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Los Acidos Grasos Omega-3 Serían Útiles para el Tratamiento de la Depresión en Niños y Adultos

  • TITULO : Los Acidos Grasos Omega-3 Serían Útiles para el Tratamiento de la Depresión en Niños y Adultos
  • AUTOR : Osher Y, Osher Y, Belmaker R
  • TITULO ORIGINAL : Omega-3 Fatty Acids in Depression: A Review of Three Studies
  • CITA: CNS Neuroscience & Therapeutics 15(2):128-133, 2009
  • MICRO : Una investigación en niños y dos en adultos con depresión sugieren que el tratamiento con ácidos grasos omega-3 es eficaz y seguro. Sin embargo, se requieren estudios prospectivos a mayor escala para establecer conclusiones definitivas.

Introducción

El ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido icosapentaenoico (EPA) son ácidos grasos omega-3 poliinsaturados de cadena larga. Los seres humanos no sintetizan estos ácidos grasos; su incorporación depende esencialmente del consumo de pescados grasos de agua fría. Diversos estudios epidemiológicos realizados a partir de la década de 1990 sugirieron que la dieta rica en este tipo de pescados podría ser beneficiosa para evitar la depresión. En este contexto, los estudios bioquímicos y farmacológicos sugirieron que los ácidos grasos podrían modular el metabolismo de los neurotransmisores y los mecanismos de señalización celular en los seres humanos. Los trastornos del metabolismo de los ácidos grasos podrían, entonces, tener una participación en la depresión.

Existen indicios de que los ácidos grasos omega-3 modifican los metabolitos de la serotonina en el líquido cefalorraquídeo; los resultados de un trabajo sugirieron cambios en la concentración de los ácidos grasos en la dieta en los pacientes con depresión, mientras que otra investigación reveló cambios en la composición de los ácidos grasos en el suero, en los individuos con depresión. Por su parte, un grupo sostiene que los ácidos grasos podrían representan el «eslabón perdido» para explicar la relación entre la enfermedad cardiovascular y la depresión. En esta ocasión, los autores revisaron 3 estudios realizados en el Beer Sheva Mental Health Center en los que se analizó el efecto de los ácidos grasos omega -en combinación con la terapia farmacológica- en pacientes con depresión unipolar, en niños con depresión unipolar y en enfermos con depresión bipolar.

Beer Sheva Unipolar Depression Study

En este trabajo, los autores evaluaron el efecto de un ácido graso omega-3 específico -el etil éster del EPA- en combinación con el tratamiento antidepresivo en pacientes con depresión unipolar recurrente. El estudio tuvo un diseño a doble ciego, controlado y aleatorizado, de grupos paralelos.

Los pacientes reunían criterios de depresión mayor según el Diagnostic and Statistical Manual-IV (DSM-IV); tenían entre 18 y 75 años y no presentaban enfermedad médica inestable alguna. No referían antecedentes de abuso de drogas o alcohol, no presentaban trastornos psicóticos y no tenían antecedenetes de hipomanía o de manía ni de enfermedades psiquiátricas -con excepción de trastorno de angustia, distimia o trastorno obsesivo-compulsivo. Después de la evaluación física inicial, los participantes fueron asignados al EPA o a placebo durante 4 semanas, en combinación con la terapia farmacológica antidepresiva en la dosis habitual. Los pacientes que se incluyeron en la investigación llevaban al menos 3 semanas de tratamiento farmacológico con drogas antidepresivas en la dosis recomendada y un puntaje en la Hamilton Depression (Ham-D) Rating Scale (HDRS) de al menos 18. Los enfermos recibieron EPA o placebo en dosis de 1 g dos veces por día.

La muestra de análisis estuvo integrada por 17 mujeres y 3 hombres de 53.4 años en promedio. El modelo de covarianza (MANCOVA) reveló una interacción significativa entre el tratamiento y el tiempo (F = 17.6; df1.6/28.6 ; p < 0.001). El efecto del EPA difirió sustancialmente del observado con el placebo hacia la segunda semana (prueba post hoc Newman-Keuls, p < 0.001), en la tercera semana (prueba post hoc Newman-Keuls, p < 0.001) y en la cuarta semana (prueba post hoc Newman-Keuls, p < 0.001). La reducción promedio del puntaje en la HDRS fue de 12.4 puntos en el grupo de tratamiento activo, en comparación con 1.6 puntos en el grupo placebo. Seis de los 10 pacientes asignados al EPA respecto de sólo uno de los 10 que recibieron placebo lograron una reducción del 50% en el puntaje de dicha escala (p = 0.06).

Los hallazgos sugieren que el EPA utilizado en esta ocasión se asocia con mejoría de los síntomas depresivos, después de la segunda semana de tratamiento (una evolución similar a la que se observa con los antidepresivos disponibles en la actualidad). El humor, el insomnio y el sentimiento de culpa fueron algunas de las manifestaciones que mejoraron en los sujetos que recibieron EPA.

Beer Sheva/Schneider Children’s Medical Center Pediatric Depression Study

El trastorno depresivo mayor (TDM) es común en los niños; la enfermedad habitualmente es recurrente y se asocia con una evolución psicológica desfavorable, con otras anormalidades y con un riesgo elevado de suicidio y de abuso de drogas. La prevalencia estimada es del 2% al 4%. Diversos estudios revelaron índices de respuesta del 50% al 60% con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y con placebo. Sin embargo, añaden los expertos, la mayoría de dichas investigaciones incluyó especialmente niños en edad prepuberal y cabe recordar que la eficacia del tratamiento biológico de la depresión en este grupo de edad no se conoce. En función de los resultados alentadores obtenidos en adultos con depresión tratados con ácidos grasos omega-3, los autores diseñaron un estudio en niños de menos de 12 años.

Los pacientes presentaban TDM, según el Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia; se excluyeron los individuos con enfermedades físicas no controladas, con otros trastornos psiquiátricos (excepto ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad [TDAH] o distimia). La investigación tuvo una duración de 16 semanas; la evolución se determinó mediante la Childhood Depression Rating Scale (CDRS), el Childhood Depression Inventory (CDI) y la Clinical Global Impression. Los pacientes fueron asignados a dos cápsulas de 500 mg o a una de 1 000 mg (según su capacidad para tragar comprimidos de mayor tamaño). Los autores recuerdan que esta dosis representa la mitad de la dosis utilizada en un estudio en adultos. El placebo consistió en aceite de oliva, sin ácidos grasos omega-3 (comprimidos de 500 mg) o aceite de cártamo (cápsulas de 1 000 mg, 74% de ácido linoleico).

Los comprimidos de 1 000 mg para el grupo de tratamiento activo estuvieron formados por 400 mg de EPA y 200 mg de DHA, mientras que los de 500 mg incluyeron 190 mg de EPA y 90 mg de DHA.

Veinte de los 28 niños reclutados completaron al menos 2 semanas de investigación y representaron la muestra de análisis. Ocho pacientes (5 del grupo placebo y 3 del grupo de tratamiento activo) abandonaron el protocolo antes del mes. El análisis final abarcó 10 niños en el grupo de tratamiento activo y 10 en el grupo control, de 10 y 10.3 años en promedio, respectivamente. La depresión llevaba 3.5 meses de duración en promedio en el grupo de tratamiento activo y 3.3 meses en el grupo placebo. En todos los casos, el episodio de depresión era el primero.

Seis niños asignados a los ácidos omega-3 y 7 niños del grupo placebo presentaban otros trastornos (TDAH, trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad, distimia o tics). Dos niños del grupo de tratamiento activo y 3 del grupo placebo recibían metilfenidato en dosis estables desde 6 meses antes como mínimo.

El efecto de los ácidos omega-3 fue altamente significativo. Siete de los 10 pacientes del grupo de tratamiento activo (respecto de ningún niño del grupo placebo) presentaron una reducción de más del 50% en el puntaje de la CDRS (p = 0.003) y 4 de los 10 reunieron criterios de remisión (CDRS: menos de 29 puntos al final del estudio). Esta evolución no se observó en los enfermos del grupo control. El análisis ANOVA (tratamiento y tiempo) reveló una interacción significativa (F = 3.4; df5.80; p < 0.005). Se registró un efecto sustancial del tratamiento (F = 5.5; df1.16; p < 0.04) y del tiempo (F = 7.6; df5,80; p < 0.001). Los resultados de la CGI también fueron muy favorables. Los análisis post hoc para el CDI no revelaron un momento específico de divergencia entre el tratamiento activo y el placebo. En cambio, para la CDRS y la CGI, los análisis post hoc mostraron un efecto significativo respecto del placebo a partir de la octava semana.

Los autores destacan que el escaso efecto placebo que se observó en esta investigación es atípico ya que en los niños con depresión, éste suele ser más notorio. Sin embargo, fue similar a lo observado en adultos con depresión.

En estudios anteriores en sujetos adultos con depresión se utilizó EPA, el precursor del DHA. En el trabajo actual se usó una combinación de EPA y DHA (2:1), una fórmula muy común en los preparados de venta libre.

Beersheva Bipolar Depression Study

El primer estudio con ácidos omega-3 en la depresión bipolar se realizó en 1999; desde ese momento se publicaron sólo unos pocos trabajos más. Un resumen refirió que dichos ácidos (1 o 2 g/día de EPA) eran superiores al placebo, en combinación con el tratamiento farmacológico. Sin embargo, añaden los expertos, la investigación tuvo fallas metodológicas importantes.

Por su parte, los resultados preliminares de un ensayo multicéntrico realizado por la Stanley Foundation sugirieron que el agregado de 6 g diarios de EPA al tratamiento antidepresivo (estabilizantes del humor) podría asociarse con una evolución desfavorable en los enfermos con depresión bipolar.

El estudio abierto comentado en esta ocasión abarcó 12 pacientes con depresión bipolar resistente al tratamiento; depresión recurrente a pesar de la terapia adecuada con estabilizantes del humor, aisladamente o en combinación con antidepresivos; depresión residual en enfermos tratados con litio o depresión de reciente diagnóstico. Las cinco enfermas y los 7 varones tuvieron una edad promedio de 39.5 años; la depresión llevaba entre 6 meses y 22 años (9.8 años en promedio). Los pacientes completaron la HDRS de 24 secciones tanto al inicio como una vez por mes, hasta el sexto mes o hasta la finalización del estudio. Los pacientes recibieron 2 g diarios de EPA.

Ocho de los 10 pacientes tratados con EPA presentaron una reducción del 50% o mayor en el puntaje de la Ham-D en el transcurso de un mes; un enfermo presentó una disminución del 20% pero, debido a un intento de suicidio, debió ser internado y tratado con terapia electro-convulsiva. El paciente restante tuvo un descenso de más del 50% al final del segundo mes de tratamiento. Dos enfermos no completaron el primer mes (uno de ellos prefirió volver al tratamiento con fluoxetina). El último paciente no completó los 6 meses de protocolo porque se interrumpió la disponibilidad de la preparación con EPA.

Tres pacientes que presentaron remisión de la depresión y que optaron por suspender el tratamiento con ácidos omega-3 tuvieron una recidiva en el transcurso de los 30 a 60 días siguientes; la administración de EPA durante un mes indujo nuevamente la remisión. Ningún enfermo presentó síntomas de manía.

Debido al diseño de la investigación (abierto y con un escaso número de enfermos), los hallazgos son preliminares, señalan los expertos. Además, se requiere un seguimiento más prolongado para conocer con precisión el riesgo de aparición de manía. Por su parte, el estudio se realizó en el ámbito ambulatorio y, por lo tanto, los resultados no son aplicables a los pacientes internados con depresión más grave. Aun así, los hallazgos son alentadores y justifican el diseño de nuevas investigaciones prospectivas.

Conclusión

El tratamiento con ácidos omega-3, particularmente EPA, sería útil en los enfermos con depresión. Esta estrategia de terapia es muy segura ya que no se observaron efectos adversos en ningún caso. Sin embargo, los hallazgos favorables no han podido ser replicados en otros estudios, de manera tal que las conclusiones no son definitivas. El efecto del DHA es controvertido y por ahora se desconoce si interfiere con los efectos antidepresivos del EPA. Por ahora no están claros los mecanismos de acción del EPA y tampoco se comprende por qué las dosis más bajas serían más eficaces que las dosis más elevadas. La utilidad de los ácidos omega-3 como monoterapia es otro interrogante. El bajo costo de esta estrategia de terapia representa otro punto a favor para continuar con la investigación, concluyen los autores.

Especialidad: Bibliografía - Psiquiatría

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