Bibliografía

Laboratorios Bagó > Bibliografías > Mayor Frecuencia de Seromas en Pacientes Obesos que se Someten a Abdominoplastia y Liposucción

Mayor Frecuencia de Seromas en Pacientes Obesos que se Someten a Abdominoplastia y Liposucción

  • AUTOR : Kim J, Stevenson T
  • TITULO ORIGINAL : Abdominoplasty, Liposuction of the Flanks, and Obesity: Analyzing Risk Factors for Seroma Formation
  • CITA : Plastic and Reconstructive Surgery 117(3):773-779, Mar 2006
  • MICRO : La aparición de seromas es más frecuente en individuos obesos sometidos a abdominoplastia con liposucción que en aquellos pacientes bajo el mismo procedimiento pero con peso corporal normal. 

Introducción

La formación de seromas luego de abdominoplastia es un motivo de gran frustración para cirujanos y pacientes, relacionado con el hábito tabáquico, la diabetes y el sexo masculino. En general, la liposucción de los flancos suele realizarse junto con la abdominoplastia y esto puede incrementar el riesgo de formación de seromas; también la obesidad, a la que debe imputarse la aparición de complicaciones de la herida que se practica para realizar el procedimiento.

Algunos datos recientes muestran que 64.5% de los adultos estadounidenses presentan sobrepeso, con un índice de masa corporal (IMC) superior a 25 kg/m2, cifra en la está incluido el 30.5% de la población adulta calificada como obesa porque el IMC supera los 30 kg/m2. Aún no están establecidos los efectos de la obesidad en los pacientes sometidos a abdominoplastia sola o asociada a liposucción de los flancos.

El objetivo de este trabajo consistió en evaluar la incidencia de la formación de seromas luego de abdominoplastia, con liposucción de los flancos o sin ella, e investigar el riesgo de esta complicación en relación con el IMC. Los autores dan por supuesto que la obesidad predispone a mayor riesgo de formación de seromas.

Metodología

Se llevó a cabo un análisis retrospectivo sobre la base de historias clínicas de pacientes sometidos a modelación corporal entre diciembre de 1992 y diciembre de 2002, y en un registro se volcó la edad, el sexo, la altura, el peso, el hábito tabáquico, la presencia o ausencia de diabetes, el número y la permanencia posoperatoria de los drenajes y el seguimiento y la aparición de complicaciones, entre ellas, los seromas. No fue necesario excluir pacientes por falta de datos.

La incidencia de formación de seromas se analizó en función de si se había realizado liposucción o no de los flancos junto con la abdominoplastia. Los casos de operación combinada se clasificaron en relación con el tipo de procedimiento aplicado (con ultrasonido o sin él). Además, se evaluaron los riesgos de aparición de seromas en relación con el IMC.

Los pacientes fueron marcados en posición vertical y luego conducidos a la sala de operaciones, donde fueron ubicados en decúbito dorsal. Excepto un paciente, el ombligo se conservó y se lo circunscribió antes de resecar piel y tejido adiposo abdominal. El colgajo cutáneo superior fue disecado con electrobisturí hasta los rebordes costales y el apéndice xifoides. A los pacientes con diastasis de los músculos rectos, además se les practicó plicatura de la fascia mediante suturas monofilamento irreabsorbibles. Después de colocar al paciente en posición semiflexionada, se resecó el exceso de piel y tejido adiposo y luego el colgajo superior se fijó con grapas al labio inferior de la incisión cutánea. Estas grapas luego fueron reemplazadas por suturas monofilamento reabsorbibles a puntos separados que conformaron un plano dérmico único. Antes del cierre final de la herida se colocaron 2 drenajes aspirativos suprapúbicos, con excepción de un paciente al que se consideró conveniente dejar 4 tubos.

En aquellos individuos que además se les realizó liposucción, se marcaron las áreas correspondientes en posición vertical. Las zonas de los flancos siempre se superpusieron con el exceso de piel y la grasa abdominal a ser resecados. Después de la anestesia general con intubación orotraqueal, se infiltró en el tejido subcutáneo una solución de lidocaína al 0.05% con 1:1 000 000 de epinefrina. Se practicó la lipoaspiración mediante el empleo de cánulas de 3 y 4 mm y se cuidó de no succionar el colgajo cutáneo abdominal. Los volúmenes aspirados de ambos flancos variaron entre 200 cc y 1 425 cc con un volumen medio de 736 cc. Después de la liposucción se realizó la abdominoplastia.

Luego del quirófano, los pacientes pasaron a internación en posición semiflexionada y fueron dados de alta al primer día del posoperatorio con los drenajes colocados. Se estimuló la deambulación pero se limitó la actividad física; los vendajes compresivos permanecieron durante 6 semanas. Los drenajes fueron retirados cuando la producción de exudados no superaba los 30 cc por día; en promedio, los tubos permanecieron 8 días, tanto en pacientes con abdominoplastia sola como en aquellos con liposucción agregada.

Durante los 10 años de estudio, el mismo cirujano realizó cirugía modeladora a 118 pacientes. El tiempo de seguimiento promedio fue de 14.5 meses. En 39 se realizó abdominoplastia sola y en 79 se agregó liposucción de los flancos en la misma sesión operatoria. En 19 de estos últimos pacientes se efectuó el procedimiento con un dispositivo ultrasónico. Las abdominoplastias solas fueron llevadas a cabo en 4 varones y 35 mujeres con una media de edad de 42.7 años. Las operaciones asociadas fueron realizadas en 2 varones y 77 mujeres. Cuatro pacientes eran fumadores y 2 diabéticos. En el grupo en que se realizó sólo abdominoplastia, el IMC varió entre 17.7 kg/m2 y 43.4 kg/m2. En el otro grupo se registraron valores entre 19.6 kg/m2 y 38.4 kg/m2. Las diferencias no fueron estadísticamente significativas.

Se definió como seroma a la colección líquida de la pared abdominal ostensible al examen físico y aspirada por lo menos una vez. El diagnóstico se realizó sobre la base de la presencia de una tumefacción a lo largo de la parte baja de la pared abdominal, con la comprobación de onda líquida. Cada aspiración se prolongó hasta que se recolectó la mayor cantidad posible de líquido y se observó la desaparición de la onda. La punción se repitió en caso de recurrencia.

En el grupo sometido sólo a abdominoplastia, 15 de los 39 pacientes presentaron seromas posoperatorios (38%). En el grupo en que se realizó liposucción, la complicación apareció en 23 de los 79 participantes (29%). La cantidad de aspiraciones que se requirieron y el volumen de líquido evacuado fueron similares. El grupo de liposucción asociada fue subdividido en 2, según se hubiera empleado o no el dispositivo ultrasónico; cuando se usó, 42% de los pacientes presentaron seromas y en casos de liposucción convencional, en 25%. Los pacientes con sobrepeso tuvieron mayor probabilidad de presentar seromas que aquéllos con IMC normal, es decir < 25 kg/m2, independientemente de que se les hubiera efectuado liposucción o no.

Discusión

La abdominoplastia o dermolipectomía fue descrita en 1899 y consiste en extirpar el exceso de piel y tejido adiposo del abdomen para modelar y perfilar el cuerpo, que puede aparecer luego del embarazo o después de cirugía bariátrica para la obesidad mórbida. Los pacientes pueden quedar satisfechos, pero la operación no está exenta de riesgos. En 1977 se publicó una revisión de 10 490 dermolipectomías abdominales realizadas por 958 cirujanos plásticos, que resultaron en 14.6% de complicaciones, de las cuales casi la mitad fueron seromas.

La incorporación de la liposucción aumentó la práctica de cirugía modeladora. Los pacientes con mínima laxitud cutánea o musculofacial pueden ser candidatos a liposucción sola. Si se la combina con abdominoplastia se logra un tratamiento apropiado para pacientes portadores de exceso de piel abdominal y de depósitos adiposos en áreas adyacentes al abdomen, entre ellas, los flancos, la cadera y las caras laterales de las regiones costales.

La liposucción sola se asocia con menor riesgo de presentar seromas. Una encuesta a 107 cirujanos que, en conjunto, habían realizado 1 249 operaciones combinadas informaron haber observado 1.6% de seromas. La incidencia es más alta si se emplean dispositivos ultrasónicos, aunque en este estudio los autores refieren no haber hallado diferencias, si bien las cifras comunican 42% para liposucción con ultrasonido y 24% para la intervención convencional.

Debido a que tanto las abdominoplastias como la liposucción están independientemente asociadas con el riesgo de seroma, se espera que esta complicación se produzca con mayor frecuencia cuando se combinan ambos procedimientos. Sin embargo, esta presunción no se ha confirmado en todas las series que se publicaron al respecto. Según los autores, la incidencia de seromas en sus pacientes es mayor que la de otros profesionales, debido a que tienen un umbral bajo para establecer el diagnóstico y tratar en forma intensiva a los seromas en el período posoperatorio inmediato. Tanto es así que colecciones tan reducidas como de 10 cc también fueron aspiradas y ello explica que se hayan considerado afectados por esta complicación a 32% de los pacientes operados (38 de 118).

Un factor adicional a tener en cuenta es la prevalencia de pacientes obesos en esta serie (69% con sobrepeso incluidos los individuos obesos). La obesidad es un factor de riesgo conocido para muchas enfermedades como diabetes, cardiopatías, hipertensión, apnea del sueño, osteoartritis y hasta algunos tipos de cáncer. Además, los pacientes obesos muestran el doble de riesgo de que aparezcan seromas respecto de quienes tienen peso normal: 38% versus 19%, respectivamente.

Conclusiones

Según los expertos, la formación de seromas luego de la cirugía plástica abdominal resulta de la interacción de fuerzas compartidas entre los colgajos abdominales y los tejidos subyacentes. Si se combina liposucción con dermolipectomía, teóricamente se incrementa el espacio muerto y, de esta forma, se crearía el sitio apto para la potencial formación de seromas. Sin embargo, a partir de la experiencia de esta serie, los autores concluyen que el agregado de liposucción no incrementa la incidencia global de seromas en comparación con los pacientes sometidos sólo a abdominoplastia.

Los pacientes obesos mostraron 2 veces más probabilidades de evolucionar a seromas que los individuos con peso normal; a pesar de ello, aunque esta complicación se presente, presumiblemente no incide en forma desfavorable sobre el resultado final de la operación: en efecto, después de un promedio de 2.5 aspiraciones con aguja, el trastorno se resolvió en forma completa y sin secuelas. Por ello, los autores consideran que la dermolipectomía con liposucción de flancos asociada o sin ella es un tratamiento apropiado independientemente del peso corporal preoperatorio de los candidatos.

Especialidad: Bibliografía - Cirugía Plástica

ADVERTENCIA:

El material incluido en este sitio ha sido concebido exclusivamente para los profesionales de la salud con fines informativos, y destinado a orientar sobre el uso adecuado de los medicamentos y a satisfacer sus necesidades de mayor información.

Todos los textos referidos a nuestros productos de venta bajo prescripción médica se corresponden a los lineamientos aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

Laboratorios Bagó le sugiere consultar siempre a un profesional de la salud calificado ante cualquier duda sobre una condición médica particular.

He comprendido y deseo ver la información

Consultas médicas: infoproducto@bago.com.ar