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Recomendación de la Reducción de la Ingesta de Sal al Paciente Hipertenso
- AUTOR : Strazzullo P, D’elia L, Di Cola M y colaboradores
- TITULO ORIGINAL : Recommending Salt Intake Reduction to the Hypertensive Patient: More Than Just Lip Service
- CITA : High Blood Pressure & Cardiovascular Prevention 19(2):59-64, 2012
- MICRO : En estas normativas, se destaca la importancia de que los especialistas recomiendenla reducción de la ingesta de sal en la dieta para pacientes hipertensosy que lo refuercen periódicamente.
Introducción
De acuerdo con las recomendaciones de tratamiento de la hipertensión de la European Society of Hypertension/European Society of Cardiology (ESH/ESC), se debe sugerir a todos los pacientes hipertensos modificaciones del estilo de vida. La lógica detrás de esta recomendación es que estos cambios ayudan a alcanzar un mejor control de la presión arterial (PA) y a reducir el riesgo cardiovascular global y el consumo concomitante de fármacos antihipertensivos. Se enfatiza la necesidad de que estas recomendaciones no queden solo en las palabras del equipo médico, sino que se acompañen de apoyo por parte de los especialistas y se refuercen periódicamente. El no seguimiento generalizado de estas pautas es una de las explicaciones de la falta de cumplimiento del plan terapéutico de los pacientes y el subsecuente fracaso en alcanzar los resultados esperados. El objetivo de este artículo es analizar los factores que deben ser tenidos en cuenta a la hora de indicar una reducción de la ingesta de sodio para aumentar las probabilidades de que la intervención sea exitosa.
¿Por qué y cómo debe ser reducido el consumo de sal?
Todos los pacientes deben darse cuenta de que su ingesta de sal generalmente supera a sus necesidades fisiológicas y que existe una relación causal entre el consumo de sal y la PA. A su vez, las disminuciones en la PA ayudan a prevenir un número sustancial de eventos cardiovasculares.
La reducción de la PA no es el único mecanismo por el cual se explica esta disminución del riesgo cardiovascular, sino que los efectos beneficiosos de la reducción en la ingesta se ven en la mejora de otros factores que llevan a la aterosclerosis prematura, como el estrés oxidativo, la disfunción endotelial, la hipertrofia cardíaca, la esclerosis vascular y la disfunción renal.
¿Existen personas en las que se pueden esperar resultados especialmente favorables?
Luego de introducir cambios en la ingesta de sal, se observaron respuestas heterogéneas en la población, un fenómeno llamado «sensibilidad a la sal», que puede ser parcialmente explicado por la variabilidad genética de las personas.
Además de factores genéticos, hay factores modificables y no modificables que afectan la sensibilidad de la PA a la sal. Una asociación muy importante fue observada entre la obesidad abdominal y la sensibilidad a la sal. Esto puede ser explicado por el consumo mayor de sodio en pacientes obesos por sobre los pacientes delgados, en parte, por su consumo mayor de energía y por una absorción renal de sodio aumentada en este grupo de personas. Alteraciones similares en la sensibilidad a la sal fueron descriptas en los pacientes con síndrome metabólico. También, la sensibilidad a la sal aumenta con la edad.
¿Qué elementos deben tomarse en cuenta a la hora de indicar una reducción de la ingesta de sal?
Parte de la información básica para darle al paciente es que hay fuentes de sal en la que la cantidad de sodio puede ser controlado a voluntad (el agregado de sal a los alimentos durante la cocción o en la mesa) y aquellas en las que no se puede hacer lo mismo (el sodio que se encuentra naturalmente en los alimentos o el que se agrega durante el procesamiento de éstos).
Asimismo, la OMS recomienda que la ingesta promedio sea de 5 g/día (2 g/día de sodio) por persona. Sin embargo, las pruebas disponibles indican que el consumo de hasta 3.8 g de sal (o 1.5 g de sodio) por día es adecuado para adultos de ambos sexos y es compatible con una dieta completa en nutrientes. Igualmente, se debe transmitir al paciente que este nivel de ingesta es seguro también en situaciones con pérdidas aumentadas de sodio a través de la piel, como en el ejercicio físico intenso y las temperaturas ambientales altas.
Con respecto a los pacientes añosos, si bien la capacidad de absorción de sodio de parte del riñón en condiciones extremas puede disminuir con la edad, la sensibilidad de la PA al sodio aumenta también con ella. Entonces, haciendo un balance, la ingesta adecuada de sal en los ancianos debe considerarse similar a la de los adultos más jóvenes en proporción a la ingesta de calorías, ya que la última tiende a disminuir con la edad y lo mismo se aplica a la ingesta de sal.
Se debe comunicar al paciente que, en general, los productos animales contienen mayor cantidad de sodio que los productos vegetales, con algunas excepciones, como los vegetales deshidratados o conservados en salmuera. Los alimentos naturalmente bajos en sal son las frutas, las verduras y los aceites, con contenidos de sodio tan bajos como 20 mg/100 g en la mayoría de los casos. La carne roja, el pollo y el pescado contienen entre 40 y 120 mg/100 g, mientras que la leche contiene alrededor de 50 mg/100 g. El contenido de sodio de los productos procesados es altamente variable y depende de la cantidad de sal adicional que se agregar durante la preparación. Por ejemplo, el contenido de sodio de algunos quesos o embutidos puede exceder los 2 000 mg o 5 g de sal cada 100 g. A su vez, las comidas congeladas precocidas pueden tener muy altos contenidos de sodio.
En resumen, no es suficiente con advertirle al paciente que elimine el salero de la mesa y los alimentos con contenidos excesivos de sal.
Controlar la disminución de la ingesta de sal en pacientes hipertensos
Es crucial que el paciente conozca cuál es el objetivo de ingesta de sal recomendado por la OMS y que tome conciencia de cuál es su nivel de ingesta actual como un primer paso en su compromiso para reducirla. Se puede obtener una muy buena estimación de la ingesta diaria de sal mediante la medición del sodio en orina de 24 horas.
Además, puede ser más fácil y gratificante para el paciente poner metas intermedias en esta disminución, por ejemplo, en intervalos de 1 o 2 meses. De esta manera, se logra que el paciente se ajuste paulatinamente al contenido más bajo de sodio en sus comidas, un proceso que toma algunas semanas de acuerdo con estudios experimentales. Entre las instrucciones para darle al paciente, hay que indicarle que la sal para usar debe ser sal yodada. En caso de recomendar los substitutos de sal disponibles en el mercado, debe asegurarse que el paciente reciba una cantidad adecuada de yodo por día, y habrá que prestar atención a los niveles de potasio plasmático en sujetos con insuficiencia renal crónica especialmente si reciben fármacos ahorradores de potasio.
Conclusiones
La ingesta alta de sodio debe ser tratada por el paciente y su médico de la misma manera que se trata a los otros factores de riesgo cardiovascular. El primer paso es determinar si éste es un problema, teniendo en cuenta que en el 90% de la población lo es. El segundo paso es lograr un conocimiento de la diferencia entre la ingesta actual y la recomendada, lo que genera una motivación para implementar medidas para reducir gradualmente el consumo de sal con la ayuda del médico y el nutricionista. El control periódico de los resultados de estos esfuerzos ayuda al paciente a seguir persiguiendo el objetivo de reducción de ingesta de sodio.
Ref : CARDIO.
Especialidad: Bibliografía - Cardiología