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Síndrome Coronario Agudo y Depresión

  • AUTOR : Costa Dias C, Mateus PS, Mateus C y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Síndrome Coronária Aguda e Depressão
  • CITA : Revista Portuguesa de Cardiología 24(4):507-516, Abr 2005
  • MICRO : No se halló asociación entre la presencia de síntomas depresivos y mortalidad o reinternación por causa cardiovascular; sin embargo, la severidad de la depresión se relacionó directamente con mayor prevalencia de síntomas cardiovasculares.

Introducción

Los conocimientos sobre la incidencia de eventos isquémicos y sus factores subyacentes cambian y se actualizan constantemente. Sólo el 50% del riesgo de padecer eventos coronarios agudos se puede explicar a través de los factores de riesgo cardiovasculares tradicionales. Desde hace muchos años se conoce la asociación entre depresión y cardiopatía isquémica, la cual tiene una frecuencia del 45%. Ambos trastornos tienen elevada prevalencia, producen significativo deterioro de la calidad de vida y constituyen una carga económica considerable para la sociedad. Estudios prospectivos demostraron que la depresión produce incremento significativo del riesgo de padecer enfermedad coronaria e infarto agudo de miocardio (IAM). Además, se ha observado incremento de la prevalencia de depresión en pacientes con diferentes cuadros de enfermedad cardíaca.

El estudio INTERHEART, finalizado recientemente, es una de las más grandes investigaciones sobre casos y controles, cuyo objetivo consistió en identificar los factores de riesgo asociados con enfermedad coronaria. Este estudio demostró que más del 90% del riesgo global de IAM se puede predecir sobre la base de 9 factores de riesgo. Las variables psicosociales, incluidos estrés y depresión, fueron importantes predictores de riesgo de IAM, con efecto comparable al de la hipertensión o al de la obesidad abdominal.

La depresión -no sólo como enfermedad en sí misma sino por su interacción con otras variables psicosociales- impacta negativamente en la evolución de las distintas cardiopatías, dado que reduce la calidad de vida de los pacientes y aumenta su percepción de la enfermedad. El objetivo de este estudio consistió en establecer la prevalencia de síntomas depresivos, sus principales determinantes y su influencia sobre la evolución clínica en pacientes con síndromes coronarios agudos (SCA).

Material y métodos

Se incluyeron en el estudio 240 pacientes con diagnóstico de egreso de SCA, definido como angina inestable o IAM, con supradesnivel del ST o sin éste. Para su inclusión, los pacientes debían estar clínicamente estables, tener más de 4 años de educación y completar el Beck Depression Inventory (BDI). Los síntomas depresivos se registraron mediante la utilización del BDI, un test psicológico cuyo objetivo es determinar la severidad de los síntomas depresivos. Se trata de una escala de autoevaluación que abarca 21 categorías de síntomas y actitudes, cada uno compuesto por una serie de 4 a 6 estadios, de las cuales los pacientes eligen la opción que mejor se aplica a ellos. El valor asignado a cada estadio se encuentra entre 0 y 3 puntos; el 3 representa el síntoma más grave. El puntaje total del cuestionario varía entre 0 y 63; los pacientes que suman 10 puntos o más son considerados con síntomas graves; si el puntaje se encuentra entre 19 y 29 indica depresión moderada; y si es igual o superior a 30, la depresión es severa. Los eventos analizados incluyeron mortalidad, reinternación, revascularización miocárdica, angina e insuficiencia cardíaca. Los pacientes fueron agrupados en 3 categorías según el puntaje del BDI: sin síntomas de depresión (puntaje menor de 10), con síntomas depresivos (puntaje igual o mayor de 10) y con depresión moderada a severa (puntaje mayor o igual a 19).

Resultados

La media de edad de la población incluida fue de 59 años; el 84.6% eran hombres y el 81.8% estaba casado. El diagnóstico al ingreso fue angina inestable en el 31.8%, IAM con supradesnivel del ST en el 33.1% e IAM sin ST en el 31.8% de los casos. Sólo 2 pacientes recibían antidepresivos antes de la internación. El 41.7% de los participantes presentó síntomas depresivos (puntaje en el BDI mayor o igual a 10). Los pacientes con depresión eran mayores y mostraban antecedentes de eventos cardíacos. La proporción de mujeres en el grupo con puntaje en el BDI mayor o igual a 10 fue más alta. La distribución por nivel de educación fue similar entre los grupos. No se halló asociación entre los factores de riesgo cardiovasculares tradicionales y la presencia de síntomas depresivos, excepto por la mayor proporción de ex fumadores en el grupo con puntaje del BDI igual o mayor a 10. No se observaron diferencias significativas entre los pacientes con síntomas depresivos o sin éstos en la evolución clínica durante la internación, con una proporción similar de angina igual o mayor de II de la clasificación de Killip, ni en la fracción de eyección determinada por ecocardiograma.

Entre los pacientes a los que se les efectuó coronariografía, la lesión de un vaso fue la más prevalente en ambos grupos. Los resultados de la revascularización quirúrgica o por angioplastia fueron similares en ambos grupos. No hubo diferencias significativas en los procedimientos terapéuticos, en la clasificación invasiva de riesgo o en el diagnóstico final.

Se observó depresión moderada a severa (puntaje del BDI igual o mayor de 19) en 35 pacientes, de los cuales 12 eran mujeres. Fue menos frecuente un puntaje igual o mayor de 19 entre pacientes con mayor nivel de educación, y entre los que eran casados en comparación con los solteros. No se halló asociación entre este nivel de síntomas depresivos y los factores de riesgo cardiovasculares tradicionales o los eventos cardíacos previos. En este grupo con depresión moderada a severa, la conducta adoptada, la estratificación de riesgo y el diagnóstico no difirieron del resto de la población estudiada.

En 158 pacientes el período de seguimiento fue de 16 ± 4 meses. Los síntomas cardiovasculares (angina e insuficiencia cardíaca) fueron más comunes en pacientes con puntaje del BDI igual o mayor de 19, aun luego del ajuste por edad. La evolución de la revascularización fue similar en pacientes con depresión moderada a severa. No hubo asociación entre depresión moderada a severa e internaciones por motivos cardiovasculares o eventos fatales.

Discusión

A partir del puntaje del BDI, el 42% de los pacientes internados por SCA presentó síntomas depresivos y el 15%, depresión moderada a severa. Se ha estimado, señalan los autores, que la prevalencia de depresión en alguna etapa de la vida en la población general es del 17%. La incidencia establecida en este estudio puede parecer alta; no obstante, estos resultados se corresponden con los establecidos en otros trabajos, los cuales informaron depresión mayor en el 25% de los pacientes luego de un IAM, y síntomas de depresión menor o mayor en el 27% y 65% de los casos.

El puntaje del BDI se correlacionó significativamente con las características sociodemográficas iniciales, como edad, sexo, nivel de educación y estado civil. Los datos publicados en otros estudios indican que las mujeres tienen mayor probabilidad de presentar depresión respecto de los hombres. El estado de ánimo puede verse afectado por las alteraciones producidas en la salud; de este modo, los pacientes con cardiopatía isquémica y depresión, en general, pueden ser aquellos con cardiopatía más grave. Esto podría explicar la asociación hallada entre síntomas depresivos y muerte por causa cardiovascular.

En el presente estudio no se encontraron diferencias entre la extensión de la enfermedad coronaria, los factores de riesgo o la conducta terapéutica y los diferentes puntajes del BDI. No obstante, la depresión se puede asociar con eventos cardíacos y mortalidad por otros mecanismos; entre ellos, falta de adhesión al tratamiento o cambios en los factores de riesgo en pacientes que adoptan estilos de vida no saludables. Asimismo, se han señalado otros factores fisiopatológicos que vinculan la depresión con la cardiopatía isquémica, entre los cuales se encuentran la frecuencia de disfunción plaquetaria y endotelial, las alteraciones en el sistema nervioso autónomo y en el eje hipotalámico adrenal, los procesos inflamatorios, la baja variabilidad de la frecuencia cardíaca, el hipercortisolismo y los mayores niveles de proteína C reactiva en los pacientes con depresión.

En este estudio no se halló asociación entre la presencia de síntomas depresivos y mortalidad o reinternación por causa cardiovascular. La severidad de la depresión se relacionó directamente con el estado clínico y el grado de deterioro funcional; los pacientes con puntaje del BDI igual o mayor de 19 tuvieron mayor prevalencia de síntomas cardiovasculares. Los síntomas depresivos, señalan los autores, deben ser incluidos en el grupo de factores de riesgo modificables luego de un SCA.

Conclusiones

La depresión es frecuente luego de la internación por SCA (fundamentalmente en mujeres) y está ligada a factores previos a la internación. En este grupo de pacientes, la presencia de síntomas depresivos se asoció significativamente con la condición clínica durante el seguimiento.

Especialidad: Bibliografía - Cardiología

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