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La Influencia de la Dieta en la Apariencia de la Piel Entre Mujeres Norteamericanas de Mediana Edad.

  • TITULO :  La Influencia de la Dieta en la Apariencia de la Piel Entre Mujeres Norteamericanas de Mediana Edad.
  • AUTOR : Cosgrove M, Franco O, Mayes A y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL :  Dietary Nutrient Intakes and Skin-Aging Appearance Among Middle-Aged American Women
  • CITA : American Journal of Clinical Nutrition 86(4)1225-1231, Oct 2007
  • MICRO : Los autores asocian una mejor apariencia de la piel con una ingesta de vitamina C y ácido linoleico elevada y con una ingesta de grasas y carbohidratos baja.

Introducción 

El envejecimiento de la piel es un proceso continuo determinado por la combinación del envejecimiento intrínseco, el ambiente y el estilo de vida, de los cuales están bien documentados el efecto perjudicial de la exposición crónica al sol y el consumo de cigarrillos. El proceso de envejecimiento incluye afectación de la funcionalidad y la apariencia de la piel. Los cambios en la apariencia constituyen los signos visibles, que comprenden las arrugas, la pigmentación irregular, la flaccidez, la atrofia, la elastosis y las telangiectasias; y tienen efectos negativos en la autoestima y en la aceptación social. Además, la apariencia es un indicador del estado de salud.

Una nutrición equilibrada es esencial para prevenir enfermedades crónicas y mantener la salud.

Se ha demostrado que la vitamina C tiene un rol crítico en la síntesis de colágeno, y algunos estudios han comprobado una mejor protección de la piel contra el daño del sol (fotoprotección) ejercida por la suplementación en la dieta de vitaminas E y C, carotenoides y ácidos grasos poliinsaturados. Sin embargo, estos estudios se limitan al efecto de los suplementos, algunos con varios ingredientes activos, lo que dificulta la identificación del nutriente activo. El objetivo de esta investigación fue examinar la relación entre la ingesta de nutrientes y la aparición de arrugas, sequedad senil y atrofia de la piel (adelgazamiento).

Metodología

Se utilizaron datos tomados de la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES I), primera encuesta nacional sobre salud y nutrición realizada en los Estados Unidos entre 1971 y 1974, en personas de 1 a 74 años de edad. Para este trabajo se incluyeron las mujeres de 40 años o más, pero se excluyeron luego aquellas sin examen dermatológico y las que no tenían registros de su dieta en las 24 horas. La muestra final consistió en 4025 mujeres entre 40 y 74 años.

La evaluación dermatológica completa fue llevada a cabo por dermatólogos entrenados y que contaban con criterios estandarizados para tal fin; una muestra de mujeres fue chequeada por otro dermatólogo de mayor experiencia. Además se clasificaron a las mujeres en cuanto a su exposición al sol en tres grados, el grado 1 fue el de menor exposición. El envejecimiento de la piel fue definido por tres determinantes independientes: arrugas, sequedad senil y atrofia. También se registraron altura y peso (para calcular el índice de masa corporal) y actividad física.

Se trabajó con un subgrupo de mujeres fumadoras, dado que el cigarrillo es un factor bien establecido en el proceso de envejecimiento de la piel.

Las asociaciones entre la ingesta de nutrientes con el aspecto de la piel se evaluaron con análisis de regresión logística.

Resultados

Se observó presencia de arrugas en 22.3% de las mujeres, sequedad senil en el 28.8% y atrofia en el 12.8%. Las arrugas se correlacionaron significativamente con la sequedad senil y la atrofia; y la sequedad senil se correlacionó con la atrofia.

Los hallazgos considerados marcadores de envejecimiento se encontraron en mujeres de más de 65 años, en general de piel blanca, con menos de 12 años de educación, con bajo ingreso familiar y con alta exposición al sol. En particular, las mujeres con atrofia presentaron un índice de masa corporal menor, y las mujeres con arrugas y sequedad refirieron menor actividad física.

Las mujeres con arrugas tenían ingestas significativamente inferiores de proteína, colesterol dietario total, fósforo, potasio, vitaminas A y C. Las mujeres con sequedad senil tenían ingestas significativamente inferiores de ácido linoleico y vitamina C. Las mujeres con atrofia tenían ingestas significativamente inferiores de ácido linoleico.

Del análisis de regresión logística entre la ingesta de nutrientes y envejecimiento de la piel surge que el aumento en una unidad en la escala logarítmica en la ingesta de vitamina C se asoció con una reducción del 11% en la posibilidad de tener arrugas y con una disminución del 7% de la sequedad senil. El aumento en una unidad en la escala logarítmica en la ingesta de ácido linoleico se asoció con una reducción del 25% en la posibilidad de tener sequedad y una reducción del 22% en la posibilidad de tener atrofia. Un aumento de 17 gramos en la ingesta de grasas y de 50 gramos en la ingesta de carbohidratos aumentó la posibilidad de tener arrugas y atrofia.

En el análisis del subgrupo de mujeres fumadoras, la mayoría de las asociaciones observadas entre nutrientes y envejecimiento de la piel se mantuvieron. Además, se observó que las mujeres fumadoras con arrugas tenían ingesta significativamente menor de proteína y niacina, y las mujeres fumadoras con atrofia tenían mayores ingestas alimentarias de calcio.

Discusión y Conclusiones

Los autores pudieron asociar en este trabajo una ingesta mayor de vitamina C y ácido linoleico, y una ingesta menor de grasas y carbohidratos, con una mejor apariencia de la piel (menor prevalencia de arrugas, sequedad senil y atrofia de la piel), independientemente de los factores conocidos que afectan el envejecimiento de la piel.

Una ingesta menor de vitamina C se asoció significativamente con la prevalencia de arrugas y sequedad senil, independientemente de la edad, la exposición al sol, la raza, el estado de menopausia, el consumo calórico, la educación, el ingreso familiar, el índice de masa corporal, el uso de suplementos y la actividad física. En la piel, la vitamina C ejerce diferentes papeles biológicos, tales como la participación en la síntesis del colágeno, el proceso de regeneración y la reparación de heridas. El efecto antioxidante puede disminuir la prevalencia de arrugas y sequedad senil. Además, se ha demostrado que posee propiedades fotoprotectoras en aplicaciones orales o tópicas. Estudios sobre suplementos alimentarios han identificado a la vitamina C como fotoprotectora de la piel.

Los resultados también sugieren que una ingesta mayor de ácido linoleico tiene un papel beneficioso en reducir los cambios de la sequedad senil y la atrofia en mujeres de mediana edad. El ácido linoleico es un ácido graso esencial, que luego de la ingesta es convertido en ácido eicosapentanoico y ácido docosahexanoico, cuyos efectos fotoprotectores ya han sido descriptos. Además, una baja ingesta de ácido linoleico puede causar dermatitis.

También surge de los resultados que una ingesta mayor de ácidos grasos y carbohidratos tiene un papel negativo en la apariencia de la piel. Este es el primer estudio en documentar tal asociación. Además, una ingesta mayor de tiamina se asoció con una mayor probabilidad de presentar arrugas. La tiamina es una vitamina del grupo B que se encuentra en cereales enriquecidos y en granos enteros.

Los hallazgos descriptos suman pruebas a la hipótesis basada en suplementos y aplicaciones tópicas, que dice que las ingestas afectan la apariencia de la piel.

Aunque la vitamina A es reconocida por sus propiedades contra la aparición de arrugas y el retinol se utiliza en cosméticos como un agente tópico contra las arrugas, los ensayos clínicos no han podido demostrar este efecto por vía oral como suplemento. Los autores hallaron que las mujeres que presentaban arrugas tenían una ingesta disminuida de vitamina A y también de proteínas, aunque estas variables no afectaron la prevalencia de arrugas en los modelos de regresión aplicados.

La asociación favorable entre la ingesta de vitamina C y ácido linoleico y la apariencia de la piel puede ser atribuida a las fuentes alimentarias de esos nutrientes. En la época de la encuesta, las fuentes principales de vitamina C en la dieta de Estados Unidos eran el jugo de naranja, las frutas cítricas, los jugos de frutas y los tomates. Las fuentes del ácido linoleico eran los aceites como el de colza y de haba de soja, y en vegetales de hoja verde y nueces. Además, los ácidos eicosapentanoico y docosahexanoico se encuentran en el pescado y el aceite de pescado.

A pesar de las campañas que recomiendan el consumo de mayores cantidades de frutas y vegetales, los adultos aún tienen dietas escasas en esos alimentos.

Los autores presentan las siguientes limitaciones del presente trabajo:

Dado que el análisis es transversal, no se pueden establecer conclusiones sobre la dirección de las asociaciones entre ingesta de nutrientes y apariencia de la piel.

La NHANES I fue efectuada entre 1971 y 1975 y no puede descartarse un efecto de cohorte.

Además, se han producido cambios en los patrones de ingesta en los últimos 30 años que podrían afectar las extrapolaciones a poblaciones actuales.

Aunque la encuesta que se empleó tiene una población bien caracterizada, con buenas medidas de un número de variables, no se puede descartar el efecto de confusión. Un factor que no fue medido fue el uso de cosméticos faciales.

El componente dermatológico de la encuesta no fue diseñado específicamente para detectar asociaciones entre dieta y apariencia de la piel, por lo tanto, los análisis deben ser interpretados con cautela.

Los datos de ingesta fueron recolectados mediante la descripción de la ingesta durante 24 horas. Esta estimación puede no ser representativa de ingestas de largo término, debido a la variación día a día de la ingesta de los individuos.

Este es el primer estudio que examina el efecto de la ingesta alimentaria de nutrientes sobre la apariencia de la piel. Los hallazgos respaldan las recomendaciones actuales que promueven aspectos de una dieta sana, tales como aumentar la ingesta de frutas, vegetales y nueces, e indica una nueva dirección en la investigación en nutrición en relación con la salud pública.

Especialidad: Bibliografía - Dermatología

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