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Uso Crónico de Diazepam: la Necesidad de Mejorar el Diagnóstico y la Información al Paciente
- AUTOR: Ribeiro CS, Cruz Soares Azevedo R, Franco da Silva V, Botega NJ
- TITULO ORIGINAL: Chronic Use of Diazepam in Primary Healthcare Centers: User Profile and Usage Pattern
- CITA:São Paulo Medical Journal 125(5):270-274, Sep 2007
- MICRO: El uso crónico de diazepam en atención primaria es un marcador de la necesidad de mejorar el diagnóstico de las enfermedades psiquiátricas y la información brindada a los pacientes.
Introducción
Las benzodiazepinas son fármacos ansiolíticos que se indican con frecuencia, debido a su elevado índice de seguridad. Según distintos estudios poblacionales, se ha comprobado que gran número de pacientes en distintos países del mundo utilizan estas drogas en forma prolongada. En Brasil, diversos trabajos han revelado una prevalencia de uso crónico de entre el 10.2% (San Pablo) y 21.3% (Porto Alegre), con muchas similitudes en las características de la prescripción, en especial entre las mujeres y los pacientes ancianos.
El uso crónico de las benzodiazepinas se asocia con la aparición de efectos adversos que incluyen deterioro cognitivo, tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia cuando éstas se suspenden. Estos síntomas resultan más graves en los pacientes ancianos que, además de presentar las comorbilidades asociadas con la edad, suelen recibir múltiples fármacos.
El objetivo de los investigadores fue describir cómo se administra diazepam en los centros de atención primaria y evaluar las características de los pacientes en los que se indicó esta benzodiazepina por un período prolongado.
Pacientes y métodos
El estudio se efectuó en cinco de los ocho centros de atención primaria de la salud de la región nordeste de la ciudad de Campinas, en el estado brasileño de San Pablo, un área con altas tasas de desempleo y bajo nivel económico. En las instituciones consideradas, se obtuvo información de los libros utilizados para el control mensual de psicotrópicos.
Se consideraron criterios de inclusión la edad mayor de 15 años y el uso prolongado de diazepam durante al menos 36 meses consecutivos. A partir de una base inicial de 1 458 individuos, se logró obtener un total de 41 registros completos.
Todos los pacientes respondieron un cuestionario acerca de variables socioeconómicas y el patrón de uso del medicamento y se realizaron pruebas relacionadas con la salud mental, que incluyeron la Schedule for Clinical Assessment in Neuropsychiatry (SCAN) y la Hospital Anxiety and Depression scale (HAD).
Toda la información fue analizada estadísticamente por ordenador. Los registros contenían información sobre el consumo anual y mensual de diazepam, la media del período de uso, la dosis diaria promedio y la especialidad del médico que indicó la droga.
Resultados
La mayoría de los pacientes (85%) eran mujeres de raza blanca, con una media de edad de 57.6 años. En promedio, la población estudiada había recibido diazepam por 10 años y había iniciado su uso a una edad promedio de 43 años; un amplio porcentaje realizaba una única toma nocturna de 10 mg. Por otra parte, el 90% de los casos considerados recibía otros medicamentos, entre los que se destacaron los antiarrítmicos, antihipertensivos y antidepresivos. La mejoría de los participantes perteneció a los estratos sociales C y D.
Los autores verificaron que, cuando los pacientes encuestados intentaron suspender el tratamiento por decisión propia o motivados por su médico tratante, la mayor parte presentó síntomas de abstinencia (87.8%), en especial insomnio (46%), excitación (9.7%), dolor (cefalea o molestias en miembros inferiores, 9.7%) e irritabilidad (en igual porcentaje). Por otro lado, 6 de los 41 sujetos debieron consultar en alguna ocasión al servicio de emergencias por manifestaciones clínicas atribuidas a sobredosis.
En cuanto al motivo que llevó a iniciar el tratamiento, los pacientes refirieron que se debió sobre todo a nerviosismo (41.4%) o a insomnio (36.6%). En la mayor parte de los casos, estos síntomas también motivaron el uso crónico. Al respecto, los investigadores destacan que la cuarta parte de los participantes refirió no saber por qué aún recibía la medicación. Además, los participantes mencionaron que no habían obtenido información sobre la prescripción ni sobre su problema de salud (55.5%) o que no la habían comprendido (22.5%). Los médicos que indicaron diazepam fueron clínicos (44.4%), psiquiatras (41.7%), cardiólogos (5.6%), neurólogos (5.6%) y ginecólogos (2.8%).
Cuando se aplicaron las escalas específicas, los autores observaron que la mayoría de los pacientes cumplía criterios para el diagnóstico de ansiedad (64.1%) o depresión (69.2%).
Discusión
Entre las dificultades metodológicas del trabajo, los autores mencionan la falta de precisión de la SCAN para diagnosticar la dependencia al diazepam; además, destacan que los pacientes evaluados sólo utilizaban el sistema público de salud debido al bajo nivel socioeconómico, por lo cual no puede efectuarse una extrapolación a la población general. Estiman que este mismo argumento puede explicar la falta de comprensión de las indicaciones médicas sobre el uso del fármaco, debido al bajo nivel de educación de los pacientes. A este factor se suma la perpetuación de la receta sin una nueva evaluación formal, lo que puede incrementar el riesgo de dependencia a las benzodiazepinas.
Los investigadores hacen hincapié en el gran número de pacientes con depresión identificados mediante la SCAN, a los se les había prescripto diazepam como tratamiento de ciertos síntomas (ansiedad, insomnio) sin un esquema terapéutico adecuado para el diagnóstico. Para lograr una adecuada calidad de atención de esta población señalan que se necesita una buena comunicación entre el médico y el paciente, a causa de las dificultades que estos individuos presentan para discutir sus problemas con el profesional.
En función de los resultados, los autores estiman que los pacientes que consumen benzodiazepinas en forma crónica y que acuden a los centros de atención primaria de la salud carecen de información adecuada y, por lo tanto, no se plantean si el tratamiento que reciben es el correcto. Además, cuando se proponen suspender la medicación, los síntomas compatibles con abstinencia aparecen en un 87% de los casos.
De este modo, los investigadores consideran que se necesita orientar y seguir a esta población con intervenciones económicas y eficaces, así como mejorar la formación de los estudiantes de medicina y de los profesionales de la salud para la detección precoz de los pacientes con depresión y ansiedad.
Conclusión
El uso crónico de benzodiazepinas es frecuente, en especial en las mujeres mayores de 40 años que comienzan a utilizar esta medicación debido a nerviosismo o insomnio. Los investigadores concluyen que la forma en que estas sustancias se emplean indica que los pacientes no conocen la prescripción y que realizan intentos vanos para suspenderlas. Además, destacan que, de acuerdo con la SCAN, más del 60% de los sujetos evaluados presentaba depresión, aunque la misma escala no resultó adecuada para detectar el síndrome de abstinencia a benzodiazepinas.
Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica - Psiquiatría