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Más Autoanticuerpos en la Enfermedad Celíaca

  • AUTOR:Alaedini A Green PH
  • TITULO ORIGINAL:Autoantibodies in Celiac Disease
  • CITA:Autoimmunity 41(1):19-26, Feb 2008
  • MICRO: Los anticuerpos antitransglutaminasa 2 son útiles para el diagnóstico y el seguimiento de la enfermedad celíaca y podrían, además, desempeñar un papel patogénico. Otros autoanticuerpos que se han detectado podrían estar relacionados con manifestaciones extraintestinales.

Introducción

La enfermedad celíaca (EC) es un trastorno frecuente caracterizado por una respuesta indebida al gluten del trigo (compuesto por gliadina y glutenina) y a otras proteínas similares de otros cereales, en individuos predispuestos genéticamente. La lesión resultante, informan los autores, es la atrofia de las vellosidades, la hiperplasia de las criptas y la infiltración linfocitaria en el intestino delgado. La eliminación de dichas proteínas inmunogénicas de la dieta, aseguran, lleva a la mejoría clínica e histológica. Los expertos hacen notar que esta enteropatía, que antes se suponía exclusivamente pediátrica, puede hacer su aparición a cualquier edad.

Las manifestaciones extraintestinales de la EC incluyen la enfermedad ósea, la dermatitis, ciertos déficits neurológicos, algunas alteraciones endocrinas y las neoplasias. Algunas de ellas son consecuencia de la deficiencia de nutrientes secundaria a la mala absorción. Otras, estarían determinadas por un patrón genético en común y por factores inmunológicos que involucran la reactividad a autoantígenos.

Los investigadores refieren que la presencia de anticuerpos contra la transglutaminasa 2 (TG 2) es característica de la EC en actividad, aunque su papel en la patogenia de la enfermedad no está completamente aclarado. Se han detectado, afirman los autores, otros anticuerpos en la EC en asociación con las complicaciones extraintestinales.

En esta revisión, los autores analizaron los autoanticuerpos de la EC en relación con su valor diagnóstico, su origen y su papel en la patogenia de la enfermedad.

Anticuerpos antitransglutaminasa 2

Los expertos reseñan que en la década del 60 quedó clara la asociación entre la EC y los autoanticuerpos contra el tejido endomisial, el tejido conectivo laxo que rodea a las fibras musculares. Dichos anticuerpos, que se denominaron antiendomisio y antireticulina, se detectaban por técnicas de inmunofluorescencia. En 1997, continúan, se identificó a la TG 2 como el principal autoantígeno para los anticuerpos antiendomisio y antireticulina. Posteriormente, se desarrolló la técnica ELISA para la detección de los anticuerpos específicos. La sensibilidad y la especificidad de los anti-TG 2, explican, varían en distintos trabajos de acuerdo con la selección del método de referencia, la selección de pacientes y la estandarización del método. Sin embargo, aseguran, los anti-TG 2 son actualmente los marcadores más sensibles y más específicos de la EC. Además, los anti-TG 2 de tipo IgA tienen una sensibilidad superior al 90% y una especificidad mayor que 95%. Los IgG tienen especificidad alta (mayor que 95%) pero una sensibilidad de alrededor del 40%. Por tal motivo, aseveran, los isotipos IgA de los anticuerpos anti-TG 2 son los recomendados para la pesquisa inicial.

Actualmente, ante la sospecha de enfermedad celíaca por la presencia de síntomas característicos o por la pertenencia a grupos de riesgo, señalan los expertos, se comprueban los anticuerpos antiendomisio y los anti-TG 2. En los casos positivos o en los menos frecuentes con serología negativa y sospecha clínica alta, indican, se efectúa una biopsia de intestino. El hallazgo de las lesiones histológicas características, agregan, debe ir seguido de la prescripción de una dieta libre de gluten. Los investigadores hacen notar que aun cuando los anticuerpos antiendomisio y anti-TG 2 son una herramienta valiosa para la pesquisa de pacientes, el diagnóstico de la enfermedad sigue basándose en los hallazgos histológicos. Al respecto, agregan, hay que tener en cuenta que la sensibilidad de los anticuerpos disminuye en los pacientes con lesión histológica leve, por lo que los casos con atrofia vellositaria parcial podrían ser subdiagnosticados de considerarse sólo los hallazgos serológicos.

Los investigadores afirman que en la EC pueden detectarse otros autoanticuerpos que estarían en relación con las manifestaciones extraintestinales. En la dermatitis herpetiforme, ejemplifican, se han detectado anticuerpos contra la transglutaminasa 3, una enzima citosólica involucrada en la diferenciación de los queratinocitos. Dicha enzima también puede hallarse formando complejos con IgA en la piel por lo que, estiman los autores, podría desempeñar un papel patogénico en las manifestaciones dermatológicas.

En otro estudio, reseñan los expertos, se han detectado anticuerpos contra el factor XIII, una transglutaminasa plasmática, en pacientes con EC, aunque se desconoce su asociación con manifestaciones clínicas específicas.

Otro hallazgo serológico, mencionan los autores, son los anticuerpos antiactina IgA que correlacionan con el grado de atrofia vellositaria, verificándose mayores títulos en las formas más graves.

En trabajos recientes se han descrito en algunos pacientes celíacos anticuerpos antigangliósidos en asociación con déficits del sistema nervioso central o periférico. Los gangliósidos, explican, son glucoesfingolípidos presentes en altas concentraciones en el sistema nervioso central pero también en los enterocitos. Dichos anticuerpos, agregan, constituyen un marcador diagnóstico de neuropatías periféricas autoinmunes como el síndrome de Guillain-Barré.

La zonulina es una proteína involucrada en la modulación de la permeabilidad intestinal a nivel de las uniones intercelulares estrechas. La presencia de IgA antizonulina se correlaciona con la actividad de la EC y desaparece con la remisión.

También se han detectado autoanticuerpos anticolágeno tipo I, III, V y VI en pacientes celíacos. La alta prevalencia de enfermedades del tejido conectivo en asociación con la EC, postulan los expertos, podría guardar relación con la inmunorreactividad anticolágeno. Asimismo, consignan, como la EC se asocia con tiroideopatías autoinmunes y diabetes tipo 1, los anticuerpos que caracterizan a estas últimas pueden estar presentes en los pacientes celíacos. La relación entre estas enfermedades estaría determinada por caracteres genéticos comunes en la región HLA del cromosoma 6.

Los mecanismos que desencadenan la producción de autoanticuerpos en la EC

Según los investigadores, los autoanticuerpos resultan de una pérdida de la tolerancia a los propios antígenos, lo que genera activación de las células B. Una forma en que este mecanismo se desencadena, detallan, es a través de la dispersión de epitopos, de tal modo que una respuesta inmune inicial a la gliadina se diversifica incluyendo a otros epitopos a ese antígeno (cooperación intramolecular) o a otros antígenos (cooperación intermolecular). Dado que la TG 2 y la gliadina forman complejos covalentes, se supone que la reactividad de los anti-TG 2 en la EC sería el resultado de la dispersión de epitopos a través de la cooperación intermolecular. Así, la gliadina sería una proteína transportadora de la TG 2 y las células T que reacciona específicamente con dicha proteína, y activaría a las células B con la consiguiente liberación de anticuerpos antigliadina y anti-TG 2.

Otro mecanismo a través del cual se generarían autoanticuerpos en la EC, sostienen los autores, es por mímica molecular. Una respuesta inmune dirigida hacia la gliadina, la TG 2 o hacia otra molécula podría reaccionar en forma cruzada con otros antígenos similares estructuralmente.

Por último, los investigadores postulan que la presencia de autoanticuerpos en la EC podría relacionarse directamente con la remodelación tisular y la apoptosis de las células intestinales, con la consecuente liberación de epitopos al medio extracelular. Estos antígenos intracelulares, aclaran, generalmente no expuestos al sistema inmunitario, podrían ser interpretados como extraños por las células B o T.

El papel patogénico de los autoanticuerpos en la EC

Los investigadores señalan que la lesión mucosa inducida por el gluten en la EC está mediada por las células T. El infiltrado de células T CD4+ en la lámina propia y de células T CD8+ y CD4 CD8 en el epitelio, es una característica de la fase activa de la enfermedad. En los individuos predispuestos genéticamente, explican, los péptidos del gluten son procesados y presentados a las células T CD4+. Estas últimas, así activadas, liberan citoquinas, las que, a su vez, inducen la activación clonal de las células B productoras de anticuerpos.

Los autores reconocen que todavía no hay consenso en relación con el papel patogénico de la TG 2. Estiman que dado que ese antígeno es requerido para la activación de un factor que interviene en la diferenciación de las células epiteliales, su inactivación por los anticuerpos específicos podría resultar en un efecto deletéreo sobre la diferenciación celular determinante de la lesión mucosa característica.

También, informan, se ha demostrado que los anti-TG 2 incrementarían la permeabilidad celular. Si se tiene en cuenta que la TG 2 se encuentra en varios tejidos, esta acción patogénica de los anticuerpos podría explicar tanto los efectos intestinales como los extraintestinales.

Conclusión

Los autores concluyen que el descubrimiento de los anti-TG 2 ha significado no sólo el hallazgo de una herramienta diagnóstica específica y sensible sino también un paso importante en la comprensión de la patogenia de la enfermedad.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica

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