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La Depresión durante la Vejez es más Frecuente entre las Mujeres

  • AUTOR:Bergdahl E, Allard P, Gustafson Y
  • TITULO ORIGINAL: Gender Differences in Depression Among the Very Old
  • CITA:International Psychogeriatrics 19(6):1125-1140, Dic 2007
  • MICRO: Los aspectos psicosociales se relacionan significativamente con el riesgo de depresión durante la vejez. Es importante asegurar el apoyo al anciano por parte de una red de contención social.

Introducción y objetivos

En la mayoría de los casos, el envejecimiento se asocia con el antecedente de sucesos vitales negativos. Como, en general, las mujeres viven más tiempo en comparación con los hombres, esto aumenta la posibilidad de experimentar las consecuencias negativas del envejecimiento. Si bien se informó que la prevalencia de depresión es mayor entre las mujeres en comparación con los hombres, es posible que ésta esté subdiagnosticada en la población masculina. El sufrimiento emocional en la tercera edad, en gran parte está explicado por diferentes condiciones psiquiátricas de las cuales la depresión es la más frecuente y se presenta con un espectro sintomático diferente del observado en la población más joven. En los ancianos con depresión es frecuente la pérdida del interés y la motivación y la aparición de trastornos del sueño, anorexia y fatiga.

Las enfermedades crónicas, el déficit nutricional, los sucesos vitales negativos, el deterioro de la salud y el uso de algunas medicaciones son algunos de los factores de riesgo que pueden contribuir con la aparición de depresión durante la vejez. También deben destacarse los factores de riesgo psicosociales, como la falta de apoyo social, el sentimiento de soledad y el bajo nivel educativo. La herencia, el antecedente de depresión y el fallecimiento del cónyuge no serían factores de riesgo tan significativos para la aparición de esta enfermedad como lo son para la población más joven. En cambio, la muerte de un hijo se asocia con la aparición de depresión sin importar la edad del paciente.

Existen diferencias entre los hombres y las mujeres ancianos respecto de los síntomas y los factores de riesgo para depresión. Las mujeres presentan con mayor frecuencia síntomas relacionados con el estado anímico y manifiestan sentimientos de soledad; en cambio, los síntomas que presentan los hombres se relacionan en mayor medida con la motivación y la agitación y los factores de riesgo más importantes son el deterioro de la salud, la viudez y otros factores sociales.

El objetivo del presente estudio fue evaluar los factores médicos, sociales y psicológicos asociados con la aparición de depresión y la existencia de diferencias según el sexo en pacientes ancianos con depresión.

Pacientes y métodos

Participaron 102 hombres y 261 mujeres de 85 años en adelante. Las evaluaciones iniciales se efectuaron en el hogar de cada participante e incluyeron la aplicación de entrevistas estructuradas y otros parámetros de evaluación. Se recabó información sobre los antecedentes médicos y se entrevistó a los familiares y cuidadores de los participantes. Un médico especialista en geriatría evaluó el diagnóstico y tratamiento de cada paciente.

El diagnóstico de depresión se efectuó de acuerdo con los criterios incluidos en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales y el antecedente de depresión. Para evaluar la presencia de sintomatología depresiva se aplicó la Geriatric Depression Scale y la Montgomery-Asberg Depression Rating Scale, en tanto que la Organic Brain Syndrome Scale (OBS) permitió evaluar la presencia de síntomas psiquiátricos. Por su parte, la cognición se valoró mediante la Mini-Mental State Examination (MMSE). La evaluación de los síntomas y la sociabilidad de los pacientes se efectuó mediante preguntas especialmente diseñadas para valorar los sentimientos de seguridad y soledad. Además, esta última se evaluó según lo referido por los allegados y cuidadores. Mediante el Barthel ADL Index se valoraron las actividades de la vida diaria. El nivel de moral se analizó mediante la Philadelphia Geriatric Center Morale Scale.

Resultados

Ciento seis pacientes presentaron depresión; en 87 de los casos, el sujeto era de sexo femenino. El 55.6% de los hombres y el 41.7% de las mujeres medicados con antidepresivos presentaba depresión a pesar de recibir tratamiento. Se observó una asociación significativa entre la depresión y el sentimiento de soledad, la dependencia para salir del lugar de residencia y la escasa cantidad de visitas. La depresión se asoció con la toma de una cantidad superior de drogas como las benzodiazepinas, aun al excluir los antidepresivos. También se halló relación entre la depresión y la osteoporosis y el riesgo de malnutrición.

Entre los hombres se verificó una asociación entre la depresión y la falta de allegados con quien contar o conversar, la pérdida de un hijo, el antecedente de caídas, las dificultades visuales y la incontinencia. Respecto de las mujeres, esta enfermedad se asoció con las condiciones de vida; por ejemplo, se observó una relación entre la depresión, la hospitalización y la escasez de visitas.

Las mujeres depresivas refirieron deseos de ver con mayor frecuencia a sus familiares en comparación con aquellas sin depresión. Además, se observó una asociación entre el diagnóstico de depresión en las mujeres y la presencia de constipación, demencia e insuficiencia cardíaca; también se halló relación entre el diagnóstico de depresión y el consumo de analgésicos, laxantes, nitroglicerina y benzodiazepinas. Por último, las mujeres con depresión presentaron un puntaje más bajo en el Barthel ADL Index y en la MMSE, y presión arterial sistólica inferior en comparación con aquellas sin depresión.

De acuerdo con los resultados del análisis de regresión llevado a cabo, entre los hombres la depresión se asoció con la pérdida de un hijo durante los últimos 10 años, con la imposibilidad de salir del lugar de residencia de manera independiente y con el sentimiento de soledad. Entre las mujeres, esta enfermedad se relacionó con un sentimiento de soledad, con la imposibilidad de salir del lugar de residencia por sus propios medios y con el consumo de nitroglicerina.

Discusión

De acuerdo con los resultados del presente estudio, la prevalencia de depresión es elevada en ambos sexos, aunque predomina en la población femenina; esto coincide con lo informado en estudios anteriores. Se sugirió que la frecuencia más elevada de depresión entre las mujeres se debe al sobrediagnóstico y a que el diagnóstico en los hombres se dificulta debido a que refieren menos síntomas psicológicos en comparación con las mujeres. Es decir, los hombres que presentan trastornos psicológicos buscan ayuda en menor medida que las mujeres; además, en general manifiestan la afección de un modo alternativo, con síntomas físicos, agresión y consumo de sustancias. De todos modos, las razones mencionadas no alcanzan para explicar las diferencias relacionadas con el sexo, halladas en la población estudiada. La edad avanzada no sería un factor de riesgo de depresión. En coincidencia, no se observó aumento de la prevalencia de depresión a medida que avanzó la edad.

La prevalencia de depresión hallada en el presente estudio fue elevada en comparación con la prevalencia informada para poblaciones más jóvenes. Resulta destacable que menos de dos tercios de los pacientes depresivos recibieran medicación antidepresiva. Además, menos de la mitad de los individuos que recibieron este tratamiento presentó respuesta. La depresión es difícil de tratar durante la vejez debido a la presencia de comorbilidades y a la variedad de etiologías posibles en comparación con los pacientes más jóvenes. De todos modos, los resultados permiten indicar que el tratamiento de los ancianos con depresión tiene un nivel de calidad y un índice de respuesta muy bajo.

Se halló una asociación significativa entre diversos factores psicosociales y el diagnóstico de depresión. El apoyo social es un factor protector ante la aparición de depresión durante la vejez. El surgimiento de depresión se asocia con pérdida de interés y de iniciativa y, en consecuencia, con aislamiento social. Por ejemplo, entre los hombres se observó que tener un allegado con quien conversar fue un factor diferencial entre la presencia y la ausencia de depresión. En general, los hombres tienen menos interacción social con miembros ajenos a la familia en comparación con las mujeres; en consecuencia, el mantenimiento de una red de apoyo social se ve obstaculizado a medida que avanza la edad. A esto debe sumarse la pérdida de un hijo, factor que resultó más importante respecto de la aparición de depresión en los hombres.

Se observó una asociación significativa entre el sentimiento de soledad y la depresión, tanto en mujeres como en hombres; esto coincide con lo hallado en estudios anteriores. No obstante, también se sugirió que la soledad es consecuencia de la presencia de trastornos mentales. Los resultados del presente ensayo indican que el sentimiento de soledad se relaciona con la depresión en mayor medida en comparación con otros indicadores de interacción social. En consecuencia, este sentimiento podría ser considerado un síntoma de depresión.

Existe una relación recíproca entre la malnutrición y la depresión, que se verificó en el presente y otros estudios. Además, se halló una relación entre la malnutrición y la osteoporosis, frecuente entre los pacientes con depresión. También se observó una asociación entre la cantidad de medicamentos empleada por los pacientes y la presencia de depresión. Si bien estos fármacos incluyen a los antidepresivos, el uso de otros tipos de drogas se relacionaría con la presencia de depresión en cierta medida. El dolor es un síntoma frecuente de depresión en los ancianos; por lo tanto, la administración de analgésicos es un modo indirecto de tratar los síntomas depresivos. Las benzodiazepinas también pueden considerarse parte del tratamiento de la depresión en los ancianos, ya que entre los síntomas característicos se incluye la ansiedad y los trastornos del sueño. Del mismo modo, el empleo de laxantes entre las mujeres coincide con el aumento de la frecuencia de constipación, que puede ser otro síntoma de depresión. El uso de nitroglicerina se asoció con la presencia de depresión únicamente entre las mujeres, lo que se relacionaría con la elevada frecuencia de cardiopatías en este grupo. En coincidencia con lo informado en estudios anteriores y a diferencia de lo observado en las mujeres, los hombres depresivos con mayor frecuencia presentaron trastornos visuales.

La obtención de un puntaje bajo en la MMSE puede deberse a la presencia de depresión o a la proporción elevada de pacientes con demencia que presentan depresión. Es sabido que la demencia predispone a la aparición de depresión. En el presente estudio, únicamente las mujeres depresivas obtuvieron un puntaje inferior en la MMSE en comparación con aquellas sin esta enfermedad. La diferencia frente a los hombres se debería a la elevada prevalencia de demencia en la población femenina. La hospitalización se asocia con el deterioro funcional y cognitivo y con la aparición de depresión. No obstante, la internación también puede ser una consecuencia de la depresión debido a la limitación del funcionamiento cotidiano. En coincidencia con lo expuesto, las mujeres obtuvieron un puntaje más bajo en la MMSE y presentaron una frecuencia de hospitalización más elevada en comparación con los hombres. Además, las mujeres depresivas tuvieron una afección del desempeño cotidiano significativamente elevada en comparación con aquellas sin depresión, diferencia que no se verificó en la población masculina. Por último, la falta de independencia para salir del lugar de residencia fue un factor de riesgo importante para la aparición de depresión en ambos sexos, que se relaciona con la imposibilidad para llevar a cabo las actividades cotidianas. Entonces, el estilo de vida activo y la integración a la sociedad resultan importantes durante la vejez.

Conclusión

La depresión durante la vejez es más frecuente entre las mujeres y se asocia con subdiagnóstico y tratamiento inadecuado. La falta de independencia y el sentimiento de soledad son factores de riesgo para la aparición de esta enfermedad en ambos sexos. Entre los hombres, la depresión se relaciona estrechamente con factores sociales como la pérdida de un hijo. Entre las mujeres se observa una asociación entre la depresión y las enfermedades físicas y el deterioro cognitivo. La existencia de características diferentes entre los hombres y las mujeres con depresión indica la necesidad de adecuar el tratamiento a cada caso particular. Por último, debe considerarse que, durante la vejez, los aspectos psicosociales se relacionan significativamente con el riesgo de depresión. El cuidado de los ancianos no debe limitarse a la salud física; por el contrario, resulta importante asegurar el mantenimiento y el apoyo por parte de una red de contención social.

Especialidad: Bibliografía - Psiquiatría

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