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Labilidad Emocional en Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
- TITULO : Labilidad Emocional en Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
- AUTOR : Childress A, Sallee F
- TITULO ORIGINAL : Emotional Lability in Patients With Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder: Impact of Pharmacotherapy
- CITA : CNS Drugs 29(8): 683-693, Ago 2015
- MICRO : La labilidad emocional es frecuente en individuos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad y afecta negativamente la calidad de vida, por lo que debe ser evaluada en todo paciente con este trastorno, así como los cambios en los síntomas durante el tratamiento.
Introducción y objetivos
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un cuadro neuroconductual que se define por la persistencia de falta de atención o hiperactividad, o ambas, e impulsividad, con mayor frecuencia y gravedad de estos síntomas en comparación con individuos sin este trastorno. En la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales se incluyen como criterios diagnósticos nueve síntomas de falta de atención y nueve de hiperactividad o impulsividad, y además de describen características que pueden estar asociadas, según la edad de presentación y el estadio del desarrollo del individuo. Algunos de estos síntomas son la baja tolerancia a la frustración, la irritabilidad y la labilidad emocional. En Estados Unidos la prevalencia de TDAH en niños y adolescentes de entre 4 y 17 años es de 7.2%, y para toda la vida la prevalencia sería de 9.5%; a nivel mundial se estima que 5.29% de los niños y adolescentes presentan TDAH, y este cuadro se observa en 2.5% de los adultos.
En sujetos con TDAH es frecuente observar cambios del estado de ánimo con transición rápida entre la excitabilidad y la depresión, lo que se denomina labilidad emocional (definida también como la irritabilidad y la labilidad del estado de ánimo con baja tolerancia a la frustración). En individuos con TDAH y trastorno oposicional desafiante (TOD) se suele observar irritabilidad crónica, mientras que las formas episódicas se correlacionan con los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad; en el TOD hay conductas de desafío y revancha, además de otros síntomas. La labilidad emocional implica la intensidad inadecuadamente alta de emociones y conductas positivas y negativas para la situación, con la posibilidad de que haya episodios repentinos de ira, disforia, tristeza o euforia. La desregulación grave del estado de ánimo (irritabilidad crónica, exceso de excitación y reactividad emocional) sería un sinónimo de la labilidad emocional, y pueden ser distinguidos de la manía debido a la falta de cambios específicos en el estado de ánimo relacionados con variaciones en la conducta y los procesos mentales. Los individuos con labilidad emocional no presentan irritabilidad persistente o ira la mayor parte del tiempo, que caracterizan el trastorno disruptivo de la regulación del estado de ánimo, ni agresión verbal o conductual grave como en el trastorno explosivo intermitente. Se realizó una búsqueda en bases de datos informatizadas para evaluar la asociación entre la labilidad emocional y el TDAH.
La prevalencia de labilidad emocional en la población general de 8 a 19 años es de 6.1% en un estudio, y 3.3% en otro; en 67.7% de estos últimos había algún diagnóstico del eje I, incluyendo TDAH (26.9%), trastornos de conducta (25.9%) y TOD (24.5%). La labilidad emocional es más frecuente en niños con TDAH en comparación con sus hermanos no afectados, con tasas de 46.9 y 15.38%, respectivamente, y el subtipo de TDAH combinado se asoció con mayor prevalencia de este problema. La labilidad emocional grave presente en individuos con TDAH se relacionó con la presencia de síntomas de hiperactividad e impulsividad, TOD concomitante, trastornos afectivos o drogadicción. En 32% de los adultos con TDAH también se identifica labilidad emocional, y esto se asocia con alteraciones en habilidades sociales, del funcionamiento diario y de la función adaptativa. La mayor edad se relacionó con tendencia a cada vez menos episodios de excitación, mientras que los episodios de depresión continúan. La disforia parece ser reactiva y no se acompaña de la anhedonia asociada con el trastorno por depresión mayor. La labilidad emocional sería útil para distinguir el TDAH de otros trastornos psiquiátricos, con una sensibilidad y especificidad de 87 y 46%, respectivamente.
Neurología y Farmacoterapia
El TDAH se considera un trastorno de la función ejecutiva, que incluye tareas cognitivas como la planificación, la memoria de trabajo, la resolución de problemas, el razonamiento verbal, la inhibición, la flexibilidad mental, la capacidad de realizar múltiples tareas y el inicio y la monitorización de acciones. Los déficits en la función ejecutiva se relacionan con anomalías en la corteza prefrontal, que regula la atención, la conducta y las emociones. Algunas redes relacionadas con el TDAH que se identificaron son la frontoestriatal, la frontoparietotemporal, la frontocerebelar y la frontolímbica. Se postuló que estos pacientes tendrían dificultades en sistemas de inhibición, con falta de control de actividades motoras, verbales, cognitivas y emocionales, y síntomas de falta de atención por déficits en la metacognición (que incluye memoria de trabajo, planificación, resolución de problemas y regulación emocional). Las personas con TDAH tienen problemas para regular las respuestas provocadas por estímulos emocionales (habría reacciones inadecuadamente fuertes ante estos). En estudios de resonancia magnética nuclear se observó que en sujetos con TDAH el tamaño de la amígdala era menor en comparación con individuos sanos o pacientes con depresión mayor, pero en estudios funcionales sobre esta estructura los resultados fueron contradictorios. La conectividad intrínseca entre la amígdala y la corteza prefrontal medial parece ser mayor en sujetos con TDAH en comparación con controles, fenómeno específico de procesos emocionales (con menor relación cuando los pacientes no presentaban labilidad emocional), y el uso de estimulantes parece normalizar esta actividad a niveles similares a los de individuos sanos.
Varios fármacos, algunos de tipo estimulantes (anfetamina y metilfenidato) y otros con distinto mecanismo de acción (como la atomoxetina), parecen mejorar la labilidad emocional en individuos con TDAH, si bien el efecto parece ser menor en comparación con los beneficios sobre la falta de atención. El uso de hasta 60 mg de metilfenidato por día se asoció con reducción significativa de puntajes de labilidad emocional incluso desde la quinta semana y con efecto persistente hasta la semana 24 de tratamiento, mientras que cuando se probaron 90 mg del fármaco los síntomas de TDAH mejoraron 42%, especialmente en cuanto a atención, hiperactividad e impulsividad. La administración de dimesilato de lisdexanfetamina también se asoció con mejoría en la hiperactividad y la impulsividad, e incluso menores puntajes de alteraciones en el control emocional. El uso de hasta 120 mg diarios de atomoxetina se asoció con mejoría en puntajes de TDAH, especialmente en sujetos con desregulación emocional, y esta comorbilidad mejoró en forma similar a los síntomas de falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Un agonista nicotínico también parece ser eficaz para este cuadro.
Discusión y Conclusiones
Hace tiempo se reconoció la relación entre el TDAH y la labilidad emocional, y este síntoma sería incluso uno de los fenómenos cardinales del trastorno para algunos autores, pero sería distinto de los síntomas de trastornos del estado de ánimo que pudiera haber como comorbilidad. El uso de metilfenidato mejora levemente la labilidad emocional, pero no la depresión, la hostilidad, la ansiedad o la ansiedad fóbica. La labilidad emocional es más frecuente en individuos con TDAH en comparación con la población general, tanto en niños como en adultos. La labilidad emocional puede provocar estrés y trastornos en la calidad de vida, por lo que es importante identificarla además de la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Los estudios de neuroimágenes podrían mejorar la comprensión de este fenómeno.
Los autores concluyen que la labilidad emocional es frecuente en individuos con TDAH y afecta negativamente la calidad de vida, por lo que debe ser evaluada en todo paciente con este trastorno, así como los cambios en los síntomas durante el tratamiento.
Especialidad: Bibliografía - Neurología