria. Hasta el momento, los estudios de estas funciones (especialmente, caminar) fueron realizados en ambientes específicos, por lo que los resultados pueden diferir de las situaciones diarias, ya que los pacientes se esfuerzan más en el laboratorio que en el hogar.

El presente estudio examinó el desempeño de pacientes antes y luego de una AC en su ambiente natural. Además, se estudiaron las diferencias en el funcionamiento respecto de controles saludables.

Métodos

Se utilizaron las mediciones de monitores de actividad (MA) en 30 pacientes en las 6 semanas previas y a los 6 meses luego de una AC y en 30 participantes control pareados por sexo y edad (± 2 años). Los criterios de exclusión fueron: ser mayor de 80 años, estar en silla de ruedas, depender de la atención por parte de un tercero, presentar otro trastorno que afecte el nivel de actividad física y la presencia de artrosis en el lado contralateral que requiera cirugía dentro de los 6 meses.

El MA utilizado consistió en sensores de aceleración fijados a los muslos (que midieron la dirección anteroposterior) y el esternón (que evaluaron las direcciones anteroposterior y longitudinal) del participante y conectados a un grabador. Luego, los registros de las señales fueron descargados a una computadora para ser analizados. La postura (sentada, de pie, acostada) y la actividad (caminar, andar en bicicleta o movimientos generales [no cíclicos]) del participante fueron registradas a cada segundo. Además, se calculó automáticamente la señal de motilidad para cada señal de registro. La motilidad se definió como una medida de la intensidad de los movimientos. La motilidad corporal se estableció como el promedio de las cuatro señales de motilidad.

Se analizó el período desde levantarse a la mañana hasta acostarse a la noche. Se estudiaron particularmente las actividades de caminar y levantarse del asiento, además de la actividad diaria en general. Para la actividad de caminar se midió el tiempo total, la cantidad de episodios y si fueron mayores o menores de 5 minutos de duración. Se seleccionaron al azar 10 episodios de al menos 20 pasos y se calculó la frecuencia de los pasos (pasos/minuto) y la motilidad corporal con cada paciente. Para la actividad de levantarse, se midieron el tiempo en que los pacientes permanecieron sentados; el número de episodios en que estuvieron sentados, según si fueron menores a 30 minutos, entre 30 minutos y una hora y mayores de una hora, y la cantidad de veces que se levantó cada paciente. Se seleccionaron al azar 20 eventos de la acción de levantarse del asiento y se analizó su duración. La detección se basó en el inicio y fin del movimiento del torso (t1 y t2) y el comienzo y el final del movimiento del muslo (l1 y l2). La duración total del movimiento se basó en el tiempo entre t1 y t2 o l2, según correspondió. Además, para esto se utilizaron los datos del muslo no afectado de los pacientes y del muslo derecho para los controles.

Los datos en los que se observó una distribución normal se expresaron en promedio e intervalos de confianza del 95% y se compararon mediante pruebas de la t. Los que no mostraron normalidad se expresaron en medias y rangos intercuartiles y se compararon mediante pruebas de Wilcoxon o de la U de Mann-Whitney (para comparar con los controles) o ecuaciones de estimación generalizadas para comparar entre categorías de duración.

Resultados

Para todos los reemplazos de cadera se utilizó un abordaje posterolateral con reparación capsular posterior. Todas las artroplastias fueron cementadas. A los 6 meses, los pacientes mostraron una tendencia no significativa (p = 0.145) a una menor actividad diaria total (2.0 [1.7, 2.4] hora, luego de la AC, frente a 2.2 [1.8, 2.5] hora en estado basal). El nivel de actividad total fue menor que el de los controles (que fue de 2.7 [2.2, 3.2] hora; p = 0.027). La frecuencia y la motilidad al caminar aumentó respecto de los valores basales (frecuencia: 56.1 [54.3, 57.8] pasos/minuto y 52.1 [50.3, 54.1] pasos/minuto, respectivamente; motilidad: p < 0.0001; 0.265 [0.245, 0.286] g y 0.219 [0.197, 0.240] g, respectivamente;
p < 0.0001). El porcentaje de tiempo caminado luego de la operación fue significativamente más corto en comparación con el de los controles (9.5 [8.1, 10.9] y 12.2 [9.9, 14.5], respectivamente; p = 0.047), pero no se diferenció del basal
(p = 0.255). Los demás parámetros de la acción de caminar no mostraron diferencias.

La duración de la acción de levantarse del asiento fue más corta luego de la operación que antes (2.6 [2.8, 2.8] segundos frente a 3.0 [2.8, 3.2]; p < 0.0001), aun cuando resultó mayor a la de los sujetos control (2.3 [2.2, 2.5] segundos, p < 0.001; p < 0.0001 al comparar los controles con el estado basal de los pacientes). Ningún otro parámetro alcanzó valores significativos para esta actividad.

Discusión

Al compararse los datos de los pacientes 6 semanas antes y 6 meses después de la AC, se demostró que su caminar fue más veloz (indicado por la frecuencia en los pasos y la motilidad). También, necesitaron menos tiempo para levantarse de los asientos. Sin embargo, el tiempo que pasaron caminando o sentados, el número de episodios de caminar o levantarse del asiento y las duraciones de los períodos que pasaron caminando o sentados no cambió. Al comparar los datos de los pacientes después de la operación con los de participantes control se observó que desaparecieron las diferencias en la frecuencia de los pasos y la motilidad. Sin embargo, los pacientes aún requirieron más tiempo para pararse que los controles. Pocos estudios evaluaron la capacidad de levantarse en pacientes con problemas de cadera. Esto indica que las investigaciones futuras deberán evaluar otros aspectos de esta actividad antes y después de una AC. Los resultados de los estudios de laboratorio mostraron ser similares a los informados en este ensayo: mayor velocidad al caminar y levantarse del asiento. Una ventaja de las mediciones de laboratorio es la posibilidad de realizar análisis más sofisticados, pero esas condiciones son controladas y artificiales y no reflejan el comportamiento y la función en la vida diaria.

Otro aspecto por investigar es el de subir escaleras, un problema comunicado por los pacientes. En el presente estudio, el 20% de los pacientes, frente al 40% de los controles, tuvo un episodio de subir escaleras durante el período de medición. Debido al bajo número, no se pudo analizar esta actividad.

Los autores enumeran las limitaciones que tuvo el presente estudio. Debido a que fue realizado por un único hospital universitario y por los criterios estrictos de inclusión, el número de pacientes fue pequeño y pudo no ser una muestra representativa de la población. Sin embargo, las características de la muestra fueron similares a las de otros estudios, por lo cual parece representativa de la población de AC, según fue descrita por terceros. También, las velocidades al caminar se calcularon con mediciones indirectas, ya que el MA mide la motilidad y la frecuencia, pero no la velocidad real. Sin embargo, la motilidad y la velocidad están correlacionadas y, por lo tanto, los autores consideran la inferencia válida. El estudio no analizó el efecto del índice de masa corporal (IMC) por no conocer el de 13 sujetos control. En la población utilizada no se mostró relación alguna entre el IMC y los parámetros estimados, por lo que no debería influenciar las conclusiones de los autores. Otra limitación es que el MA no percibe la estabilidad y la seguridad en los movimientos. Un paciente que se levanta más rápidamente puede sufrir una disminución en el equilibrio, por lo que puede dudarse si el aumento en la velocidad al incorporarse es una mejoría en esa actividad. Por lo tanto, deberían validarse más parámetros en el MA para obtener una idea general del desempeño de los pacientes en su ambiente diario.

En el presente estudio no se pudieron extraer los parámetros de todos los eventos de caminar o levantarse del asiento, sino algunos ejemplos de cada actividad. Sin embargo, al seleccionar estas muestras de manera aleatoria y observar una variabilidad baja entre ellas, los autores concluyen que fueron representativas de cómo actuaban los pacientes. Otros factores no estandarizados fueron las cualidades tanto de los asientos (altura) o las superficies por las cuales caminaron los pacientes.

Conclusión

Los autores afirman que la mejoría posoperatoria no está expresada en un estilo de vida más activo, sino por una mayor motilidad al caminar y un menor tiempo al levantarse de la posición sentada. Estos hallazgos pueden ser utilizados en el período prequirúrgico por los médicos para informar mejor a los pacientes sobre las posibilidades de recuperación de las funciones físicas luego de la cirugía.

Especialidad: Bibliografía - Traumatología

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