Laboratorios Bagó > Bibliografías > Riesgo de Segundos Tumores Sólidos Primarios Después de los Carcinomas de Piel
Riesgo de Segundos Tumores Sólidos Primarios Después de los Carcinomas de Piel
- AUTOR: Tuohimaa P, Pukkala E, Brennan P y colaboradores
- TITULO ORIGINAL: Does Solar Exposure, as Indicated by the Non-Melanoma Skin Cancers, Protect from Solid Cancers: Vitamin D as a Possible Explanation
- CITA: European Journal of Cancer 43(11):1701-1712, Jul 2007
- MICRO: El riesgo de tumores sólidos primarios después de los cánceres primarios de piel disminuyó sólo en los países con mayor exposición al sol, pero no en los menos expuestos; la diferencia fue más pronunciada luego de los cánceres cutáneos diferentes del melanoma.
Introducción
Los tumores de piel (melanoma, carcinoma de células escamosas [CCE] y carcinoma de células basales [CCB]) son los cánceres más frecuentes en la población caucásica y su incidencia se encuentra en aumento. Se estima que la radiación ultravioleta (UV) es el factor de riesgo más importante para estos tipos de carcinomas, y la quemadura de sol y el tipo de piel son factores de riesgo. La radiación solar UV antes de los 20 años parece iniciar el proceso para la génesis del carcinoma basocelular; en especial, la radiación UV-B provocaría mutaciones oncogénicas en las células cutáneas que progresarían a CCB y CCE. Por otro lado, se sugirió que la luz solar, por medio de la síntesis de vitamina D en la piel, puede tener un efecto protector sobre diversos tipos de carcinomas, como el cáncer de mama, de colon, de ovario, próstata, vejiga, de esófago, riñón, pulmón, páncreas, recto, estómago, cuerpo de útero y linfomas no Hodgkin. Los autores estiman que los pacientes con tumores de piel tienen una exposición media al sol más elevada y niveles séricos de vitamina D más elevados que la población general y, por ende, pueden mostrar menor riesgo de cánceres relacionados con deficiencia de la vitamina D. Este efecto puede ser más significativo en los países con elevada exposición solar. El objetivo de este estudio fue evaluar si los pacientes con cáncer de piel tienen riesgo de presentar otros tipos de carcinomas en una cohorte obtenida de 13 registros de neoplasias.
Métodos
Para el análisis se utilizaron los datos de 13 registros sobre cáncer provenientes de Canadá, Australia, Singapur, Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Islandia, Escocia, Eslovenia y España. Cada registro aportó datos anónimos referentes al tumor primario inicial, el sexo y la edad del paciente, el diagnóstico y la fecha del diagnóstico del primer tumor primario, el seguimiento hasta la muerte y la fecha y el diagnóstico del segundo tumor primario. Los registros contuvieron información sobre 140 100 pacientes (1 125 430 personas/año) con melanoma y 276 034 con cánceres de piel diferentes del melanoma: 148 885 CCB (1 042 249 personas/año) y 127 149 carcinomas de células no basales (1 014 578 personas/año). En conjunto, se hallaron 4 192 635 primeros y segundos tumores primarios para el análisis. A fin de evaluar cualquier aumento posible de segundos tumores primarios después de un cáncer cutáneo, se comparó el número observado de neoplasias con el número esperado, derivado a partir de la edad, el sexo y las tasas de incidencia del primer tumor primario, específicas por período calendario, en cada uno de los registros de cáncer.
La razón de incidencia estandarizada (RIE) se definió como la relación de los números observados con respecto a los esperados. Se calcularon los intervalos de confianza del 95% (IC) para la RIE, con la distribución de Poisson para el número observado de neoplasmas. La exposición total a la radiación UV en los países correspondientes a los registros varió considerablemente. Las RIE, con los IC correspondientes a los países clasificados como soleados (Australia, Singapur y España) se compararon con las de aquellos con menor exposición solar (Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Escocia, Eslovenia y Suecia).
Resultados
Se detectaron 140 100 melanomas como primer tumor primario y en el 7.8% de los casos se produjo un segundo tumor primario. De los 276 034 cánceres de piel diferentes del melanoma como primer tumor primario, en el 12.9% de los casos apareció un segundo tumor primario. Los pacientes con melanoma tuvieron menor edad y en el 30.5% de los casos se pudo realizar un seguimiento de al menos 10 años en comparación con el 27.3% de otros tumores de piel diferentes del melanoma. Entre los casos de melanoma primario y tumores diferentes del melanoma, 42 049 (344 569 personas/año) y 10 966 (75 752 personas/año) sujetos, respectivamente, provinieron de países soleados, mientras que 98 051 (780 862 personas/año) y 265 068 (1 981 075 personas/año), en igual orden, de países con menor exposición.
Entre los 140 100 casos de melanoma como primer tumor, se observó 23% de incremento en el riesgo de un segundo tumor primario diferente del melanoma (RIE: 1.23, IC: 1.21-1.25). La RIE disminuyó levemente con el aumento en el tiempo de seguimiento (de 1.34 a 1.16). De los 2 039 casos excedentes de tumores después de un melanoma, 986 correspondieron a cánceres de piel diferentes del melanoma; su exclusión disminuyó la RIE a 1.12 (IC: 1.10-1.15). Después de un melanoma, se observó un aumento significativo de cánceres de labio, glándulas salivales, intestino delgado, de colon y recto, óseos, sarcomas de partes blandas, de piel diferentes del melanoma, de mama femenino, próstata, riñón, cerebro, tiroides, otras glándulas endocrinas, linfomas no Hodgkin y leucemia linfoide. La incidencia de melanoma como segundo tumor primario aumentó después de estos cánceres y de los carcinomas de ovario, cuerpo de útero, testículos, vejiga, ojos, mieloma múltiple y leucemia mieloide. El riesgo de cánceres de glándulas salivales, de piel diferentes del melanoma, de sarcomas de partes blandas, de mama femenino, linfomas no Hodgkin y leucemia linfoide fue levemente mayor luego de un melanoma. Asimismo, después de un melanoma como tumor primario, se verificó un riesgo significativamente menor de cánceres de hígado y vesícula, laringe, pulmón y cuello de útero. El riesgo de melanoma como segundo tumor primario también disminuyó después de estos cánceres. El riesgo global de cáncer aumentó luego de un tumor de piel diferente del melanoma como CCB y CCE (RIE: 1.39, IC: 1.38-1.41). La exclusión de los casos de melanoma disminuyó la RIE a 1.37 (IC: 1.36-1.38). Las RIE fueron más altas para los cánceres de glándulas salivales, labios y melanoma. El riesgo de un segundo tumor primario diferente del melanoma aumentó de forma similar después de las otras neoplasias como primer tumor primario.
Cuando todos los tumores sólidos, excepto los cánceres de piel y de labios, se analizaron en los países más soleados, se encontraron reducciones significativas en las RIE. El riesgo de cánceres de hígado, vesícula y pulmón fue significativamente inferior después del melanoma como primer tumor primario y viceversa. Hubo una disminución estadísticamente significativa de la RIE para los cánceres de esófago, estómago, hueso y cuello uterino, pero sólo en forma unidireccional. En los países soleados se observaron incrementos significativos en las RIE de los cánceres de intestino delgado, de piel diferentes del melanoma, sarcoma, tiroides y linfomas no Hodgkin después del melanoma como primer tumor primario; en tanto que en los países con menor exposición, la RIE para cánceres de hígado, vesícula y pulmón fue menor para los pacientes que presentaron melanoma como primer tumor primario respecto del resto de la población. Cuando se compararon ambos grupos de países, la RIE para todos los tumores sólidos (excepto de piel y labios) y los cánceres de páncreas, mama femenino, vejiga y cerebro después de un melanoma fue significativamente más baja en los países soleados respectos de los menos soleados. La RIE para todos los segundos tumores sólidos primarios (excepto de piel y labios) luego de un melanoma fue significativamente más baja para los países con mayor exposición solar (RIE: 1.03, IC: 0.99-1.08) que para los menos soleados (RIE: 1.14, IC: 1.11-1.17). El melanoma se diagnosticó en los países soleados y menos soleados a la misma edad (66.6 ± 13.9 años versus 63.5 ± 18.9 años).
En los países soleados, la RIE para todos los tumores sólidos, excepto para los cánceres de labio y piel, fue de 0.86 (IC: 0.80-0.92) después de un CCB como primer tumor primario, mientras que fue de 1.35 (IC: 1.32-1.37) en los de menor exposición solar. El riesgo de todos los tumores sólidos (excepto de piel y labios) en los países soleados fue significativamente inferior que en los países menos soleados (RIE países soleados/RIE países menos soleados: 0.65, IC: 0.58-0.72). La RIE para la mayoría de los tumores sólidos fue sustancialmente menor en los países soleados que en los menos soleados, en especial para los cánceres de estómago, colorrectal, hígado y vesícula biliar, páncreas, pulmón, mama femenino, próstata y riñón. El CCB se detectó clínicamente a la misma edad en los países soleados y menos soleados (66.6 ± 13.9 años versus 66.4 ± 13.9 años).
La RIE en los países soleados fue significativamente menor para los cánceres de hígado, vesícula biliar, conductos biliares, páncreas y próstata después de un carcinoma de células no basales (CCE). La relación RIE países soleados/RIE países menos soleados se redujo significativamente para todos los tumores sólidos, excepto los cánceres de labio y piel (0.58, IC: 0.50-0.67), pero entre los tumores sólidos analizados individualmente, sólo el riesgo de tumores de estómago, colorrectales, hígado y vesícula biliar, páncreas, pulmón, próstata y vejiga fue significativamente más bajo en los países soleados. La edad al momento del diagnóstico de los carcinomas de células no basales fue significativamente inferior en los países soleados en comparación con los menos soleados (63.5 ± 18.9 años versus 70.3 ± 13.9 años), lo que sugiere que la exposición solar promedio por persona fue mayor en los países soleados.
La RIE de todos los cánceres luego de tumores de piel diferentes del melanoma disminuyó con el tiempo en los países soleados de 1.12 (0.92-1.35) durante el primer año de seguimiento a 0.70 (0.57-0.85) luego de 10 años desde el momento del diagnóstico del tumor de piel, en tanto que no se modificó en los países menos soleados.
Discusión y conclusión
Los resultados de este estudio demostraron que el riesgo de tumores sólidos primarios después de los cánceres de piel primarios disminuyó sólo en los países soleados, pero no en aquellos con menor exposición. Según los autores, la producción de vitamina D en la piel parece disminuir el riesgo de diversos tumores sólidos (en especial, cánceres de estómago, colorrectal, hígado y vesícula biliar, páncreas, pulmón, mama femenino, próstata, vejiga y riñón). El efecto protector de la exposición al sol sobre los segundos tumores primarios es más pronunciado después de los carcinomas de piel diferentes del melanoma respecto del melanoma, lo cual coincide con informes previos acerca de que los tumores cutáneos distintos del melanoma reflejan la exposición solar acumulativa; en tanto que el melanoma se relaciona con la quemadura del sol.
Especialidad: Bibliografía - Oncología