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La Obesidad en la Mujer Embarazada Pondría en Riesgo al Feto de Presentar Malformaciones

  • AUTOR : Waller DK, Shaw GM, Correa A y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL: Prepregnancy Obesity as a Risk Factor for Structural Birth Defects
  • CITA: Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine 161(8):745-750, Ago 2007
  • MICRO: La obesidad no sólo se asocia con el riesgo de complicaciones del embarazo sino que, además, el feto tiene más posibilidades de presentar malformaciones.

Cada vez más mujeres en edad fértil presentan sobrepeso u obesidad, lo cual es preocupante para la salud pública. El aumento de peso tiene consecuencias adversas tales como enfermedades crónicas, infertilidad, irregularidades menstruales, complicaciones en el embarazo y malformaciones en los neonatos. Según la National Health and Nutrition Examination Survey, el 51% de las mujeres entre los 20 y los 39 años presentan sobrepeso (índice de masa corporal [IMC] > 25 y < 30) u obesidad (IMC ≥ 30). Está demostrado que en mujeres embarazadas con estas características, el riesgo de tener descendencia con defectos congénitos, como la anencefalia y la espina bífida, es mayor. Otras malformaciones no tienen, hasta ahora, una asociación tan clara con el aumento del IMC.

En este estudio se relacionó el peso materno con el riesgo de presentar malformaciones neonatales.

Métodos

Se incluyeron todos los neonatos nacidos entre el 1 de octubre de 1997 hasta el 31 de diciembre de 2002, en 8 estados de EE.UU. Se consideró dentro del grupo de casos a todos los neonatos que presentaran alguna malformación, las cuales se distribuyeron en 16 categorías, excluyéndose aquellas anomalías causadas por defectos genéticos. Dentro del grupo control se incluyó a todos aquellos neonatos que no poseían ningún defecto morfológico.

Resultados

Dentro del grupo control (neonatos sin malformaciones) predominaron las madres de edades mayores, con mejor nivel de instrucción escolar, de raza negra, no fumadoras, sin obesidad y con un segundo embarazo o subsiguiente en curso.

En el grupo de estudio (neonatos con malformaciones) se constató que el 96.5% nacieron vivos; el 1.6% fueron fetos muertos (de más de 20 semanas de gestación) y el 1.9% restante fueron embarazos en término.

La obesidad en las mujeres embarazadas se asoció con aumento del riesgo de dar a luz neonatos con espina bífida, con malformaciones cardíacas, con atresia anorrectal, con hipospadias, con acortamiento de miembros, con hernia diafragmática o con onfalocele. También se detectó riesgo de neonatos con hendidura de paladar, pero en menor grado. El riesgo más grande fue la asociación entre embarazadas con obesidad y la presencia de gastrosquisis en los neonatos.

En el caso del sobrepeso en la mujer embarazada, la asociación fue con defectos cardíacos, con hipospadias o con onfalocele en el neonato y, en menor grado, con el riesgo de craneoestenosis.

Las madres con desnutrición no se asociaron con ningún defecto congénito en especial, solamente una relación débil con la presencia de labio leporino con paladar hendido o sin él.

Al excluir a las embarazadas que presentaban diabetes, la asociación entre la obesidad durante el embarazo y las malformaciones en el neonato disminuyó. Esto ocurrió, específicamente, en los casos de espina bífida, de defectos cardíacos, de atresia anorrectal, de hipospadias, de acortamiento de miembros, de hernia diafragmática y de onfalocele. La única asociación que permaneció sin cambios fue la relacionada a la gastrosquisis.

Los autores destacan que el porcentaje de malformaciones múltiples nunca superó el 25%, en cualquier categoría. La excepción la tuvieron la atresia de esófago (59.7%), la atresia anorrectal (54.7%) y el onfalocele (42.9%).

Comentario

La obesidad durante el embarazo aumenta en 2 veces el riesgo de neonatos con malformaciones. Diversos estudios previos confirmaron la presencia de malformaciones cardiovasculares en los neonatos de madres con obesidad. En este estudio se reiteran los hallazgos de investigaciones anteriores, en las cuales se relaciona la hendidura palatina con la obesidad materna durante la gestación. La asociación encontrada entre gastrosquisis y obesidad materna también es corroborada por publicaciones previas.

Por el contrario, no se encontró relación entre anencefalia y obesidad materna en este estudio, lo que contrasta con hallazgos previos. Lo mismo ocurre con la asociación entre hidrocefalia y obesidad materna, la cual no fue significativa durante este estudio. Una explicación podría ser que en la serie de neonatos considerados por los autores se detectó una incidencia baja de anencefalia y de hidrocefalia.

Hasta el momento, no se había constatado de manera fehaciente, como se comprueba en este estudio, la relación entre obesidad materna y atresia anorrectal, hipospadias, acortamiento de miembros, hernia diafragmática y onfalocele.

Debe tenerse en cuenta que en esta investigación no se consideró la manera en que concluyó el embarazo, por lo que fueron excluidos aquellos casos en los que las mujeres decidían poner fin a su embarazo ante un diagnóstico prenatal de malformación fetal.

Otra consideración aparte es la dificultad técnica que existe en la realización de una ecografía a una mujer embarazada con obesidad, lo que trae como consecuencia una mayor dificultad en el diagnóstico prenatal de malformaciones fetales.

Una limitación importante en este estudio fue que los datos tanto del peso como de la talla fueron aportados por las mismas madres embarazadas. Se sabe que los adultos normalmente tienden a aumentar su talla entre un 0.4% a 0.42% y a disminuir su peso en un 0.64% a 0.83%. Cuando se trata de mujeres embarazadas, el porcentaje de diferencia con el peso real aumenta a un 1.5%. Las mujeres embarazadas debieron aportar los datos de su peso previo al embarazo, luego de pasados 18 a 20 meses, lo que, en algunos casos, favoreció el error.

En un 3.7% de los casos y 4% de los controles, los datos de peso o talla faltaron, por lo que no se pudo calcular el IMC (en la mayoría de los casos el dato faltante fue el peso).

En su mayoría, el dato del peso durante el embarazo no presentó error, lo que confirmaría que su valor erróneo no modificaría significativamente el resultado final del estudio. La confirmación de los hallazgos de esta investigación se vería avalada por resultados similares de trabajos con series grandes de casos. En ellos se constata la relación entre la obesidad durante el embarazo y las malformaciones del neonato, tales como la espina bífida, las malformaciones cardiovasculares y la hendidura palatina asociada o no a labio leporino.

Es sabido que la edad materna influye en la aparición de gastrosquisis. La relación entre esta malformación y la obesidad en la mujer embarazada permaneció igual aun después de ajustar los resultados según la edad de la madre. Si se toma en cuenta que la gastrosquisis se detectó en neonatos de madres jóvenes y con IMC adecuados, los investigadores señalan que la etiología de esta malformación debe ser muy diferente de la que puede causar el resto de las anomalías en los neonatos de madres con obesidad.

No se conoce aún la causa de la asociación entre las malformaciones fetales y la obesidad en la mujer embarazada. Los datos aportados por estudios previos muestran que las alteraciones en el control de la glucemia podrían influir en una amplia gama de malformaciones del feto, entre las mujeres que presentan diabetes antes de su embarazo. Este mecanismo podría ser similar al que interviene en el caso de las mujeres que presentan obesidad durante su embarazo. Si sólo se evalúan las participantes de este estudio que no presentan antecedentes de diabetes, los resultados no se modifican significativamente. La explicación estaría dada por la imposibilidad de excluir a aquellas mujeres embarazadas en las cuales la diabetes es subclínica, aún no está detectada o no es insulinodependiente.

Existe información que avala la utilización de suplementos de ácido fólico para disminuir la incidencia de malformaciones fetales. Sin embargo, este tipo de suplementos tanto en las mujeres obesas como en las que no lo eran no marcó diferencia en cuanto a la aparición de malformaciones fetales en las embarazadas con IMC > 30. Dos estudios recientes relacionaron otros estilos de vida con el riesgo de presentación de defectos del tubo neural. La actividad física podría disminuir el riesgo de esta malformación en un 30% a un 50%, independientemente del peso de la mujer embarazada. Por otro lado, todo trastorno alimentario (descensos rápidos de peso o dietas muy restrictivas, entre otros) se asocia con aumento del riesgo de malformaciones fetales, como los defectos del tubo neural, sin importar el peso de la madre. El mecanismo a través del cual la reducción de la ingesta de alimentos afectaría el cierre del tubo neural, se relacionaría con la disminución de la disponibilidad de micronutrientes.

En este estudio se confirmó información previa y los autores aportan nuevos datos que relacionan la obesidad de la mujer embarazada con diferentes grados de malformaciones fetales.

Especialidad: Bibliografía - Ginecología

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