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Papel de la Memantina en la Recuperación de la Isquemia Cerebral

  • TITULO :  Papel de la Memantina en la Recuperación de la Isquemia Cerebral
  • AUTOR : López-Valdés H, Clarkson A, Brennan K y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Memantine Enhances Recovery From Stroke
  • CITA : Stroke 45(7): 2093-2100, May 2014
  • MICRO : Se demostró que el uso crónico de memantina en roedores, en dosis que alcanzaron concentraciones plasmáticas del fármaco comparables a la concentración terapéutica en los seres humanos, fue eficaz en la recuperación tras un accidente cerebrovascular.

Introducción

El accidente cerebrovascular (ACV) es la cuarta causa de muerte y sus opciones terapéuticas son limitadas, a pesar de la enorme cantidad de trabajos de investigación realizados en todo el mundo. En las primeras horas posteriores al ACV se utiliza el activador del plasminógeno tisular; luego de esta ventana terapéutica, el tratamiento se limita a medidas de soporte, prevención secundaria y rehabilitación. Los estudios de neuroprotección no han dado resultados fructíferos en seres humanos. La observación de una considerable neuroplasticidad en el tejido afectado ha desviado los estudios hacia la posibilidad de intervenir en la etapa de recuperación tras el ACV. La memantina (MEM), un antagonista del receptor de N-metil D-aspartato (NMDA) que se utiliza en la enfermedad de Alzheimer por sus propiedades neuroprotectoras, ha demostrado reducir el tamaño del infarto en la etapa aguda del ACV. El presente fue un trabajo de investigación realizado sobre modelos de animales tratados de manera crónica para analizar sus efectos sobre la etapa de recuperación.

Materiales y Métodos

Se utilizaron ratones macho en los que se provocó isquemia vía protrombosis o un falso tratamiento. Luego del tratamiento con MEM o excipiente, se los asignó a distintos tipos de seguimiento: conductual, mapeo sensorial, histológico o Western blot.

Se trató a los ratones con MEM durante 28 días o con excipiente de sacarosa al 2% a modo de placebo, a las 2 horas de la protrombosis. Se alcanzaron concentraciones plasmáticas del fármaco comparables a la concentración terapéutica en los seres humanos.

El seguimiento conductual consistió en la prueba del cilindro y en la prueba de la marcha sobre cuadrícula realizadas 7 días antes del ACV y a los 7, 14, 21 y 28 días después de éste. En la prueba del cilindro se buscó determinar la preferencia del roedor por el uso de una de las dos extremidades delanteras, con lo que se calculó un índice de preferencia. La prueba de la marcha consistió en hacer caminar a los roedores por una grilla o cuadrícula y calcular la cantidad de tropiezos sobre el total de pasos dados.

El mapeo sensorial se efectuó mediante el uso de imágenes intrínsecas de señales ópticas (OIS, optical intrinsic signal) 7 días antes del ACV y a los 7, 14, 21 y 28 días de éste. Mediante electrodos subdérmicos se aplicó estimulación eléctrica en las extremidades delanteras y traseras y se midió la respuesta refleja a través del cráneo expuesto para confeccionar un mapeo funcional de respuesta.

Para el estudio histológico se perfundió al grupo de roedores con NaCl y formaldehído a los 7 o 28 días de la isquemia provocada. Se prepararon secciones por congelación en las que se realizaron secuencialmente tinciones de Nissl e inmunohistoquímica. Se analizaron las imágenes desde el borde de la cicatriz glial hasta una distancia lateral de 2100 μm, divididas en 6 regiones.

Se realizó Western blot utilizando los anticuerpos anti-VEFG, anti-GDNF, anti-BDNF (factor neurotrófico cerebral), anti-Trk-B y anti-fosfo-Trk-B (quinasa del receptor de la tropomiosina). Se llevó a cabo un análisis densitométrico cuantitativo.

Los roedores fueron asignados a los distintos grupos de manera aleatoria y no se reveló la identidad de los grupos a los analistas de los datos y experimentos. Se consideró estadísticamente significativo un valor de p < 0.05.

Resultados

Se observó infarto de la corteza motora primaria y de la corteza sensorial de las extremidades traseras y delanteras; la correspondiente a las traseras fue la más afectada. No hubo diferencia en el tamaño del infarto entre los animales que recibieron MEM y el excipiente. No hubo tampoco diferencia en la densidad neuronal entre ambos grupos. Los autores infieren que la MEM no ejerció un efecto neuroprotector significativo.

A pesar de que los volúmenes de tejido infartado fueron iguales en ambos grupos, los roedores tratados con MEM mostraron una mejora significativa en las pruebas conductuales, con recuperación progresiva del uso de la pata afectada inicialmente, a los 28 días de la isquemia. También se observó disminución del número de tropiezos de las extremidades delanteras en la prueba de la marcha, a los 28 días. Por lo tanto, el tratamiento con MEM se asoció con una recuperación de la función de las extremidades delanteras pero no de las traseras, luego del ACV.

Se utilizaron las OIS para evaluar la sensorialidad de la corteza que rodea al área infartada, durante la etapa de recuperación. La estimulación de las extremidades traseras y delanteras produjo la activación de distintas regiones de la corteza somatosensorial primaria. Dicha activación no se observó después de la isquemia. Sin embargo, se verificó una lenta recuperación que no llegó a alcanzar los niveles de actividad previos a la lesión. Dicha recuperación fue mayor en las extremidades delanteras que en las traseras. Por lo tanto, los datos respecto de la recuperación sensorial fueron similares a los observados en las pruebas conductuales, con refuncionalización de las extremidades delanteras pero no de las traseras en los ratones tratados con MEM.

La lesión observada en los preparados histológicos consistió en un engrosamiento cortical que, a los 28 días, resultó en una región con necrosis central rodeada de tejido cicatrizal de origen glial y astrogliosis reactiva periférica. La expresión de anticuerpos contra la proteína ácida fibrilar glial (GFAP, glial fibrillary acidic protein) fue mayor en la zona adyacente a la lesión. En la vecindad de la lesión también hubo una disminución de la densidad vascular medida mediante anticuerpos contra la molécula 1 de adhesión celular endotelial de las plaquetas (PECAM 1, platelet endothelial cell adhesion molecule-1). La expresión de estos últimos se vio aumentada en ratones tratados con MEM, mientras que la de los anti-GFAP se redujo, lo que indica una disminución de la astrogliosis y un aumento de la densidad vascular en los animales tratados.

Respecto del Western blot, se comprobó un aumento significativo de la expresión de los anti-BDNF y anti-p-Trk-B en los roedores tratados con MEM.

Discusión

Los autores del estudio afirman haber demostrado que el uso crónico de MEM en roedores, en dosis que alcanzaron concentraciones plasmáticas comparables a la concentración terapéutica en los seres humanos, resultó eficaz en la recuperación tras un ACV, y que dicha efectividad no se debió a la actividad neuroprotectora del fármaco. En el grupo de ratones tratados con MEM, se observó una recuperación sensorio-motora, tanto en las pruebas del cilindro y de la marcha sobre cuadrícula, como en las OIS. Ambos tipos de pruebas mostraron que dicha recuperación fue mayor a nivel de las extremidades delanteras, debido a que el área de infarto inducido fue la corteza sensorio-motora de la pata trasera. Estas diferencias pueden deberse también a las distintas cualidades intrínsecas de ambas extremidades, en términos de excitabilidad y plasticidad.

Los mapeos sensoriales con OIS fueron principalmente generados por un aumento del volumen sanguíneo de la corteza y de la densidad vascular en las regiones adyacentes al infarto. Los autores observaron que en roedores tratados con MEM hubo un aumento en la expresión de los anticuerpos que marcaron el endotelio vascular en zonas adyacentes a la lesión (PECAM-1). También se observó una disminución de la astrogliosis y reducción en la reactividad astrocítica. Se ignora si esta disminución en la astrogliosis es una causa o una consecuencia del proceso de recuperación.

El aumento en la expresión del anticuerpo anti-BDNF y de p-Trk-B en el grupo de animales tratados puede ser la exacerbación, por parte del fármaco, de una tendencia endógena posinfarto hacia la plasticidad y la recuperación de las zonas afectadas.

Conclusión

Los resultados sugieren que el MEM estimula la recuperación del área isquémica tras un ACV y que dicha actividad no se debe a su capacidad neuroprotectora. Su disponibilidad y tolerabilidad lo convierten en un posible candidato para ser utilizado en el futuro en estudios clínicos.

Especialidad: Bibliografía - Neurología

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