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Los Trastornos del Estado de Animo son muy Frecuentes en las Mujeres con Síndrome de Ovarios Poliquísticos

  • AUTOR : Kerchner A, Lester W, Stuart S, Dokras A
  • TITULO ORIGINAL : Risk of Depression and Other Mental Health Disorders in Women with Polycystic Ovary Syndrome: A Longitudinal Study
  • CITA : Fertility and Sterility 91(1):207-212, Ene 2009
  • MICRO : Las mujeres jóvenes con síndrome de ovarios poliquísticos con mucha frecuencia tienen depresión y otros trastornos del estado de ánimo. El aumento de peso y la dificultad para controlar esta alteración serían factores de importancia fundamental en la aparición de los trastornos psiquiátricos.

 

Introducción

Aproximadamente el 5% al 10% de las mujeres en edad reproductiva presenta síndrome de ovarios poliquísticos (SOP), que se asocia con mayor riesgo de aparición de resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, dislipidemia y síndrome metabólico. Además, las pacientes con SOP pueden presentar aterosclerosis precoz y trastornos psiquiátricos. Un estudio reciente reveló elevada frecuencia de depresión en comparación con los controles (35% y 10.7%, respectivamente) después de tener en cuenta el índice de masa corporal (IMC), el antecedente familiar de depresión y el antecedente de infertilidad. Los trastornos de ansiedad y de la alimentación también son comunes en las mujeres con SOP.

La cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) clasifica la depresión unipolar en tres entidades: trastorno depresivo mayor (TDM), trastorno distímico y trastorno depresivo inespecífico. Un estudio epidemiológico reciente realizado en sujetos adultos de los EE.UU. reveló una prevalencia de TDM en los 12 meses previos y en algún momento de la vida del 5% y del 13%, respectivamente. El TDM es casi 2 veces más común en las mujeres; aproximadamente la mitad de los pacientes con depresión desea fallecer y una tercera parte refiere ideación suicida, de allí la importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado.

Los síntomas físicos del SOP comprometen el bienestar psicosocial y la salud sexual. Asimismo, la frustración y la ansiedad ejercen consecuencias negativas sobre la calidad de vida en las mujeres y adolescentes con SOP. El hirsutismo, el acné y la obesidad son algunas de las manifestaciones clínicas del SOP que ocasionan sufrimiento emocional y trastornos en el desempeño sexual y social de la paciente. Aunque el compromiso de la salud mental en estas mujeres es cada vez más reconocido, sólo unos pocos estudios han evaluado este aspecto en particular.

El objetivo de la presente investigación fue determinar la prevalencia de depresión en mujeres con SOP y establecer los factores predictores del trastorno psiquiátrico.

Materiales y métodos

El SOP se diagnosticó sobre la base de los criterios de Rotterdam y fue confirmado por un equipo multidisciplinario de especialistas en endocrinología reproductiva e infertilidad, dermatología, psiquiatría, clínica y nutrición. Las participantes completaron el Primary Care Evaluation of Mental Disorders Patient Health Questionnaire (PRIME-MD PHQ), el Beck Anxiety Inventory (BAI) y el Beck Depression Inventory II (BDI).

Las pacientes -que habían participado en una investigación previa- brindaron información relacionada con el diagnóstico del SOP, los síntomas, los antecedentes gestacionales, los fármacos utilizados, las dificultades con los tratamientos y la satisfacción con estos.

El PHQ es un cuestionario que permite establecer el diagnóstico de TDM y de otros síndromes depresivos. Este instrumento es válido para la evaluación de los trastornos mentales, del compromiso funcional y del estrés psicológico en pacientes ambulatorias con enfermedades ginecológicas. Por su parte, el PRIME-MD PHQ permite evaluar 8 trastornos, entre ellos, el TDM, el trastorno depresivo inespecífico, los trastornos de la alimentación y el trastorno de ansiedad. La versión PHQ también incluye preguntas específicas relacionadas con el síndrome premenstrual, el posparto, los trastornos del estado de ánimo asociados con la menstruación, los embarazos y la fertilidad. Este cuestionario se asocia con una sensibilidad y una especificidad del 73% y del 98%, respectivamente, para el diagnóstico de TDM.

El BDI consiste en 21 dominios que permiten conocer la gravedad de la depresión en los adultos; los síntomas se valoran en una escala de 0 a 3 puntos: el puntaje más alto representa mayor gravedad de los síntomas depresivos. Sin embargo, este instrumento no parece muy sensible para captar las fluctuaciones del estado de ánimo que se producen día a día. En cambio, es apto para detectar cambios longitudinales en las manifestaciones de la depresión.

El BAI incluye 21 secciones que permiten discriminar entre la depresión y la ansiedad; los pacientes refieren la gravedad de los síntomas en la semana previa en una escala de 0 a 63 puntos.

Las variables categóricas se analizaron con la prueba de Fisher.

Resultados

Un total de 60 mujeres entre las 103 participantes del estudio anterior (58%) completaron el cuestionario e integraron la muestra para el segundo trabajo. El 96% de ellas era de raza blanca y la edad promedio fue de 32 años. El 90% refirió nivel educativo elevado; la mayoría (73%) de las mujeres estaba casada. El tiempo promedio entre ambos estudios fue de 22 meses.

La prevalencia global de depresión fue del 40% (24 de las 60 mujeres que completaron el cuestionario). Diez mujeres mostraron resultados positivos en el rastreo que utilizó al PRIME-MD PHQ y otras 14 pacientes recibían terapia para la depresión. Cinco de las 10 primeras y 6 de las pacientes tratadas no habían tenido depresión en el momento de la primera investigación, de manera tal que tenían depresión de diagnóstico reciente, con un índice de conversión del 19%.

Veinte mujeres refirieron depresión en el momento del primer estudio; 7 de ellas se encontraban en remisión cuando se efectuó el segundo trabajo. Cinco habían recibido psicoterapia y antidepresivos; en las 2 pacientes restantes, la depresión desapareció de manera espontánea. En 13 casos, la depresión persistió; todas habían recibido tratamiento farmacológico o psicoterapia. A pesar de ello, 5 pacientes con depresión persistente tuvieron resultados compatibles con TDM en el PRIME-MD PHQ, un fenómeno que sugirió que el tratamiento no fue apropiado. Por el contrario, el 75% ya no presentaba depresión y tenía buen control de la enfermedad en el momento del segundo estudio.

Nueve mujeres presentaron ansiedad (trastorno de angustia o ansiedad inespecífica); en 5 de las 9 mujeres también se diagnosticó depresión. El puntaje promedio del BAI fue de 8.4. En la segunda investigación se comprobó elevado riesgo de trastornos alimentarios (atracos) en las pacientes con SOP; 14 de las 60 participantes mostraron resultados positivos para esta alteración (23.3%). Seis de ellas también presentaban depresión. El puntaje promedio del BDI fue de 11.8; el 56.6% en total (34 de 60) presentó trastornos del estado de ánimo.

El IMC promedio fue de 33.9; el exceso de peso fue el problema más frecuente (65% de los casos), seguido por la infertilidad (56.6% de las mujeres) y los trastornos en el control de la glucemia (41.6%). El 35% al 38% refirió preocupación por el hirsutismo, las irregularidades menstruales y los niveles elevados de insulina. El 3% no refirió mayor preocupación.

El puntaje promedio del BDI fue significativamente mayor en las pacientes con depresión, respecto de aquellas sin este trastorno (p < 0.01). En el presente estudio, el 14% de las mujeres sin depresión y el 12.5% de las pacientes con este trastorno refirieron mejoría del peso; en cambio, el peso aumentó en el 30% y en el 37.5% de los casos, respectivamente. No se registraron diferencias entre los grupos en las dificultades asociadas con la imagen corporal por el hirsutismo o el acné. El riesgo de presentar trastornos alimentarios también fue semejante entre los dos grupos. Un porcentaje similar de mujeres con ansiedad o sin ésta manifestó preocupación por el hirsutismo.

El 95% de las pacientes refirió estar informado acerca del diagnóstico del SOP. La función menstrual y el acné fueron las dos manifestaciones clínicas que mejoraron significativamente entre el primer y el segundo estudio. En cambio, el peso y el hirsutismo fueron los síntomas que menos mejoraron. El 38% de las mujeres con depresión y el 28% de las pacientes sin este trastorno refirieron insatisfacción con el tratamiento en conjunto y el asesoramiento. El 64% de las mujeres con depresión en el primer estudio y derivadas a un especialista refirió que el tratamiento fue de ayuda; el 85% se mostró satisfecho con el tratamiento.

Discusión

En este estudio se evaluó la prevalencia de depresión y de otros trastornos del estado de ánimo en pacientes con SOP a lo largo de 2 años. Los hallazgos indicaron un elevado índice de depresión y de otras alteraciones psiquiátricas en mujeres jóvenes con SOP. La prevalencia de depresión fue del 35% y del 40% en el primer y en el segundo estudio, respectivamente, en comparación con un 10% entre los controles. Si bien 7 mujeres mejoraron durante el período entre ambas investigaciones, en 10 este diagnóstico apareció en el momento del segundo estudio. Asimismo, la frecuencia de ansiedad y de trastornos de la alimentación fue alta en los dos momentos de evaluación. La información en conjunto puso de manifiesto la importancia de rastrear estos trastornos en las pacientes con SOP. Se sugirió que la ansiedad, en este grupo, podría estar asociada con la presencia de hirsutismo; sin embargo, los datos de esta investigación no avalan esta correlación. De hecho, el aumento de peso y la dificultad para mejorar esta característica fueron preocupaciones habituales, tal vez porque la asistencia dermatológica adecuada ejerció efectos muy favorables sobre el trastorno cutáneo.

Un amplio estudio reciente reveló que las pacientes con SOP muestran deterioro importante de la calidad de vida en términos de los trastornos emocionales, el peso, la infertilidad, el acné, los síntomas menstruales, la predicción menstrual y el hirsutismo; por su parte, el peso fue el factor de mayor contribución en el compromiso de la calidad de vida. Este hallazgo coincide con las observaciones de la presente investigación a pesar de que las pacientes evaluadas refirieron haber sido asesoradas y tratadas. En relación con la depresión, los resultados sugieren que las mujeres jóvenes con SOP representan una población muy propicia para recibir las medidas terapéuticas correspondientes y que podrían beneficiarse con el rastreo intensivo y la terapia.

Los trastornos del estado de ánimo en las pacientes con SOP ejercen consecuencias emocionales, sociales y cognitivas importantes. Aunque todavía no se ha esclarecido el papel específico de las manifestaciones físicas del síndrome en los trastornos psiquiátricos, en opinión de los autores, todas estas pacientes deberían recibir asesoramiento específico. Señalan, además, que los estudios futuros serán de gran ayuda para determinar si los trastornos del estado de ánimo en mujeres jóvenes con SOP ejercen una influencia decisiva en los años posteriores de la vida, concluyen los expertos.

Especialidad: Bibliografía - Ginecología - Psiquiatría

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