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Relación entre Estímulos Somáticos y Emocionales: Comparación Entre Adolescentes con Trastornos Temporomandibulares (TTM) y un Grupo Control
- AUTOR : Wahlund K, List T y Ohrbach R
- TITULO ORIGINAL : The Relationship between Somatic and Emotional Stimuli: A Comparison between Adolescents with Temporomandibular Disorders (TMD) and a Control Group
- CITA: European Journal of Pain 9(2):219-227, Abr 2005
- MICRO : Los adolescentes con dolor temporomandibular informaron mayor sensibilidad no sólo a los estímulos somáticos aversivos sino también a los placenteros con respecto a sus pares sanos.
Introducción
El dolor es una percepción compleja y lo que lo hace una experiencia exclusiva para cada persona es la influencia de la reacción emocional a la nocicepción. Además, otros factores como las diferencias culturales, la experiencia de dolor, el conocimiento, la conducta aprendida y las expectativas pueden contribuir a la respuesta individual al dolor. La importancia de la influencia emocional en el dolor está reconocida en la definición formulada por la International Association for the Study of Pain que establece que el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño tisular real o potencial. La activación de estructuras asociadas con las funciones autonómicas y del sistema límbico puede reflejar los aspectos emocionales de la experiencia dolorosa. Se sugirió que las emociones humanas son guiadas por dos sistemas motivacionales distintos, los placenteros (emoción positiva o agradable) y los aversivos (asociados con emociones negativas o desagradables) que operan como procesos oponentes. El dolor asociado con los trastornos temporomandibulares (TTM) es relativamente común en adolescentes, con una prevalencia que oscila entre el 0.7% y 7%. En un estudio reciente, los adolescentes con TTM informaron un mayor grado de estrés y problemas conductuales comparados con las personas sanas. El grupo con TTM también informó más trastornos somáticos y búsqueda de atención médica con respecto al grupo control. Sobre la base de estos datos parece que los adolescentes con dolor TTM son más sensibles y tienen más síntomas somáticos que sus pares sanos. El objetivo de este estudio fue determinar si los adolescentes con dolor crónico debido a TTM son más sensibles a todos los tipos de estímulos somáticos y emocionales comparados con un grupo control de personas sanas.
Materiales y métodos
Los criterios de inclusión para el grupo con TTM fueron: 1) informes de dolor en la cara, mandíbula y articulaciones temporomandibulares o sienes al menos una vez por semana; 2) cronicidad del dolor por un mínimo de 3 meses y 3) diagnóstico de dolor TTM de acuerdo con los criterios diagnósticos del Research Diagnostic Criteria for TTM (RDC/TTM). Los criterios de inclusión para el grupo control fueron dolor TTM menos de una vez por semana. Se invitó a participar en el estudio a 60 adolescentes, 8 varones y 52 mujeres de entre 12 y 18 años, 30 con dolor TTM de al menos 3 meses de duración y los otros 30, comparables en cuanto a edad y sexo (grupo control), con dolor TTM menos de una vez por semana. Todos los participantes completaron el Somatic and Emotional Questionnaire (SEQ ) de 40 ítem, con 10 para cada una de cuatro categorías (experiencias aversivas somáticas, aversivas emocionales, placenteras somáticas y placenteras emocionales). Cada ítem se graduó en una escala numérica de 0 a 10. Se utilizó el método de Rasch para seleccionar los que se ajustasen mejor para formar una construcción válida en cada una de las cuatro categorías, por el cual quedaron 5 ítem para cada una de ellas. Además, todos los adolescentes completaron la versión sueca del cuestionario del McGill Pain Questionnaire (MPQ) y respondieron a la medición de síntomas somáticos derivada del Youth Self Report (YSR). Un médico clínico examinó al grupo con dolor TTM para confirmar el diagnóstico de acuerdo con los criterios del RDC/TTM. Los umbrales de dolor a la presión (UDP) se midieron con un algómetro de presión. Este instrumento se utilizó para medir la sensibilidad a la aplicación de un estímulo profundo en el área masticatoria y en la mano.
En cuanto a la metodología estadística, los grupos se compararon por la prueba de la t. Se utilizó el coeficiente de correlación intraclase (CCI) para medir la confiabilidad del cuestionario. Un CCI superior a 0.75 se consideró excelente, entre 0.40 y 0.75 regular a bueno y por debajo de 0.40 malo. Para una validación ulterior se utilizó la correlación de Pearson.
Resultados
Del total de 60 adolescentes que participaron del estudio, se incluyeron en cada grupo (dolor TTM y control), 4 (13%) varones y 26 (87%) mujeres. La edad en el grupo de dolor TTM fue de 15.7 ± 2.1 años y en el grupo control fue de 15.7 ± 1.9 años. No hubo diferencias significativas entre los grupos con respecto a edad o sexo. Los diagnósticos en el grupo de dolor TTM fueron: dolor miofascial (90%), artralgia/artritis/artrosis (53%) y desplazamiento del disco (43%). Todos los pacientes con dolor TTM (n = 30) informaron la presencia de cefaleas además del dolor TTM; con una frecuencia en el 87% de los casos (n = 26) de una vez por semana o más. En el grupo control se produjo cefalea en el 73% (n = 22) de los casos, pero en sólo el 16% (n = 5) la frecuencia fue de una vez por semana o más. El SEQ mostró una confiabilidad que osciló entre excelente y buena para las cuatro categorías (CCI entre 0.66 a 0.83). Los adolescentes con dolor TTM informaron una mayor sensibilidad (p < 0.05) a los estímulos somáticos aversivos y placenteros con respecto al grupo control. En cambio no se encontraron diferencias significativas entre los grupos en cuanto a la intensidad experimentada frente a los estímulos emocionales aversivos o placenteros. Los puntajes del MPQ demostraron que los pacientes con dolor TTM emplearon, significativamente, más adjetivos sensoriales y afectivos para describir su cefalea con respecto al grupo control (p < 0.0000). Los puntajes para los UDP en el área masticatoria fueron significativamente más bajos en los pacientes con dolor TTM con respecto al grupo control (p = 0.003); mientras que hubo una tendencia, no significativa, a menores UDP en la mano en el primer grupo con respecto al segundo (p = 0.18). Se encontró una escasa correlación en ambos grupos para los UDP en la mano y los puntajes somáticos aversivos (r = -0.02) y somáticos placenteros (r = 0.15).
Discusión
La muestra de pacientes con dolor TTM puede considerarse representativa de una población normal de adolescentes con este tipo de dolor, debido a la concordancia con otros estudios en cuanto al diagnóstico principal y a la frecuencia de cefaleas. En el presente ensayo se encontró que los adolescentes con dolor TTM informaron una mayor sensibilidad no sólo a los estímulos somáticos aversivos, sino también a los placenteros. Estas observaciones sugieren que el sistema regulador en el sistema nervioso central que aumenta la sensibilidad al dolor en los pacientes con dolor TTM, no se limita solamente a la modalidad nociceptiva sino que están implicados procesos cognitivos. El mecanismo fisiopatológico responsable de los bajos UDP en el grupo de dolor TTM podrían explicarse parcialmente por la sensibilización de los nociceptores periféricos que provocan hiperalgesia en el área trigeminal. Los bajos UDP en las manos, esperables, aunque no significativos, en los adolescentes con dolor TTM representan la aparición de una hiperalgesia más generalizada en respuesta a la estimulación somatosensorial en estos casos con dolor persistente. Además, la plasticidad central en respuesta a la experiencia nociceptiva persistente trajo como consecuencia la aparición de cefaleas más graves en intensidad en el grupo con dolor TTM con respecto al grupo control. La escasa correlación encontrada entre los UDP registrados en la mano y la intensidad de los estímulos somáticos tanto aversivos como placenteros informados en el SEQ podría deberse a que representan diferentes aspectos de la experiencia (estímulo nociceptivo inmediato versus recordatorio de una experiencia más global, respectivamente).
En conclusión, los adolescentes con dolor TTM informaron mayor sensibilidad a los estímulos somáticos tanto aversivos como placenteros en comparación con el grupo control. En cambio no se encontraron diferencias entre ambos grupos en cuanto a las experiencias emocionales tanto aversivas como placenteras, lo cual sugiere que los estados de dolor crónico asociados con cefalea y dolor TTM en los adolescentes se acompañan de una amplificación corporal, y no puramente emocional, y que estarían implicados los sistemas cognitivos además de los sistemas nociceptivos.
Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica