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Las Autoridades Sanitarias Deberían Aplicar Planes Adecuados para el Control de la Contaminación Fecal Urbana
- AUTOR : Rubel D, Wisnivesky C
- TITULO ORIGINAL : Contaminación Fecal Canina en Plazas y Veredas de Buenos Aires, 1991-2006
- CITA : Medicina-Buenos Aires 70(4):355-363, 2010
- MICRO : Es necesario contar con estrategias de prevención, evaluación y control de la contaminación fecal y parasitaria urbana. Tales estrategias deberían estar integradas con cuestiones de planificación urbana y salud pública.
Introducción
La contaminación fecal o «fecalización» urbana es un problema importante para la salud pública, considerado por algunos autores una zoonosis, es decir, un problema vinculado a la presencia de animales en el contexto urbano. La intensidad de la transmisión de helmintiasis a la población puede medirse según el nivel de fecalización canina. La transmisión tiene lugar principalmente por la presencia de huevos con capacidad infectante en el suelo. Por lo tanto, desde el punto de vista epidemiológico, es importante conocer la ubicación y el nivel de contaminación fecal de las viviendas, los areneros y los parques, entre otros lugares.
Entre las helmintiasis se incluye la toxocariasis. De acuerdo con los datos, en varias ciudades de la Argentina la población está expuesta a la infección provocada por Toxocara canis y los niveles de seropositividad pueden ser elevados. Por ejemplo, en los niños residentes en la ciudad de Resistencia, los niveles de infección medidos por pruebas serológicas alcanzaron el 67%. El cuadro clínico que acompaña las infecciones puede incluir asma, fiebre y hepatomegalia, entre otras manifestaciones.
Se estima que en la Ciudad de Buenos Aires la densidad de perros domiciliados es creciente y en 2005 alcanzó los 2 400 perros/km2. Esto se asocia con 48 toneladas diarias de heces que son parcialmente depositadas en espacios públicos, a pesar de la implementación de políticas de control de la contaminación fecal y parasitaria. Dada la aplicación discontinua de esas políticas en tiempo y espacio, se carece de evaluaciones adecuadas de los resultados de cada estrategia.
El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar los datos obtenidos por la Cátedra de Parasitología General de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires entre 1991 y 2006 sobre la contaminación fecal de veredas y plazas de Buenos Aires. Se prestó especial atención a la variación temporal de la contaminación fecal de las plazas, la relación entre dicha contaminación y la densidad poblacional colindante y entre la contaminación fecal de las veredas y la distancia hasta la plaza más cercana. Los resultados se analizaron en función del riesgo de exposición a helmintiasis zoonóticas de origen canino. Por último, se consideraron las medidas para reducir ese riesgo.
Métodos
El análisis de la contaminación de determinadas plazas de Buenos Aires se llevó a cabo 1 vez por año en el mes de mayo. Se evaluaron entre 1 y 11 plazas por año. El análisis consistió en un censo de las heces caninas depositadas en toda la superficie de las plazas, incluidos los areneros y las áreas de juego, que en la mayoría de los casos se aproximó a una hectárea. El seguimiento temporal se realizó en la plaza Alberti con la colaboración de la Asociación Amigos de la Plaza, que aportó información sobre las medidas de control y otras intervenciones aplicadas a fin de limitar la contaminación fecal.
Desde el año 2000 se realizó un censo de heces en las veredas ubicadas en un área de 10 cuadras de distancia de las plazas estudiadas, incluidos canteros de árboles, cordones y baldosas. Además, en cada plaza se tomaron unas 30 muestras de heces frescas al azar para efectuar un análisis parasitológico. También se analizó la relación entre la densidad de la población y la cantidad de heces en las plazas. Esto derivó en la construcción de un índice de densidad que permitió clasificar las plazas en 3 categorías. Según un estudio previo, más del 90% de los perros con dueño que circulan por determinada plaza viven a menos de 500 metros de ella. Por lo tanto, el análisis de la diferencia de la cantidad de heces en las veredas cercanas y lejanas de las plazas se llevó a cabo mediante la comparación entre los resultados correspondientes a las veredas ubicadas dentro de ese perímetro.
Resultados
Los 51 censos permitieron cuantificar un total de 19 788 heces y tomar 30 muestras en 47 de los casos. Esta fue la evaluación de la contaminación fecal y parasitaria urbana más completa de la Argentina. En 8 censos se detectó una media de 0.49 heces en los areneros. En estos casos, las áreas de juego no estaban cercadas o tenían un cerco deficiente. En general, 88% de las heces se encontraban sobre superficies permeables, casi siempre tierra o pasto de los canteros. Además, 53% de las heces ubicadas en canteros estaban a 2 metros o menos del borde. El 70% al 90% de las heces se encontraron en los canteros. Los porcentajes fueron 4% al 24% en las veredas, 0.9% al 14% en los caminos y 0% al 2% en los areneros. La mayoría de las heces ubicadas en las veredas que bordeaban las plazas se encontraban en la tierra que rodeaba los árboles. En una plaza con canil se observó la misma densidad de heces dentro y fuera de este. Según lo referido por los dueños de los animales, en una proporción significativa de casos no utilizaban el canil debido a la cantidad de animales que se encontraban dentro. En general, el canil era utilizado y mantenido por los paseadores de perros.
El índice de densidad se relacionó con el nivel de contaminación fecal. Las plazas con un índice igual a 1 presentaron un nivel de contaminación significativamente inferior a las plazas con un índice igual a 2 o 3. En cambio, no se observó una variación significativa del nivel de contaminación entre estas dos últimas categorías. Por el contrario, las veredas presentaron una contaminación significativamente superior en las áreas correspondientes a las plazas con un índice igual a 1 en comparación con las áreas que presentaron un índice de 2 o 3. Tal diferencia no se relacionó con el nivel de limpieza de las veredas por parte de los residentes. Si bien este hallazgo no fue sistemático, la mediana de heces fue significativamente inferior en las veredas ubicadas a 500 metros o menos de las plazas respecto de lo apreciado en las veredas más lejanas. La cantidad de heces en las veredas se relacionó con la cantidad de árboles. El 25% de las 1 409 muestras fecales analizadas resultaron positivas para helmintos. Dicho resultado se encontró en todas las plazas y se correspondió con la presencia de Ancylostoma caninum, Trichuris vulpis, Toxocara canis, Toxascaris leonina, y especies de Strongyloides y de Taenias, entre otros. En general, la proporción de resultados positivos aumentó a medida que lo hizo el índice de densidad.
En la plaza Alberti se implementaron medidas para controlar la contaminación fecal, como la instalación de rollos de bolsas para recoger las heces y de cercos alrededor de los canteros, y la colocación de carteles informativos sobre las normas de recolección. También se aumentó la cantidad de árboles y arbustos, y se implementó la recolección de heces con aspiradoras. En forma paralela tuvo lugar un aumento de la edificación y de la densidad poblacional de la zona. Con el transcurrir de los años se verificó un aumento de la cantidad de heces y de la proporción de heces contaminadas. El 28.8% de las muestras resultaron positivas para huevos de helmintos como Ancylostoma, Trichuris y Strongyloides.
Discusión
De acuerdo con los resultados obtenidos, la densidad poblacional cercana a las plazas se relaciona en forma positiva con el nivel de contaminación fecal de estas, hallazgo que coincide con lo informado en estudios anteriores y que podría deberse al aumento de la densidad de canes paralelo al de la densidad poblacional. Cabe destacar, además, que el aumento de la densidad se relacionó con el aumento del porcentaje de heces positivas para helmintos. Por lo tanto, las estrategias de prevención y control de helmintiasis caninas deberían aplicarse especialmente en las áreas más pobladas.
El patrón de contaminación fecal en las veredas fue inverso a la densidad poblacional. Esto se debería al predominio de edificaciones bajas y de perros sin dueño que no son llevados a las plazas en las áreas de baja densidad poblacional. Es decir, en las áreas menos pobladas las plazas están menos contaminadas y las veredas tienen mayor contaminación. El nivel de contaminación de las veredas cercanas a las plazas varía según la zona, debido tal vez al cambio de la proporción de dueños que utilizan las plazas para que sus perros defequen. El patrón de contaminación observado indica que los perros prefieren hacerlo en superficies permeables.
El parásito más encontrado fue Ancylostoma. En segundo lugar se ubicaron las especies de Trichuris y Toxocara. Dado que la proporción de heces contaminadas aumentó durante el último período de estudio, es necesario que las autoridades sanitarias apliquen planes adecuados de control. La concentración de la contaminación fecal en los canteros de las plazas es una cuestión preocupante, ya que esas áreas suelen ser utilizadas por niños y adultos con fines recreativos y de esparcimiento. La contaminación se concentró en la periferia de los canteros, lo cual demuestra la preferencia de los perros por defecar en superficies permeables y la restricción impuesta por los dueños mediante las correas de paseo.
Si bien los caniles podrían representar una solución para la contaminación fecal, la cantidad existente en la ciudad de Buenos Aires es limitada. Además, los dueños no encuentran comodidad en el uso de los caniles debido a la gran cantidad de perros ubicados en su interior. Lamentablemente, el efecto de la aplicación de otras medidas de prevención, como la normativa de recolección de heces por parte de los dueños, no fue satisfactorio. Esto se relacionaría con problemas de implementación.
Los resultados obtenidos permiten indicar que el aumento de la contaminación fecal de las plazas puede vincularse al aumento de la cantidad de perros y el déficit de medidas de control en la ciudad. Por lo tanto, el control de la población canina es importante para la prevención de las zoonosis. Si bien en los últimos años se implementaron medidas como la colocación de cercos en las áreas de juego y en el perímetro de varios espacios verdes de la Ciudad de Buenos Aires, existen problemas de índole social que impiden su aplicación eficiente. Es claramente necesario contar con estrategias de prevención, evaluación y control de la contaminación fecal y parasitaria, refieren los autores. Dichas medidas deberían estar integradas con cuestiones de planificación urbana y salud pública e incluir el control de la población canina, el tratamiento masivo de los perros con antihelmínticos y la aplicación de programas de educación y alerta para la población.
Especialidad: Bibliografía - Infectología