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Relación entre Calidad de Vida y Dispepsia

  • AUTOR : Ford AC, Forman D, Moayyedi P y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Initial Poor Quality of Life and New Onset of Dyspepsia: Results from a Longitudinal 10-Year Follow-Up Study
  • CITA : Gut 56(3):321-327, Mar 2007
  • MICRO : Un estudio longitudinal de 10 años de duración en una importante muestra poblacional de Inglaterra mostró una incidencia de dispepsia del 3% por año. La mala calidad de vida al inicio tuvo un fuerte efecto sobre la probabilidad de presentarla a los 10 años.

Introducción

Si bien varios estudios han evaluado la prevalencia de dispepsia en la población, los datos respecto de la incidencia de nuevos casos son escasos. Varios estudios han informado menor calidad de vida en los pacientes ambulatorios con dispepsia funcional tratados por especialistas en comparación con individuos no sintomáticos, controles sanos o la población general. No obstante, no resulta claro si los síntomas de dispepsia son la causa de la menor calidad de vida o si los individuos con mala calidad de vida manifiestan síntomas de dispepsia. Por ello, los autores realizaron un estudio longitudinal con un número considerable de personas de la comunidad, de 10 años de duración, para examinar la incidencia de dispepsia y los factores sociodemográficos que pueden tener influencia, en particular el efecto de la mala calidad de vida inicial, sobre la aparición del trastorno.

Métodos

Los participantes incluidos en este estudio aleatorizado y controlado de 10 años tienen actualmente entre 50 y 59 años. Fue un estudio de detección y tratamiento de Helicobacter pylori realizado en Leeds y Bradford, 2 ciudades al norte de Inglaterra, con una población combinada de 1 200 000 habitantes. El estudio comenzó en 1994; los individuos fueron seleccionados al azar de bases de datos de 36 centros de atención primaria y fueron convocados para el rastreo de H. pylori mediante la prueba de urea en el aliento. Concurrieron 8 407 personas, que fueron incluidas en el estudio. Para los propósitos del presente trabajo, los investigadores trataron de contactar a todos los participantes, independientemente de la presencia o la ausencia de infección por H. pylori, 10 años más tarde. Las personas que pudieron ser localizadas recibieron un cuestionario de dispepsia validado por correo en agosto de 2003 y la revaluación de sus registros de atención primaria comenzó en enero de 2004.

Los datos iniciales sobre dispepsia fueron recogidos mediante un instrumento validado de 15 ítem: el Leeds Dyspepsia Questionnaire (LDQ). Esta herramienta permite obtener información sobre frecuencia y gravedad de los trastornos digestivos, pirosis, regurgitación, náuseas, vómitos, distensión abdominal, saciedad temprana y disfagia durante los 6 meses previos. La presencia o la ausencia de dispepsia al ingresar en el estudio fue clasificada mediante un sistema de puntaje derivado del LDQ, en el que la dispepsia se define en presencia de cualquiera de los primeros 5 ítem de síntomas en una frecuencia ≥ 1 vez por mes.

Al ingresar en el estudio, los participantes debieron completar una copia del Psychological and General Well-Being Index (PGWBI), una escala validada de 22 preguntas, con un valor máximo de 132 y un valor mínimo de 22. El puntaje más elevado indica mejor calidad de vida. Esta escala tiene buena sensibilidad para detectar síntomas de enfermedad gastrointestinal (GI). Sin embargo, no existe un puntaje clínico umbral para utilizar con el PGWBI para categorizar la calidad de vida (CDV). Estos datos iniciales de CDV fueron divididos en 3 grupos entre los que respondieron a los 10 años de acuerdo con el puntaje total PGWBI: bajo (31 a 100 puntos), medio (101 a 112 puntos) y alto (≥ 113 puntos).

Al comenzar se completó un cuestionario que empleó los criterios de Manning para facilitar el diagnóstico de síndrome del intestino irritable (SII). Esto requirió la presencia de 6 síntomas: dolor abdominal que cesaba con la defecación, aumento de la frecuencia de las deposiciones al inicio del dolor abdominal, heces blandas al comienzo del dolor, tenesmo, moco por el recto y distensión abdominal. La frecuencia de los síntomas fue clasificada mediante una escala de Likert de 3 puntos: nunca, ocasionalmente o más de 1 vez por semana. Se consideró la presencia de SII si los participantes respondían en forma afirmativa a ≥ 3 de estos 6 síntomas con una frecuencia mayor de 1 vez por semana.

Para recolectar los datos sobre dispepsia a los 10 años, los investigadores emplearon una versión abreviada del cuestionario LDQ y del Leeds Dyspepsia Questionnaire (S-FLDQ), que examina la frecuencia y la gravedad de 4 síntomas durante los 2 meses anteriores (indigestión, pirosis, regurgitación y náuseas), que se clasifican en una escala de Likert de 5 puntos (de 0 a 4), con el puntaje mayor indicativo de síntomas más graves o frecuentes. Este es un método validado para medir la presencia y la gravedad de la dispepsia. La presencia de síntomas de dispepsia a los 10 años fue clasificada en sintomática o asintomática mediante un puntaje de frecuencia de síntomas del S-FLDQ. Un puntaje > 4 (de un posible total de 16) predice dispepsia con buena sensibilidad y especificidad.

Además, los investigadores calcularon el índice de masa corporal (IMC) con los datos actuales de los participantes. También obtuvieron datos sobre el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINE) o aspirina durante los 10 años.

Como el presente fue un estudio poblacional, los investigadores emplearon la definición de dispepsia más amplia para el análisis principal, pero también realizaron un análisis secundario para el que utilizaron la definición Roma II, con exclusión de aquellos que manifestaron en forma predominante pirosis o regurgitación.

Resultados

De los 8 407 individuos originalmente incluidos, no se pudo rastrear el domicilio actual de 24%, por lo que se enviaron los cuestionarios a los 76% restantes y respondieron 4 003 (48%). De los que respondieron, 3 912 (46.5%) aportaron datos completos sobre los síntomas al inicio y luego de 10 años. El 39% de los individuos dieron su consentimiento para acceder a los registros de atención primaria. Se observó una tendencia a mayor probabilidad de seguimiento de aquellos con mayor CDV.

De los 3 912 individuos con datos completos sobre los síntomas antes de iniciar el estudio y luego de 10 años, 1 362 (35%) presentaban dispepsia al inicio según la definición BSG (British Society of Gastroenterology) y 2 550 se encontraban asintomáticos. De los sintomáticos al inicio, 65% presentaban dispepsia persistente a los 10 años. De los 2 550 pacientes asintomáticos al ingresar en el estudio, 28% presentaron dispepsia a los 10 años, con una incidencia de 2.8% por año. Refirieron síntomas predominantes 606 de estos individuos: 30% con dispepsia con predominio de indigestión, 43% con predominio de pirosis/regurgitación y 15% con predominio de náuseas. En total, 1 608 de 3 912 participantes que aportaron datos al inicio y a los 10 años refirieron dispepsia, con una prevalencia de ésta a los 10 años de 41% en todos ellos.

El análisis univariado de 717 individuos que presentaron dispepsia a los 10 años mostró que los factores de riesgo para nuevos casos de dispepsia fueron: sexo femenino, mayor IMC, nivel social más bajo, menor CDV inicial, presencia de SII al inicio y uso de AINE o aspirina durante los 10 años precedentes. Además, los investigadores observaron una tendencia a mayor probabilidad de presentar dispepsia en los participantes fumadores que en los no fumadores. En el análisis multivariado de regresión logística, los factores de riesgo para dispepsia fueron mayor IMC, menor CDV y presencia de SII al ingresar en el estudio y empleo de AINE o aspirina. El odds ratio ajustado para dispepsia de reciente comienzo a los 10 años en el grupo de menor CDV fue 1.94 (intervalo de confianza del 99%: 1.47-2.56) luego de la regresión logística. Esto sugiere que encontrarse en la mitad inferior de CDV al inicio presentaba 30% de PAR (population attributable risk percentage).

Cuando los investigadores emplearon la definición de dispepsia Roma II, 20% de los individuos la presentaban al inicio. De los pacientes sintomáticos antes de iniciar el estudio, 41% continuaron con dispepsia a los 10 años de seguimiento y 18% de los sujetos asintomáticos al inicio la presentaron según la definición Roma II a los 10 años.

Luego del análisis univariado en los individuos sin dispepsia de base según la definición Roma II, se asociaron significativamente con comienzo de síntomas luego de 10 años la menor CDV inicial, la presencia de SII al inicio del estudio y el uso de AINE o aspirina en los 10 años anteriores. Se observaron tendencias para aquellos con menor nivel social y mayor IMC.

El análisis multivariado de regresión logística confirmó que una menor CDV y la presencia de SII al inicio se asociaron en forma independiente con la aparición de dispepsia según la definición Roma II a los 10 años.

Discusión

El presente estudio longitudinal de 10 años mostró que la prevalencia de dispepsia permanece relativamente estable en el tiempo (entre 35% y 40%), con magnitud similar a lo observado en estudios previos realizados en el Reino Unido. Cerca de dos tercios de los que presentaron dispepsia en el momento de ingresar en el estudio persistieron sintomáticos en el seguimiento a 10 años, mientras que un tercio de los individuos que estaban asintomáticos al inicio refirieron dispepsia en el seguimiento a 10 años. La incidencia de dispepsia fue del 3% por año. En el presente estudio, la incidencia de dispepsia se basó en la evaluación de individuos en 2 puntos de tiempo con 10 años de diferencia. Por lo tanto, no incluye a aquellos que puedan haber experimentado 1 o más episodios en los años intermedios.

Los resultados parecen indicar que los individuos con menor CDV presentan mayor riesgo de dispepsia de inicio reciente y que este riesgo aumenta con el empeoramiento de la CDV. Esto sugiere que la mala CDV en los sujetos con dispepsia se debe, al menos en parte, a la predisposición a manifestar síntomas GI altos en aquellos con mala CDV. Si se presume que la relación es causal, los datos señalan que la dispepsia podría reducirse un 30% si el puntaje PGWBI mejorara en la mitad de la población con peor CDV a un nivel similar a la de la mitad superior.

Respecto de la influencia del IMC sobre la dispepsia, los autores sugieren que aquellos con dispepsia pueden haber experimentado alivio de sus síntomas con la comida, lo que podría explicar el riesgo incrementado de síntomas en los que tienen mayor IMC.

Los autores concluyen que la incidencia de dispepsia en esta gran muestra poblacional fue del 3% por año. La baja CDV al inicio ejerció un fuerte efecto sobre la probabilidad de presentar dispepsia a los 10 años. Esto tiene consecuencias sobre los estudios de tratamiento de los pacientes con dispepsia, ya que estos datos predicen que la curación de los síntomas no siempre mejorará la CDV de todos los pacientes, como parecen insinuar los estudios transversales.

Especialidad: Bibliografía - Gastroenterología

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