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La Concepción del Dolor se Modifica según la Edad

  • AUTOR : Esteve R, Marquina-Aponte V
  • TITULO ORIGINAL : Children’s Pain Perspectives
  • CITA : Child Care, Health and Development 38(3):441-452, May 2012
  • MICRO : La comprensión del dolor y la capacidad para describirlo sigue un patrón madurativo que coincide con los estadios cognitivos definidos por Piaget. Es importante tener en cuenta este patrón para comprender las experiencias que atraviesan los niños con dolor y aplicar estrategias terapéuticas adecuadas.

Introducción y objetivos

Según se describió, la capacidad de los niños para comprender y describir el dolor sigue un patrón madurativo que coincide con los estadios cognitivos descritos por Piaget, aunque la información al respecto es heterogénea y limitada. Otros autores destacaron la importancia de la experiencia personal para comprender el dolor. Asimismo, se halló que los niños de mayor edad emplean estrategias cognitivas como la distracción para afrontar el dolor en forma más frecuente que los niños más pequeños. Conocer el modo de comprensión y expresión del dolor por parte de los niños es fundamental para que los profesionales y los padres logren un nivel eficaz de comunicación con ellos. Dado el carácter subjetivo del dolor, es fundamental tener en cuenta lo expresado por los pacientes.

El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar la progresión madurativa de las perspectivas de los niños y adolescentes sobre el dolor. Se prestó atención tanto a la experiencia de dolor como a la definición, los atributos, la causalidad y el afrontamiento.

Pacientes y métodos

Participaron 180 niños y adolescentes de habla hispana, de 4 a 14 años; el 55% fue de sexo femenino. Todos asistían al colegio y fueron autorizados por sus padres para participar del estudio. Los niños y adolescentes fueron evaluados mediante el Children’s Pain Perspectives Inventory. Esta entrevista semiestructurada de 16 ítems permite evaluar la perspectiva de los niños respecto del dolor en términos de experiencias personales, causalidad del dolor, definición y descripción del dolor y conductas relacionadas con éste. Además, los participantes fueron entrevistados en forma individual por un especialista en Psicología Infanto Juvenil. Las respuestas fueron analizadas mediante un sistema de codificación en categorías definidas según los temas que emergieron en las respuestas brindadas por los participantes.

Resultados

Los resultados fueron analizados en términos de experiencias personales previas de dolor, su causalidad, definición y características de dolor y conductas vinculadas con éste. De acuerdo con las respuestas brindadas, la mayoría de los niños de 4 a 6 años fue capaz de hablar sobre las experiencias de dolor que había vivido. Estas se vincularon principalmente con lesiones físicas, aunque también se mencionaron sensaciones corporales desagradables. En el grupo de niños de 7 a 11 años, el dolor se describió principalmente como una sensación en un lugar del cuerpo. Los participantes de 12 a 14 años relataron historias sobre las lesiones que habían sufrido y describieron el dolor como una sensación corporal o un estado psicológico. En este caso, el dolor experimentado se describió en términos de problemas psicosociales con amigos o familiares o de pérdidas significativas a nivel personal.

Los niños de 4 a 11 años indicaron que la aparición del dolor fue espontánea. La frecuencia de respuestas que indicaron causas psicológicas para el dolor aumentó con la edad de los participantes. Mientras que los participantes de 12 a 14 años relacionaron el dolor con experiencias personales, los participantes de 4 a 6 años en general vincularon el dolor con lesiones físicas. La evaluación de la definición y las características del dolor indicó que la concepción del dolor como una lesión física disminuyó a medida que aumentó la edad. En cambio, la definición del dolor en términos emocionales se incrementó con la edad, al igual que la noción de dolor como algo que puede afectar el cuerpo en su totalidad. Los adolescentes, a diferencia del resto de los participantes, manifestaron los aspectos negativos del dolor en términos de emociones negativas y sensaciones de displacer.

La negación de la existencia de aspectos positivos del dolor disminuyó significativamente con la edad. En este sentido, se observó que la concepción del dolor como una experiencia de aprendizaje fue más frecuente entre los participantes de 12 a 14 años. La evaluación de las conductas vinculadas con el dolor permitió apreciar que los adolescentes no expresaban demandas de alivio, empleaban estrategias cognitivas para disminuir el dolor y se apoyaban en un amigo para disminuir el dolor con mayor frecuencia en comparación con el resto de los participantes. En este último caso, los niños de 4 a 6 años refirieron que acudían con mayor frecuencia a sus padres para lograr el alivio del dolor.

Discusión

De acuerdo con los resultados obtenidos, la comprensión del dolor y la capacidad para describirlo siguen un patrón madurativo que coincide con los estadios cognitivos definidos por Piaget. Este patrón varía desde un pensamiento concreto y prelógico hasta una noción más compleja de dolor. En niños de 4 a 6 años, la descripción del dolor estuvo guiada por el aspecto externo de la situación y no se vinculó con cuestiones psicológicas. Esto parece deberse a la imposibilidad de los niños más pequeños para identificarse con elementos no observables. Los niños de 7 a 11 años se refirieron al dolor en términos de lesiones y afectación de órganos internos, lo cual refleja una progresión cognitiva, ya que los eventos dejan de interpretarse exclusivamente según las apariencias externas. En cuanto a los adolescentes, la mayoría se refirió al dolor en términos físicos y emocionales en igual medida. En este grupo se apreció la adquisición del pensamiento abstracto al asociar el peor dolor jamás imaginado con situaciones psicosociales.

En cuanto a la causalidad del dolor, los niños de 4 a 6 años manifestaron que su origen era una lesión física o que había aparecido de manera espontánea. Lo mismo refirieron los niños de 7 a 11 años, quienes también señalaron cuestiones vinculadas con su propia responsabilidad como causa del dolor. Los adolescentes mencionaron causas psicológicas más frecuentemente que los demás grupos. Esto indicó que la causa del dolor se explicó de un modo más abstracto y complejo a medida que avanzó la edad. Además, las fuentes de dolor progresaron desde las causas externas hasta las causas psicológicas internas a medida que avanzó la edad de los participantes. Los adolescentes también refirieron que el dolor causaba sufrimiento, entendido este último como una experiencia general que posee dimensiones psicológicas, sociales y espirituales.

A diferencia de lo observado en otros estudios, los niños no concibieron el dolor como un castigo, lo cual podría deberse a cuestiones socioculturales. Entre los niños de 4 a 11 años, el dolor fue atribuido a conductas que no respetaban ciertas reglas. Este razonamiento moral de naturaleza heterónoma, orientado por reglas, coincide con los postulados de Piaget y Kohlberg. En el estadio heterónomo, los niños definen su estructura moral según las reglas impuestas por los adultos. En coincidencia, los niños de 4 a 11 años concibieron el dolor como algo negativo cuya presencia se debe a que se ha actuado de manera inadecuada. Asimismo, los niños de esa edad pueden percibir los procedimientos médicos dolorosos como el resultado de su accionar equivocado. En general, la definición de dolor brindada por los niños de 4 a 6 años fue característica del egocentrismo cognitivo preoperacional: elemental, con una connotación negativa y restringida a determinadas partes del cuerpo.

En cambio, en el grupo de 7 a 11 años apareció la noción de dolor emocional. Además, se detectaron ciertos aspectos positivos en las respuestas, como la posibilidad de alivio, que expresa la reversibilidad cognitiva característica de esta etapa del desarrollo. Si bien los adolescentes tuvieron presente el componente físico del dolor, en general lo definieron en términos psicológicos. En esta etapa también surgió el concepto de fortalecimiento y aprendizaje derivados del dolor. A diferencia de lo hallado en otros estudios, los adolescentes evaluados no definieron el dolor como un proceso fisiológico. Esto podría deberse a la influencia de los factores psicosociales.

De acuerdo con los resultados de otros estudios, la comunicación del dolor en niños de 4 a 6 años generalmente tiene lugar mediante expresiones negativas breves referidas a la lesión física y a su ubicación. En los niños de 7 a 11 años se observa el énfasis en la ubicación y la intensidad del dolor. En cambio, los adolescentes en general expresan el dolor mediante conductas no verbales, lo cual podría deberse a que conciben el dolor como una experiencia emocional causada por cuestiones psicosociales desafortunadas. Además, las expresiones emocionales durante la adolescencia pueden ser evaluadas de manera negativa por los demás. Estos hallazgos indican la necesidad de fomentar la expresividad de los adolescentes respecto de las experiencias de dolor.

El afrontamiento del dolor en niños de 4 a 6 años generalmente se vinculó con estrategias curativas, como el consumo de analgésicos y el apoyo emocional de sus padres. Lo mismo se observó en el grupo de 7 a 11 años, además de un aumento del empleo del reposo y de estrategias de control cognitivo como la distracción. Esto se acompaña por una disminución de la importancia del apoyo de los padres, característica de este período de la vida, lo cual coincide con lo hallado por diferentes autores respecto de la participación de los niños como agentes activos en el alivio del dolor. Los adolescentes emplearon estrategias cognitivas de afrontamiento en coincidencia con su capacidad de abstracción. Estos resultados permiten suponer que los adolescentes con dolor se beneficiarán ante la aplicación de estrategias destinadas a abordar los aspectos emocionales del dolor y a entrenar las habilidades cognitivas de afrontamiento.

Los autores señalan que la perspectiva de los niños y adolescentes respecto del dolor evoluciona y se hace más compleja junto con la maduración. Según Piaget, el cambio de la estructura cognitiva se asocia con la incorporación gradual de componentes no observables del dolor y con un nivel creciente de capacidad de abstracción. Es necesario contar con estudios que permitan conocer el efecto de los factores socioculturales y de la experiencia personal sobre el concepto de dolor. Además, dada la importancia que otorgan los niños que serán hospitalizados al dolor, es recomendable diseñar estrategias terapéuticas que se adapten a la etapa de maduración cognitiva de cada niño que será sometido a procedimientos dolorosos.

Conclusión

Los niños de 4 a 6 años tienen una noción de causalidad del dolor relacionada con las lesiones físicas y lo definen principalmente en términos de estas lesiones. La perspectiva emocional del dolor aumenta con la edad y es expresada más frecuente por los adolescentes que por los niños. En coincidencia, los adolescentes utilizan estrategias cognitivas para controlar el dolor con mayor frecuencia en comparación con los niños.

Ref : TTDOLOR, PEDIAT, CLMED.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica - Pediatría - Tratamiento del dolor

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